El #25N abre la oportunidad para pelear para que surja un movimiento de mujeres independiente del Estado, los patrones y las Iglesias.
Domingo 13 de noviembre de 2016
Vivimos en todo el país uno de los fenómenos más deplorables en contra de las mujeres, los feminicidios. Debido a esto hay un proceso social de indignación generalizado. Marchas como el 19 de octubre u otras que se realizaron en defensa de compañeras universitarias encontradas muertas han hecho que miles de mujeres expresen su indignación porque le puede pasar a cualquiera.
Las instituciones del Estado confiadas en las leyes que elaboran para lidiar con este problema dieron poca importancia a la movilización, porque se encontraban muy cómodos conciliando con la Iglesia y la derecha regulaciones en contra de las mujeres, como es la norma de penalización del aborto que afecta también a miles de mujeres que mueren por abortos clandestinos. Hacen millonarias consultorías y proyectos para decir que pelean contra este flagelo que contrastado con la realidad no funcionan; gastan millones en concientizaciones contra el machismo, pero es el mismo Presidente del Estado Plurinacional, Evo Morales, quien manda todo esto por la borda, cuando en conferencias de prensa, muestra que está naturalizado en el gobierno la violencia contra la mujer. Los socios como las ONGs que son los que facturan millonarias cifras para combatir este problema social, encaminan a miles de mujeres que sufren todo tipo de violencia, a las leyes que el Estado elabora y las mujeres tienen que atravesar todo un tortuoso camino burocrático y al final algunas logran poco.
Ahora que salen marchas espontáneas de mujeres cansadas de lo que viven diariamente el gobierno con sus instituciones intenta cooptar el movimiento. Quieren hacerse dueño del #NiUnaMenos, quieren llevar a la mujeres a los trámites burocráticos y juicios corruptos del Estado.
El gobierno junto a las alcaldías de la derecha pretenden sacar de las calles a las miles de mujeres que se quieren organizar, que quieren luchar, que han abierto los ojos y ven que el problema del machismo está arraigado desde las instituciones del Estado y que el problema es el capitalismo en su conjunto porque explota las fuerzas de cientos de mujeres trabajadoras y trabajadores que ven a sus hijas ser víctimas del capitalismo salvaje. Un capitalismo que coloca a la mujer como un objeto del que hay que tomar posesión, comprarla o venderla.
Hoy hay miles de mujeres que pueden empezar a tener herramientas para pelear contra el machismo, pero el gobierno va intentar cooptarlas, luego silenciosamente las va ingresar en el laberinto de las leyes y la disque justicia.
Hoy es la oportunidad de que el movimiento de mujeres sea independiente, que sean las propias compañeras que encuentren las soluciones prácticas a este flagelo. La organización y la lucha es el camino para darnos cuenta de quiénes son los enemigos que fomentan el machismo y así encontrar el camino para eliminarlo. Desenmascaremos la hipocresía del gobierno y la derecha que quieren cooptar nuestra organización y lucha.