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Red Internacional
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OPINIÓN. La falta de docentes y las políticas del macrismo

La ministra María Soledad Acuña se refirió a la formación docente. Dos estudiantes del Profesorado de educación primaria responden a varias de sus opiniones.

Martes 2 de agosto de 2016 19:48

La semana pasada, la ministra de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, Soledad Acuña hizo declaraciones acerca de la falta de docentes en las escuelas. En una nota con el diario La Nación, la funcionaria aseguró que "en nuestros institutos de formación, que son de excelencia, queremos apurar la formación para que los jóvenes se puedan recibir más rápido y así ejercer la profesión y volcarlos a nuestros programas".

Llama la atención su preocupación dado que el Gobierno de Mauricio Macri, en la Ciudad de Buenos Aires, fue uno de los primeros en alinearse con el cambio de Plan de Estudios, fijado por la Ley de Educación Nacional, que extendía la carrera de 3 a 4 años, sin ningún impacto genuino en cuanto a la jerarquización de la profesión docente. En la nota no menciona ni mucho menos desarrolla ningún criterio sobre cómo apuraría esa formación.

No queremos dejar de destacar que toda vez que hubo reformas en los planes de estudio, las opiniones y los aportes de la comunidad educativa, estudiantes y docentes, fueron siempre pasadas por alto. Por ejemplo, las parodias de consultas realizadas a estudiantes y docentes allá por 2008 y 2009, cuando la decisión del cambio de plan y sus lineamientos ya estaba tomada.

También resultan cuanto menos curiosas sus palabras cuando dice “hay momentos pico durante el año, aquellos en los cuales los docentes hacen cursos para pasar a grados superiores, en los que hay 250 grados en las escuelas sin cubrir, donde los chicos están en el aula sin un maestro enfrente”. Mientras las escuelas privadas subvencionadas con cientos de millones de pesos, contratan precariamente a compañeros y compañeras, por ejemplo bajo la figura de auxiliar docente, pero poniéndolos al frente de grados, el Gobierno de la Ciudad con más recursos del país, ofrece a los/as futuros/as docentes como ayuda económica un sistema de becas que excluye a la gran mayoría de los y las estudiantes o un plan de precarización laboral, el “Aprender trabajando”, que remunera con ¡1500 pesos! el trabajo de 4 horas dentro del aula.

¿Qué sucedería si esos fondos fueran destinados a que los y las estudiantes de los profesorados de Primaria e Inicial, puedan ingresar, por ejemplo como auxiliares de docentes, en las aulas de la escuela pública? ¿No mejorarían la calidad educativa, al tiempo que se alivianarían las condiciones de trabajo de los docentes, y encima las y los estudiantes podrían sortear de mejor manera las dificultades económicas que acarrean nuestras carreras?

Al parecer la Ministra desconoce que las prácticas y las residencias, que mayormente se realizan a contraturno, son un obstáculo para un estudiantado compuesto en su mayoría por trabajadoras, muchas de ellas madres, y trabajadores que en muchos casos encuentran dificultades para continuar sus estudios al tener que optar entre estos o sus trabajos. Muchas veces pedimos licencias en nuestros trabajos o incluso ahorramos durante años para así renunciar y poder cumplir con las residencias, gastamos casi 100 pesos diarios en fotocopias que salen de nuestros bolsillos, todo esto sin ningún tipo de ayuda estatal.

Las becas destinadas a estudiantes que superen el 7 de promedio en el secundario y lo hayan finalizado el año anterior, son un canto a la meritocracia, no apuntan justamente a favorecer a los sectores del estudiantado que más lo necesitan. Entre quienes nos formamos como futuros/as docentes es una demanda histórica la ampliación de becas sin ningún tipo de restricción y la inclusión de residencias pagas.

No sorprende el cinismo de la ministra cuando habla de la desvalorización del trabajo docente: ha sido una práctica constante por parte de las administraciones macristas y kirchneristas. Macri acusó a los docentes de ser “vagos”. Cristina Fernández, dijo que “trabajan 4 horas y tienen 3 meses se vacaciones”. Son las 2 caras de una misma moneda: la que apunta a ajustar a la educación pública según los intereses de los organismos financieros internacionales, que quieren meterse a través de fundaciones u ONG´s a controlar a las y los docentes responsabilizándolos de todos los males de la escuela pública y de todas las dificultades educativas que las pibas y los pibes llevan y traen de la escuela.

Hablar de sueldos de 20000 pesos apunta a uno de los logros que el kirchnerismo y el macrismo consolidaron con el inestimable apoyo de las burocracias sindicales docentes: la naturalización de la doble o triple jornada. Que un docente deba trabajar 2 o 3 jornadas por día, además del trabajo realizado en la casa que no es remunerado (planificaciones, correcciones, selección de material didáctico, informes, etc), está lejos de ser un incentivo para elegir la carrera. Ni hablemos de las dificultades que estas extensas jornadas de trabajo representan en el aspecto de la capacitación y la continua formación que requiere la profesión docente. Se le olvidan algunos detalles a la Ministra, al parecer.

¿Cuál es la motivación que inspiraría a las y los jóvenes a elegir la docencia y la escuela pública? ¿Trabajar En aulas superpobladas, con pibes y pibas hacinadas, en escuelas que se caen a pedazos? ¿Aspirar a ser suplente durante años, tomando cargos de muy poca duración que se cobran meses después de trabajados? ¿Correr de una escuela a la otra, almorzando en los colectivos?

Cada uno de los aspectos nombrados aquí merece un abordaje mucho más complejo. Es un debate que proponemos abrir al conjunto de las y los futuros docentes, las páginas de la Izquierda Diario abren sus puertas a los estudiantes terciarios para contar la realidad desde las aulas, sus testimonios y opiniones.