Miércoles 28 de septiembre de 2016
A mis 20 años de edad tuve la suerte de presenciar un momento sumamente gratificante y de aprendizaje a nivel personal. Hago referencia a una experiencia en la cual pude compartir, debatir y llevar a la realidad tantos párrafos y teorías leídas en reiteradas cátedras dictadas en la Universidad, que la mayoría de las veces quedan en el aire sin lograr personificarse.
Hoy fui parte de un proceso de lucha sumamente importante, que es la toma de la fábrica de ácido tartárico y destilado de alcoholes, Tarcol, ubicada en Mendoza-Maipú.
Se decidió llevar a cabo el accionar hace aproximadamente un mes atrás en manos de 70 trabajadores, que por más de cuatro meses, no recibieron el pago de su salario y nunca obtuvieron respuesta alguna.
Para que luchas como estas tengan frutos y sigan contagiándose a lo largo de la provincia y del país, es muy importante romper con la brecha muchas veces generadas por las universidades, en la cual se aleja mediante medidas no del todo explícitas al estudiante del trabajador. El espacio áulico no es el único momento de aprendizaje, dejemos los libros por un momento de lado y animémonos a recibir un "cachetazo" de realidad.
