La organización deportiva retornó a ‘la política’ tras participar de la Cumbre virtual de jefes de Estado del Mercosur. También ocupó su silla Alejandro Domínguez, otro presidente, pero del fútbol sudamericano. ¿Poder vigente o simbólico de la entidad cruzada por denuncias de corrupción? Perfiles y orígenes de su “mesa chica diezmada”.
Ezequiel Coria @desdeelpotrero
Martes 21 de julio de 2020 00:00
Alejandro Domínguez, presidente de Conmebol.
Cómodo, de local, Alejandro Domínguez justificó su participación en el zoom del 2 de julio con mandatarios del Mercosur, al exhibir el protocolo para la vuelta del fútbol: “Aprovecho la oportunidad para hacer un reconocimiento a los esfuerzos de los diferentes gobiernos para contener la propagación de la enfermedad y atenuar los efectos de la pandemia”. Asimismo, el economista formado en los 90’ en la Universidad de Kansas, destinó un párrafo para la tribuna futbolera: “Esta pandemia dejó claro que un mundo sin deporte, sin fútbol, es un mundo triste, gris. Nuestros pueblos hicieron esfuerzos sometiéndose a estrictas cuarentenas. El fútbol puede ser un bálsamo necesario para todo lo que necesitarán nuestros países para recuperarse de este duro golpe”.
La foto del encuentro virtual evidenció que, ni esta globalizada e inédita pandemia (que socava vidas y clases sociales, sacude sistemas político-económicos de todos los wines ideológicos, provoca verticales cifras de desempleo mundial), contiene la elasticidad de la Conmebol para retroalimentarse en cada mesa de poder, aun con el lastre de las sucesivas denuncias por el FIFA Gate y las otras ostentadas por los dirigentes que integran su Consejo Directivo, constituido por su presidente, tres vicepresidencias (“mesa chica”) y 7 directores que representan a sus respectivas confederaciones.
Ahora bien ¿Qué singular atracción y contención anidan en el fútbol para que en este escenario desembarquen políticos, empresarios de múltiples rubros, dueños de medios, banqueros, abogados, un ingeniero floricultor y un incipiente ferretero? ¿Cuáles son los perfiles de quiénes ocupan estas sillas de poder? ¿Cómo juega y se percibe ese poder, en el marco de un encuentro de mandatarios integrantes del Mercosur, para que se inscriba como ‘invitado especial’ al presidente de esta organización? ¿Dónde reside la hegemonía del organismo?
Como un mapa vertical, la estructura de la Conmebol exhibe en su copa jerárquica a Alejandro Domínguez. El nacido en Asunción, quien se referencia a nivel local con el club Olimpia, asumió en enero de 2016 la conducción del luego del recordado escándalo en la FIFA desatado un año antes. Realizó sus estudios secundarios en el Colegio San Andrés, uno de los más caros de Paraguay. Se graduó como Economista de la Universidad de Kansas, en Estados Unidos. En su hoja de ruta profesional, el gerente y administrador de medios fue polifuncional: director de la productora de tapas corona Atlántida (1996-1998), gerente general del diario La Nación de Paraguay (1998-2014), presidente del Grupo Nación de Comunicaciones (1999-2014), fundó el diario Crónica y la radio 970 AM, integró el Directorio de la Sociedad Interamericana de Prensa (2004-2006), y se erigió como vicepresidente del país en la Comisión de la Libertad de Expresión. En el último tiempo, sus acciones lo encuentran en los directorios de las empresas Tabacalera Boquerón SA; Compañía de Tabacos Montecarlo SA; Hotel Crowne Plaza Asunción; Inmobiliaria Karmar e Inmobiliaria Buenaventura.
Las ramas inferiores se bifurcan en tres vicepresidencias, una de ellas acéfala literalmente y otra virtualmente, según consigna el sitio oficial de la confederación sudamericana. Por el lado de Venezuela, ‘la firma’ institucional yacía hasta el año pasado en la vicepresidencia 1º de Laureano González Sampedro, elegido en 2017 en su federación tras un interinato de dos años, luego de la detención de Rafael Esquivel (FIFA Gate).
Los medios locales vinculan al dirigente cercano al chavismo y por extensión al gobierno de Maduro. No obstante, quién pintó el lienzo completo del cruce político en el deporte “vino tinto” fue Rafael Dudamel, luego de la victoria frente a Argentina en un amistoso en Madrid de 2019. El otrora entrenador, renunció y desistió en un doble movimiento. El disparador: un video filtrado previo al partido protagonizado por el embajador venezolano en España, Antonio Ecarri, donde trasladaba al plantel un mensaje a nombre de Juan Guaidó. “Hoy han utilizado la selección para hacer política. Representamos a todo el país. Ya lo conversaremos con el presidente, Laureano González. El fútbol está muy politizado”, cerró el exdirector técnico.
El Consejo Directivo de la FVF entrega una placa de reconocimiento a Laureano González presidente del organismo, quien presentó su renuncia al cargo, hoy en el CNAR de Margarita, efectiva a partir del 3 de abril # ASAMBLEAFVF pic.twitter.com/kbTciJrPe5
— FVF (@FVF_Oficial) March 11, 2020
Sin embargo, los coletazos no se sosegaron en la federación. González Sampedro dimitió oficialmente a partir del 3 de abril del corriente expresando “problemas de salud”. Su reemplazo interino en la FVF recayó en el Ingeniero Civil, Jesús Miguel Berardinelli Lezama, hasta marzo de 2021. Pero los grises asomaron en la Conmebol, ya que el mandatario saliente continúa en modo testimonial en el poroteo del esquema de poder, y el flamante conductor no tiene voto ni el aprobado en el famoso “examen de idoneidad”.
Para sumarle incerteza a este tablero, en mayo se reflotó un viejo conflicto judicial de Berardinelli: una condena de 2007 a 2 años y 4 meses de prisión por “uso y aprovechamiento de actos falsos”, ratificada en una resolución firmada por Hanthony Rafael Coello Bello, Viceministro de Política Interior y Seguridad Ciudadana.
Según el periódico El Estímulo, estuvo bajo el ojo del Consejo Contralor de la FVN por la compra de unos terrenos para un centro de alto rendimiento por medio de cuatro cheques que fueron anulados, retornaron a las arcas federativas y luego nuevamente transferidos en dólares (a los vendedores) en bancos internacionales. Asimismo, en espejo con otros dirigentes sudamericanos, fue objetado por pagar presuntamente con fondos institucionales pasajes aéreos a su familia para presenciar el primer partido de Eliminatorias en 2015, rumbo al mundial de Rusia 2018.
Por su parte, la vicepresidencia 2º, la única con cuerpo presente está en manos del argentino Claudio "Chiqui" Tapia. Es el mandamás de la AFA desde el 29 de marzo de 2017, pasado el periplo institucional con el famoso 38 a 38 cuando debían votar 75 asambleístas en 2015, y la Comisión Normalizadora dictada por FIFA, al mando del dirigente vinculado al macrismo, Armando Pérez. Su gestión será hasta 2025 con posibilidad de estirarse otros cuatro años.
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Sanjuanino de cuna, “Chiqui” surgió del Ascenso, de Barracas Central, del que es presidente por quinto mandato consecutivo y donde el estadio lleva su nombre. Su ligazón al moyanismo se tejió en dos vertientes: primero, al estar casado con la hija de Hugo, María Isabel Paola Moyano, y luego por trabajar en el gremio de Camioneros en una contraprestación confirmada hasta 2018 por “servicios, logística y distribución en la Ciudad”.
Además, Tapia desarrolla el cargo de vicepresidente en la empresa estatal CEAMSE, formada entre el gobierno de la PBA y de la Ciudad para la gestión de los residuos en el área metropolitana. Algunos sindican su permanencia en un guiño del Larretismo, ejecutado vía Diego Santilli.
Por último, en estas ramas pendulares de las vicepresidencias, la Tercera se encuentra vacante, en analogía con la actualidad venezolana. En pocas palabras, el presidente interino de la Federación Peruana de Fútbol aun no superó el test de idoneidad.
Se trata de Agustín Lozano Saavedra. Ingeniero agrícola, egresado de Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo, en la región de Lambayeque. Vinculado a la política partidaria, fue alcalde durante dos períodos en su ciudad natal de Chongoyape entre 2011 y 2018, bajo el paraguas de la Alianza para el Progreso.
El argumento para la dilación de su ingreso a la silla de poder sudamericana es concreto: la directiva de la FPF quedó bajo la lupa por el manejo irregular de entradas durante el mundial de Rusia 2018.
Con singular parsimonia, casi dos años después, la misma Conmebol estableció una “sanción” económica para Lozano Saavedra de 5 mil dólares, que alcanzó a otros integrantes de la federación. El expediente Nº CE-EF-006-2018 emitido el 27 de marzo de 2020 y rubricado por la presidente de la Comisión de Ética, Natalia Simeone (Argentina), señaló que “el cargo se califica como una falta de diligencia administrativa por parte de Lozano y demás miembros de su grupo de trabajo”.
De este modo, la organización emblema del fútbol sudamericano presenta una primera línea de poder diezmada, con dos vicepresidencias hasta hoy inertes, países que no tienen voz ni voto en lo institucional, y sus representantes permanecen apretados tanto por procesos judiciales como administrativos. Sin embargo, no deja de jugar a “la política” a todo nivel. Ahora bien, ¿se modifica o se intensifica esta coyuntura en el tablero global de los siete directores del Consejo? Interrogante abierto, gestado entre capas de poder.