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Red Internacional
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Catalunya. La estrategia utópica del “sit and talk” y el pacto a tres bandas

En los últimos días las fuerzas independentistas están buscando lograr una posición común respecto de la investidura de Sánchez y una solución a la “cuestión catalana”.

Guillermo Ferrari Barcelona | @LLegui1968

Miércoles 20 de noviembre de 2019

Laura Borràs, la portavoz de Junts per Catalunya, ha propuesto este viernes a ERC (Esquerra Republicana de Catalunya) y la CUP (Candidatura d’Unitat Popular) una reunión de los diputados independentistas electos este 10N, para acordar las condiciones de cara a la votación de investidura del líder del PSOE, Pedro Sánchez. Borràs consciente de la situación delicada del acuerdo PSOE-UP planteaba, “Si necesitan los votos independentistas para superar la situación de bloqueo actual reclamamos que se desbloquee el conflicto político en Catalunya”.

ERC, apenas después del anuncio de la portavoz de JxCat, publicó una carta firmada por Rufián y Vilalta, en la cual también plantean la necesaria unidad a través de reuniones bilaterales con las otras dos corrientes. En dicha misiva también se manifestaban de esta manera: “Estamos seguros que sabremos llegar a acuerdos que nos permitan seguir avanzando con más fuerza con el objetivo compartido del ejercicio del derecho de autodeterminación y la independencia”.

Ambas formaciones buscan un consenso que "pasa por encontrar una solución política y democrática" en Cataluña aunque no aclaran qué harán respecto de la investidura y con un hipotético diálogo con Pedro Sánchez. Cabe suponer que será parte de su negociación. De todas formas, ambas formaciones se proponen, de momento, un voto negativo ante la investidura del candidato del PSOE, al igual que la CUP.

El regidor de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona, Ernest Maragall, piensa que el día de la investidura de Pedro Sánchez habrá ‘un voto conjunto, compartido y coincidente’ de todas las fuerzas independentistas en el congreso español. Sin duda alguna hay una voluntad manifiesta por parte de ERC y JxCat de dialogar con el gobierno de Pedro Sánchez.

Sin embargo, hasta la misma semana pasada, la actitud del Gobierno español presidido por Pedro Sánchez y todo el Régimen del 78, ha sido completamente agresiva contra el pueblo catalán y sus representantes. No solo es la actuación de la Fiscalía y la Abogacía del estado; lo es también las declaraciones de Sánchez con que iba a aplicar el 155, que iba a intervenir TV3 y la educación catalana, el envío de miles de Policías para reprimir a la juventud (junto a los Mossos).

Idéntica actitud por parte del poder judicial: los presos del 23S continúan en Madrid y las investigaciones sobre la resistencia catalana contra la sentencia iniciada el 14O, las haría la Audiencia Nacional por delito de terrorismo. El juicio al President Torra por poner lazos amarillos en la fachada del Palau de la Generalitat. Y, así se podría continuar indefinidamente (Pensar que Sánchez prometió recuperar en el Código Penal el delito de referéndum ilegal).

Digamos que éste no es precisamente un marco de diálogo que permita tener con el Gobierno español ¡Ah!, pero si el Govern de Torra y Aragonés ha “dialogado” con el Gobierno español para coordinar la represión común a aquellos que han salido a luchar contra la sentencia. El Conseller Buch i el Ministro Grande-Marlaska dirigieron a Mossos y Policías contra el pueblo catalán que salió el 14O a las calles contra la sentencia del Tribunal Supremo.

Es lícito preguntarse, ¿qué diálogo pretenden establecer los líderes de ERC y JxCat con Pedro Sánchez? ¿Es que acaso creen de verdad que es posible acordar algo relativo a un referéndum de autodeterminación? No es posible que alguien crea eso. En todo caso, ERC y JxCat que sí saben que pueden influir en la investidura con los votos, ven la posibilidad de conseguir alguna contrapartida. Por todo esto, la “estrategia” del “Sit and talk” en la boca de ERC y JxCat no es más que el famoso “Peix al cove” de Jordi Pujol: la vuelta al autonomismo para ver qué pueden conseguir para los presupuestos de la Generalitat. Hablan de independencia y referéndum para ver qué pueden conseguir de los Presupuestos del Estado.

Esto no es de extrañar. Esquerra y Junts per Catalunya son las mismas fuerzas que en octubre de 2017 dudaban entre convocar elecciones autonómicas o declarar la República. Como es sabido, solo hubo una “declaración simbólica”, cuestión completamente opuesta a la voluntad popular expresada en el referéndum del 1O y la huelga general del 3O. República que no fue defendida por ninguno de sus dirigentes.

En los últimos días, el líder socialista Pedro Sánchez ha “modulado” convenientemente su discurso respecto a los asuntos de Catalunya. Ya no habla de un “problema de convivencia”, sino de “crisis política”; y desde la Moncloa el Presidente declaraba que el "PSOE y Unidas Podemos somos las dos únicas organizaciones a nivel nacional que apuestan por el diálogo dentro de la Constitución…”

La CUP exige oponerse a la investidura a ERC y JxCat

Por su parte, la CUP también había planteado una reunión con las otras formaciones para consensuar una posición común con el objetivo de oponerse a la investidura de Pedro Sánchez. A diferencia de Esquerra Republicana y de JxCat, la CUP plantea que esa unidad es para enfrentar el acuerdo del “PSOE-UP” porque no habla de autodeterminación, ni de amnistía. Acuerdo que califican de “vergonzante”.

La flamante diputada cupaire, Mireia Vehí, explicaba: "No compartimos el preacuerdo entre PSOE y UP, ni la idea que ’no hay alternativa’: la izquierda no puede comprar una propuesta de mínimos obviando que la alternativa real pasa por el reconocimiento de la autodeterminación, la amnistía y de los derechos sociales". Para acabar con: "No entenderíamos que les fuerzas independentistas y soberanistas avalasen un gobierno que vulnera los derechos democráticos de los pueblos y que niega el conflicto político en Catalunya".

La reunión común de las tres fuerzas (o bilateral) tendría como punto de partida el voto negativo a la investidura de Sánchez. Al menos, es lo que las tres fuerzas han manifestado en estos días. No obstante, no es posible olvidar las múltiples declaraciones de Gabriel Rufián en la pasada y fracasada investidura de Sánchez. El dirigente republicano exigía el acuerdo entre el PSOE y Podemos para evitar el ascenso del grupo filofascista de Vox. Situación que esgrime actualmente el PSOE para que estos vuelvan “al redil”. Y, éste mismo fin de semana, quien fuera diputado a su costado, Joan Tardà pedía “fomentar la cultura del no bloqueo" y del "diálogo sin condiciones".

Este nuevo llamado de la CUP se realiza apenas una semana después de que la diputada Mireia Vehí llamara a la “unidad estratégica” a las mismas fuerzas y los Comuns. Éste llamamiento contra la investidura de Sánchez no es estratégico como el de la semana pasada y tiene un objetivo importante. Sin embargo, ¿cómo es posible hablar de una reunión común de estas fuerzas sin mencionar la represión con la que Esquerra y JxCat castigaron a la juventud y el pueblo catalanes que luchan contra la sentencia? Represión que, además, ha sido coordinada con el Estado español. No es posible descartar que ERC y JxCat acaben votando la investidura de Sánchez, incluso aunque lo hagan con “la nariz tapada”. Es que ya se han entendido en varias ocasiones con Pedro Sánchez.

Sin embargo, la CUP tiene importantes diferencias con JxCat y ERC. En la sesión parlamentaria pasada se vio claramente cómo las fuerzas de Oriol Junqueras y Carles Puigdemont votaban muy rápidamente para evitar la “desobediencia institucional”. Y, no solo ello, sino que votaron en contra de repudiar la represión de los Mossos hecha en octubre pasado (que ellos mismos organizaron) y por la dimisión del Conseller Buch. Y también votaron en contra de revertir el alza de las tasas universitarias y reducir las listas de espera en la sanidad (fueron ellos mismos quienes hicieron los brutales recortes sociales que aún mantienen).

Este mismo lunes el Diputado de la CUP, Carles Riera declaraba ante las puertas del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya que “la desobediencia civil y la desobediencia institucional son el mejor camino para poner en evidencia el Estado, para poner el Estado en jaque”. Sin embargo, la “desobediencia institucional” brilla por su ausencia puesto que los partidos del ‘processisme’ tratan de “no desobedecer” sobre todo cuando puede haber alguna causa penal. Se vio en la rápida votación del Parlament ya citada y también en la coordinación Mossos-Policías para reprimir al pueblo catalán que repudiaba la sentencia.

Está claro que ni Esquerra, ni JxCat quieren la desobediencia institucional. Mucho menos la desobediencia civil, puesto que la han reprimido con los Mossos y la ayuda de la Policía nacional. Además, ERC y JxCat defienden los recortes sociales y los intereses de los grandes empresarios como suelen hacer. Es imposible un acuerdo por la amnistía, la autodeterminación y los derechos sociales. El “processisme” está mutando en “pujolisme” de toda la vida. Incluso aunque sea reprimido por el Estado español. La estrategia del “Sit and talk” es impotente porque es un intento de presionar al Estado español para negociar.

La actual situación deja a la CUP en una situación de responsabilidad para construir esta alternativa política desde la juventud, la clase trabajadora y los sectores populares, que permita desarrollar la autoorganización obrera y popular. Y buscar también confluir con la izquierda del Estado español que ya no se cree la cantinela del PSOE como “mal menor”, para forjar así una izquierda anticapitalista y de la clase trabajadora, que se prepare para enfrentar el próximo gobierno, conquistar la amnistía, el derecho a decidir y poder abrir procesos constituyentes donde decidirlo realmente todo.