Tras una serie de anuncios que ha realizado el Gobierno sobre “abrirse” a cambios más profundos en lo que respecta a la Constitución, el día de hoy la vocera del oficialismo, Karla Rubilar, esclareció uno de los pilares de la propuesta de Piñera: No a la asamblea constituyente, sino que una reforma con los mismos de siempre dentro del parlamento.
Lunes 11 de noviembre de 2019
Como un “Congreso Constituyente”. Así ha sido catalogada como la opción que está presentando el oficialismo al sector de Chile Vamos para responder a la profunda movilización y descontento social que ha repletado las calles contra estos más de 30 años de neoliberalismo que ha tenido a las grandes mayorías de manos atadas frente a los ricos y poderosos.
Lo que se debe poner en claro es que justamente la medida del piñerismo sobre un “congreso consitituyente” -argumentando en palabras de Gonzalo Blumel que “el Congreso es la casa de todos”- consiste en que el Congreso discutirá a cuatro paredes y a puertas cerradas una nueva constitución y que después, una vez finalizada, se le consultará a la población, a través de un plebiscitado ratificador, si está de acuerdo o no. Es decir, un sí o un no. Eso es a lo que quieren reducir a los millones de manifestantes que día a día han llenado las calles contra este régimen. Una trampa del Gobierno para limpiar su imagen a todas luces.
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Cabe destacar que según el Gobierno la “nueva constitución” se elaboraría en 12 meses.
Piñera busca con esta farsa del “Congreso Constituyente” sacar a la gente de la calle. Ya hemos visto cómo cínicamente ha afirmado que él ha estado en las movilizaciones, reconociendo las demandas del pueblo. Sin embargo, esto es sólo para salvarse a sí mismo y a los empresarios, los ricos y poderosos a los que representa, de la gran movilización social que cada día más exige “qué se vayan todos”.
En este sentido, cobra mayor relevancia el llamado a huelga general para el día de mañana, en donde todos los puertos del país se encontrarán paralizados. Sin embargo, para hacer volar por los cielos a Piñera y a todo su régimen, en necesario fortalecer la unidad y pasar no a una huelga de un día, sino que este 12 de noviembre debe ser el punta pié inicial de una huelga general hasta que derribemos a Piñera. Sólo a través de esta fuerza podremos abrir el paso a una asamblea constituyente libre y soberana que ponga las necesidades del pueblo pobre y trabajador como prioridad.
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