Después de once días de huelga, el sindicato ver.di y la gerencia del hospital universitario más grande de Europa llegaron a un “documento acuerdo”. ¿Cuáles son sus resultados y que balance podemos sacar de esta importante huelga?
Viernes 17 de julio de 2015
Ninguna otra de las huelgas en los últimos meses recibió tanto apoyo de la población como la huelga de los empleados de la Charité en Berlín. La absoluta mayoría de los berlineses y de los pacientes estuvo junto a los huelguistas y sus demandas.
El objetivo de la lucha era que el hospital contrate más personal para hacer más liviano el trabajo para los trabajadores que sufren la sobrecarga, suscitada por la política de recortes del senado de Berlín (con el apoyo del Partido Die Linke que gobernó la década pasada junto con la socialdemocracia SPD).
Por eso la huelga era claramente favorable para los pacientes. Las dos resoluciones judiciales, primero del tribunal laboral y después del tribunal laboral federal (la instancia superior), que negaron las demandas de la gerencia de declarar la huelga como una acción “desequilibrada” mostró también lo legítimo y necesario de la lucha.
Al igual que en la huelga del Sindicato de los Maquinistas Alemanes (GDL) y de las y los maestros y trabajadores sociales, la lucha afectó directamente a la población, ya que los empleados de la Charité cuidan a personas enfermas y la mayoría lo hace por convicción, lo que dificulta enormemente la decisión de ir a la huelga.
Pero los huelguistas dejaron claro que esta huelga no era en desmedro de los pacientes sino que era un paro por una mejor asistencia médica en el futuro. La lucha se dirigió contra la gerencia privilegiada y era para favorecer a toda la sociedad, tanto a los trabajadores con sobrecarga laboral como a las personas enfermas. El lema de la huelga era: más de nosotros es mejor para todos.
Un espejo de la sociedad
Las huelgas de los docentes, maestros de guarderías y después de los enfermeros son una muestra del avance de la precarización, tal como la huelga de los maquinistas o de los carteros. Sus demandas tuvieron una serie de demandas comunes en lo fundamental, igual salario por igual trabajo, aumento salarial, reconocimiento social y más empleados.
La huelga de la Charité tuvo un carácter histórico ya que luchó por trabajadores potenciales, que actualmente están llevando adelante sus estudios.
Además, fue una huelga política que advirtió que -según fuentes del sindicato- en toda Alemania faltan 162.000 (!) empleados en los hospitales.
Durante la huelga se hicieron actividades comunes como los talleres políticos llamados “universidad de huelga” organizados por la Plataforma por más empleados en los hospitales, donde se discutió con decenas de huelguistas temas como la necesidad de una huelga general. Un logro de la huelga es que los trabajadores no solo hicieron experiencias de lucha sindical, sino que se politizaron mucho también.
La huelga también fue especial porque se discutió en asambleas de huelga diariamente sobre el camino de la huelga. Aunque no tenían el poder de decisión en sus manos, las asambleas de huelga y las experiencias de la huelga de la Charité son pasos muy progresivos hacia una perspectiva de nuevas luchas donde los trabajadores mismos sean los que deciden el rumbo de la huelga, lo que asegura las mayores posibilidades de la victoria.
La dinámica de la huelga fue impresionante: 20 de 26 salas tuvieron que cerrar; cada día de huelga costó a la gerencia del hospital universitario más grande de Europa entre 500.000 y 1 millón de euros.
Desde el partido Die Linke hasta el senador de salud Mario Czaja (CDU) tuvieron que aceptar la huelga. Pero después de que se acordó un “documento de ejes de negociación” entre el sindicato y la gerencia, que sirva como base para un contrato colectivo, se terminó la huelga.
¡Se trata del futuro!
Una cosa está clara. Nada puede seguir como hasta ahora. Por eso es importante que se fijaran cuotas de trabajo. En la unidad de cuidados intensivos tiene que haber dos enfermeros por cada paciente en cada turno, en la unidad de vigilancia la cuota es 1:3, en la unidad de tratamiento clínico y en la clínica pediátrica entre el turno mañana y tarde un promedio de 1:6,5.
Es importante también que se fijara que los gerentes no pueden emplear a unos y despedir a otros. Además, se comprometieron a que los compañeros con contratos temporales pasen a planta permanente. Las demandas concretas están puestas sobre la mesa, ahora hay que esperar que se cumplan todas consecuentemente.
No son las ganancias sino las necesidades de los pacientes las que tienen que estar en el centro de la atención. Esto, junto con la asistencia médica gratuita para todos tendría que ser algo normal, por lo que seguirá la lucha. Y en el caso de que no se cumplan las demandas, vendrá otra huelga.
Los trabajadores tienen que estar atentos a posibles traiciones, como ocurrió en las huelgas anteriores por parte de la gerencia de la Charité junto con ver.di.
Esta huelga es un adelanto de las luchas futuras en el sistema de salud en Alemania.
Traducido por: Peter Robe