El conflicto en el este europeo entre Rusia y Ucrania complica el panorama económico a nivel global, llegando a una impactar sobre una economía que vive altos niveles inflacionarios, suba de la tasa de interés y marcadas tendencias a la estanflación.
Viernes 25 de febrero de 2022
La economía internacional no ha logrado un nuevo ciclo de crecimiento sostenido desde la crisis del año 2008. Apenas algunos periodos de crecimiento parcial en algunos países, pero donde la tendencia al estancamiento es la constante, bajando los niveles de crecimiento de China que funcionó en un primer momento como una contra tendencia.
La economía global fue duramente golpeada con la llegada de la crisis de la COVID-19, el año 2020 se desplomó en un promedio de entre 8 y 9 por ciento a nivel mundial. Apenas el 2021 comenzaba a recuperarse un poco, pero con el problema de una inflación galopante, un sobre endeudamiento de múltiples estados, problemas en los suministros de semiconductores y presiones al alza de las tasas de interés para intentar contener la inflación.
La inflación, contrario a lo que afirman de forma vulgar los economistas liberales, no crece únicamente por el aumento del dinero circulante que imprime el banco central en un país, sino que se genera por múltiples factores, entre ellos la especulación y el acaparamiento capitalista, así como el precio de materias primas y combustibles.
La guerra que se ha desencadenado en Ucrania, a partir de la invasión de Rusia y fogoneada por la OTAN que intenta cercar al gobierno de Putin, tiene la consecuencia directa del aumento en el precio de los combustibles como el petróleo y el gas. El aumento de los energéticos, es un factor que necesariamente va a repercutir en los precios del conjunto de las mercancías, en economías que rebasan niveles históricos de inflación como Argentina, pero también en países como Estados Unidos donde se viene de tasas inflacionarias que se acercan a los dos dígitos.
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Por su parte, los aumentos en las tasas de interés de la Reserva Federal que ya se tenían contemplados, pueden ser acelerados o aumentados intentando contener la inflación, esto, en una economía que, a decir del Fondo Monetario Internacional (FMI), nunca había estado tan endeudada a nivel mundial, puede desencadenar una crisis de deuda en diferentes países.
Por otro lado, las sanciones de la Unión Europea a Rusia, tienden a complicar aún más la recuperación en el viejo continente, lo cual puede arrastrar a otras economías dependientes a la recesión.
En el actual estadio del sistema capitalista internacional las tendencias a la guerra y la confrontación entre potencias militares es y será la constante. Los problemas económicos y las crisis las pagan los trabajadores y los pueblos en el mundo, es necesario cuestionar el actual modo de producción cuya esencia de competencia empuja a la guerra y a la destrucción.
Los trabajadores de Ucrania, Rusia o Estados Unidos no son enemigos, el enemigo son sus respectivas burguesías nacionales, como reza la vieja frase que se ha hecho viral en estos días: ni paz entre clases ni guerra entre pueblos.