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Red Internacional
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Magisterio. La evaluación docente desde la mirada de una maestra

En medio de un clima de autoritarismo, confusión y desconfianza, los docentes reciben la noticia de la primera evaluación que enfrentarán producto de la contrareforma educativa.

Viernes 15 de mayo de 2015

El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) anunció hace un par de semanas el calendario de fechas para la evaluación. A los primeros docentes a quienes les aplicarán el examen será a los de nuevo ingreso, es decir, a aquellos docentes que de acuerdo con la Ley del Servicio Profesional Docente ya presentaron un examen en julio del 2014 y resultaron idóneos para ocupar una plaza. Al término del primer año de trabajo, de acuerdo con esta ley, los docentes de nuevo ingreso deberán examinarse nuevamente.

Además de esta doble evaluación, a lo largo del ciclo escolar, los docentes de nuevo ingreso estuvieron “acompañados” por un tutor con el cual debían trabajar forzosamente tres horas a la semana fuera de su horario laboral. Esto lejos de ser un apoyo ha resultado ser una carga burocrática más, tanto para los tutores como para los maestros de nuevo ingreso. En principio, porque a los primeros no los liberaron de sus responsabilidades como docentes, es decir, no les quitaron sus grupos, sino los forzaron a atender a los tutorados en contraturno o fuera del horario de trabajo.

Al mismo tiempo, los tutores están obligados a hacer un diplomado que los “capacita” para dar las tutorías, lo cual excede, en tiempo y carga de trabajo, la capacidad de cualquier maestro. Aunado a esto, la falta de información certera respecto del programa, la improvisación y desorganización del mismo, además de que en realidad es un medio de control más que busca alinear a los maestros de nuevo ingreso con la amenaza constante de perder el empleo, hacen que el programa sea todo un fracaso.

Por otro lado, el clima de incertidumbre que viven todos los días, los docentes en general y en particular los de nuevo ingreso, es abrumador. Con la espada de Damocles pendiendo de su cabeza, los docentes intentan enfrentar, en gran parte de manera individual y desorganizada, las funestas consecuencias de la reforma. Lo hacen a través de tomar toda clase de cursos proporcionados por la propia SEP, que en su mayoría, poco o nada tienen que ver con las problemáticas que se viven en las escuelas. Otra forma es estudiando maestrías de dudosa utilidad que instituciones privadas, apoyadas por el sindicato, ofrecen a los docentes con altos costos.

En algunos casos, como en las secundarias técnicas, las autoridades educativas pretenden que los maestros tomen un curso intensivo de preparación para el examen, fuera de su horario laboral, en contraturno y con los materiales pagados por los mismos docentes.

Mucho se ha dicho ya del examen desde la mirada de los expertos, sin embargo, poco se ha escuchado de la voz de quienes hemos tenido que enfrentarlo. Desde mi experiencia, puedo decir que es tramposo y angustiante. Imaginen lo que significa presentar un examen (en el que sabes que te juegas tu sueños y tu futuro profesional) rodedado de policías y militares paseándose por los pasillos con las armas en las manos, como si aspirar a ser maestro fuera el peor delito. Luego, abrir el cuadernillo y darte cuenta que el fondo del papel es rojo con letras negras y que las preguntas son en su mayoría, no de conocimientos generales ni de la asignatura o del programa, sino una serie de casos hipotéticos donde se supone, debemos responder lo que haríamos si tuviéramos una circunstancia similar.

Recuerdo que al hacer el examen me pregunté si acaso rellenar correctamente el ovalo correspondiente a “¿Qué estrategia utilizarías para controlar el grupo?” realmente quería decir que sería capaz de hacerlo frente a un grupo real o si hay una receta estricta que permita manejar cualquier situación con cualquier grupo, como si los alumnos no fueran seres humanos, sino productos a los cuales se les pude poner palomita de control de calidad.

Después de un angustiante tiempo de espera recibí los resultados, pero pronto me di cuenta que la asignación de plazas es tan arbitraria como el examen mismo, pues la cantidad de horas otorgadas a cada nuevo maestro no depende de su desempeño, sino de las “necesidades administrativas de las escuelas”. Honestamente, te sientes engañado y furioso de ver pender tu futuro de un hilo y que a las autoridades educativas lo que menos les interese sea la educación. La evaluación aplicada por el INEE es excluyente, discriminatoria y arbitraria.

Por ello concuerdo con que la evaluación, lejos de ser un instrumento de mejora, continúa siendo un instrumento de “control político y laboral”, tal como denunciaron expertos en educación a propósito del documento Los docentes en México. Informe 2015, elaborado y publicado por el INEE.

La siguiente ronda de evaluación, esta vez por la permanencia, será aplicada a los docentes en servicio de septiembre a noviembre de este año y de febrero a mayo del 2016 y seguramente será tan arbitraria o más que la del ingreso.

Lo que podemos hacer todos los docentes del país es luchar contra la imposición de esta reforma que denigra nuestra profesión y pisotea nuestros derechos.

Organizarnos y unirnos con los cientos de trabajadores que están enfrentando el conjunto de las reformas estructurales. Vincularnos también con docentes que en otros países como Argentina, España y Colombia, luchan para enfrentar reformas similares.