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Red Internacional
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Universidad. La gestión de la UNGS respecto a la deserción: "todavía no tenemos los datos"

Esta fue la respuesta que dieron las autoridades de la Universidad Nacional de General Sarmiento, en la sesión del Consejo Superior, cuando el Consejero del Frente de Estudiantes de Izquierda preguntó por la problemática principal de los estudiantes.

Martes 25 de agosto de 2020

El día sábado sesionó el Consejo Superior de la Universidad. Como es habitual, previo a votar el orden del día, el presidente del consejo (el vicerrector Pablo Bonaldi), expone un informe de gestión. Sin embargo, en dicho informe no hizo mención a la problemática principal que padecen los estudiantes: la deserción.

En este semestre miles de estudiantes se vieron obligados a dejar las cursadas, por cuestiones económicas y estructurales. Según algunas encuestas y consultas realizadas por estudiantes arrojan que la deserción estudiantil ronda el 50%, promediable con el conjunto de los estudiantes universitarios del Conurbano. Muchos estudiantes perdieron su empleo, o le redujeron su sueldo; otros no tienen los medios tecnológicos para sostener las cursadas virtuales. Ahora bien, ¿cómo puede la gestión de la Universidad impulsar un plan serio para que los estudiantes sigan con sus estudios sin los datos de la deserción?

La deserción muy alta, el presupuesto universitario muy bajo

En la sesión varios consejeros de distintas agrupaciones políticas, consultaron por el presupuesto universitario. Ante esto, no hubo una respuesta clara. Cabe destacar que éste presupuesto es el mismo calculado y votado bajo el gobierno de Macri. A su vez, aún no ha sido girado en su totalidad por el gobierno nacional a la UNGS.

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Mientras la primer generación de trabajadores está siendo expulsada de las universidades, los recursos que podrían palear estás problemáticas están yendo a los mas ricos del país y del mundo. Así es, los "miserables" grandes empresarios como Clarín, Techint, la Sociedad Rural, entre otros, recibieron ATP de parte del Estado. Pero si eso fuera poco, el pago de la deuda fraudulenta (incluso la de Macri y todavía falta el FMI) anula toda posibilidad de pensar una universidad pública de calidad. Más que nunca resulta indispensable un impuesto a las grandes fortunas para sostener una universidad pública, gratuita y para los trabajadores.

Organizarnos para defender nuestro derecho a estudiar

Ante la deserción que deja a miles afuera y el desfinanciamiento que está sufriendo la educación pública y que afecta tanto a docentes como estudiantes, nada está haciendo El Puente, la conducción del Centro de Estudiantes.

A su vez, el FUNyP festeja unas becas de materiales que otorgó la gestión universitaria que alcanzan a poco más de 800 estudiantes y con montos insuficientes. En una universidad con una matrícula de más de 15 mil estudiantes y una deserción que ronda el 50%, ¿en serio se le puede festejar a la gestión que otorgan 800 becas?

Resulta imprescindible en estos momentos de crisis social y económica, que el problema de la deserción y el presupuesto como todos los problemas que atraviesan a la mayoría, sean discutidos de forma democrática y abiertamente entre toda la comunidad universitaria. Es necesario organizar al movimiento estudiantil para que los trabajadores y sus hijos no queden afuera.

Un programa para que que la crisis no la paguen los estudiantes y los trabajadores

Nicolás Del Caño, diputado del Frente de Izquierda Unidad, presentó en el Congreso a inicios de la cuarentena, un proyecto de Ley de Impuesto a las Grandes Fortunas. El mismo fue cajoneado en el Congreso por el peronismo y Juntos por el Cambio. Si este impuesto a los ricos se aplicara hoy, con tan solo el 2,2% de lo recaudado se podrían entregar 300.000 notebooks de $ 100.000 cada una. De esta manera se podría hacer frente a la deserción universitaria desatada por la pandemia.

A su vez, con solo el 5% de lo que el gobierno lleva pagado de deuda externa en lo que val del año, se hubiera podido asignar 100.000 becas de $ 30.000 cada una para todos los estudiantes que la necesiten.

Sin dudas, plata hay. La educación tiene que ser prioridad. Los estudiantes tenemos que organizarnos por nuestras demandas. Tenemos que salir a pelear para que los centros de estudiantes se pongan a la cabeza de estas peleas y para que ningún estudiante más se quede afuera de la universidad.