La película es la última cinta dirigida por Mike Nichols antes de su reciente muerte el año pasado, y en ella hace una sátira de la intervención militar en medio oriente por parte de EE.UU en los años ochenta, entremezclándose con las excentricidades de la política, la socialité y los servicios secretos de inteligencia.
E.E. Vergara Valparaíso, Chile
Domingo 22 de noviembre de 2015
La cinta protagonizada por Tom Hanks, relata la historia de Charles Wilson, congresista demócrata por el estado de Texas, quien jugó un rol clave en la llamada “Operación Ciclón”, operativo desplegado por el gobierno de los EE.UU en conjunto con la CIA, el cual consistió en armar a un amplio número de muyahidines en Afganistán, para derrocar al ´régimen soviético que se había comenzado a insertar en el Medio Oriente.
Ofensiva armamentista en tiempos de guerra fría
Todo comienza cuando Charles Wilson -en una de sus tantas desenfrenadas fiestas- mira un televisor en el que aparece un reportaje a un grupo de muyahidines, quienes hacen un llamado a Norteamérica a hacerse responsable del destino de Afganistán, donde el ejército soviético ha controlado el sector, y ha buscado expandirse paulatinamente por el golfo pérsico.
Es así como Charlie intenta darle un giro a su vida, comenzando a analizar de qué manera puede ser un aporte sustancial a la cuestión armamentista en medio oriente, marcado por un claro clima anticomunista imperante en EE.UU.
Entre escándalos, trabajos de inteligencia y acuerdos internacionales
Sin embargo la vida de excesos comenzará a pasarle la cuenta a Charlie, cuando las autoridades comiencen a investigarlo por distintos escándalos, todo esto dentro de un contexto en el que comienza a trabajar conjuntamente Joanne Herring (Julia Roberts), activista millonaria de ultraderecha y Gust Avakratos (P.S. Hoffman) agente de la CIA al mando de asuntos Afganos. Al mismo tiempo Wilson comenzará a formar lazos con distintos representantes internacionales, para llevar a cabo sus propósitos, pasando de tener la Defensa norteamericana un presupuesto de 5 millones de dólares, a elevarlo a cifras estratosféricas.
Una sátira gringa de las colaboraciones armamentistas de EE.UU
La película de Nichols, se instaura como una sátira de la política norteamericana, en que personajes tan cuestionados, trastocados y denigrantes, pueden ser capaces de tomar iniciativas cruciales en el destino de un país. Es una mofa al excentricismo y sordidez, que se esconden tras las manos, pies y cerebros de quienes orquestan las grandes invasiones que han sacudido al mundo entero.
Es una clara descripción de cómo se dio comienzo a una política sistemática por parte de EE.UU en armar a sectores descontentos del medio oriente en contra de sus potencias enemigas, lo cual significó en lo concreto el retroceso de la Unión Soviética hasta su disolución años más tarde, y que al mismo tiempo traería consigo eventos trascendentales para la izquierda a escala mundial, como la caída del muro de Berlín, y la consolidación de los procesos de restauración burguesa.
Y si bien no es una crítica al intervencionismo norteamericano en sí, sino más bien al oportunismo de la guerra, su irresponsabilidad y displicencia con los pueblos del medio oriente, si termina representando la política guerrerista norteamericana, donde la intervención en zonas como Irak y Afganistán -lugares donde se han librado importantes guerras civiles- facilitó la instauración de dictaduras sangrientas, que luego se convertirían en declaradas guerras contra el imperialismo norteamericano.
Mirar históricamente el intervencionismo militar
Es así como podemos ver que hoy, aquella política declarada “supuestamente” contra el terrorismo, no significa más que una línea hipócrita llevada por el imperialismo a nivel mundial, el cual busca controlar –por medio de distintas potencias- las zonas de mayor conflictividad en el medio oriente como es el caso de Siria.
Vemos como estos países a los que dice ayudar militarmente en contra de los gobiernos autoritarios, son los mismos países a los que luego de invadir, también saquean y destruyen. Al Qaeda o el mismo ISIS, son expresión de esta política, que si bien no crea esta clase de organizaciones, si genera su emergencia, como una respuesta reaccionaria, a la realidad de las miles de familias musulmanas que sucumben a la guerra en el Medio Oriente, o a la políticas islamófobas de las potencias imperialistas que castigan y persiguen a miles de musulmanes cada día.