La nueva etapa continental encuentra a parte importante de la izquierda en crisis. El surgimiento de una izquierda revolucionaria cuya primera prueba es la lucha contra el golpe en Brasil.
Lucas Passa @LucasPascuale
Viernes 29 de abril de 2016
El golpe institucional en Brasil no mereció de parte de la izquierda latinoamericanista ninguna medida de lucha ni convocatoria. En Argentina es el PTS en el Frente de Izquierda el que convoca a realizar un acto frente a la Embajada de Brasil. La Diputada del PTS/FIT Myriam Bregman fue la única en plantear en el Congreso Nacional un pronunciamiento contra el golpe en el país hermano.
Luego de una década de discusiones sobre el ALBA y un supuesto polo contra-hegemónico, la nueva situación en América Latina encuentra a muchas organizaciones de izquierda en una deriva completa, en lo que hace a la caracterización e intervención en esta nueva etapa.
El kirchnerismo, en consonancia con su propuesta de Frente Ciudadano, hace una resistencia a base de memes y flyers en las redes sociales. Ni siquiera plantearon sacar una declaración en el Congreso Nacional, el centro de la oposición ciudadana. Quien sí planteó la pelea y tuvo un fuerte cruce con el PRO fue Myriam Bregman.
El ocaso de los “gobiernos progresistas”
El conjunto de los movimientos sociales latinoamericanistas, se adaptaron por completo a esta política de los gobiernos posneoliberales, que a pesar de su discurso anti imperialista y progre, hoy son los que permiten el avance de la derecha. Otro sector de la izquierda se ubicó en el campo del impeachment en Brasil.
La gran burguesía tuvo que soportar durante una década a gobiernos al frente de los estados latinoamericanos, que no respondían directamente a los intereses del gran capital. Actualmente, Macri, Temer y Capriles, son representantes mucho más fieles de los intereses de la gran burguesía.
Los gobiernos posneoliberales mantuvieron el equilibrio y la gobernabilidad sobre la base de acuerdos con la derecha y favorecidos por economía internacional. En Brasil por ejemplo, Dilma/Temer fue el frente que mejor expresó esta política: un acuerdo entre el PT y el PMDB, la derecha conservadora de Brasil.
En sus ataques a las masas con despidos, inflación y devaluación, estos gobiernos fueron minando su propia base social y abriéndole el camino a la derecha que decían enfrentar, pero con la que ya venían acordando. En Argentina mediante una vía democrática, con el triunfo electoral de Cambiemos. En Brasil mediante el golpe institucional. En Venezuela la derecha viene impulsando un referéndum para revocar el mandato de Nicolás Maduro.
Por eso, frente al callejón sin salida de elegir una variante u otra en el que quedaron muchas organizaciones de la izquierda, la salida es la independencia política: contra el golpe institucional y el ajuste del PT. En Argentina contra el ajuste de Macri y los gobernadores kirchneristas. En Venezuela, contra las maniobras destituyentes de la derecha y el ajuste del PSUV.
Caídos en la trampa
Dándole la espalda a la independencia de clase, corrientes como Patria Grande dan muestras de una gran desorientación política. Dicen que el golpe de Brasil se enmarca dentro de un nuevo Plan Cóndor para América Latina. De ser así la resistencia contra la avanzada imperialista de parte de Patria Grande no llegó: no ha impulsado ninguna medida, acto ni movilización. Esta actitud desmoralizante tiene sus consecuencias. Si a nivel nacional e internacional hay una operación política enorme para que el “impeachment” brasilero no aparezca como un golpe frente a las masas de América Latina, la actitud de estas corrientes le hace de correa perfecta.
La izquierda latinoamericanista mira deprimida. Su definición de política “contra-hegemónica” parece que era solo desde arriba, del Estado para abajo. Cuando se vuelve más necesario que nunca el llamado a la unidad Latinoamericana contra el golpe institucional en Brasil, que fortalece a las derechas de todo el continente, estas corrientes terminan encerradas en el juego parlamentario que les imponen desde arriba.
Izquierda Socialista por su parte junto con el PO harán un acto por el 1° de Mayo sin pronunciarse contra el golpe en Brasil. Por una vía distinta IS abandona la independencia de clase, formando parte objetiva del bando pro-golpe institucional. Lo del PO más bien es consecuencia de la pasividad con que interviene internacionalmente. El folcklore de ir todos los años a Plaza de Mayo no tiene cabida en medio del principal hecho de lucha de clases del continente. Por eso el PTS hace su acto frente a la embajada de Brasil.
Una juventud internacionalista y combativa
Si el latinoamericanismo es una bandera presente en millones de jóvenes en Argentina y todo el continente, desde la Juventud del PTS le queremos dar un canal de expresión combativo y revolucionario.
Como organización internacionalista sostuvimos la más intransigente independencia política durante la década de los gobiernos post-neoliberales. Eso nos ubica hoy en la primera trinchera de lucha junto a la juventud y los trabajadores que están dispuestos a enfrentar el avance de la derecha y el ajuste de estos gobiernos. En Brasil nuestro grupo hermano, el MRT y su fuerte juventud, La Chispa, se ganaron ese lugar.
La pelea contra la derecha es a través de los métodos de los trabajadores y la juventud. Hoy en Brasil damos la pelea porque la CUT rompa la tregua a la que somete a los millones de trabajadores brasileños, por la política del PT.
Las energías que comienza a desatar la juventud en los colegios de Brasil, en las calles de Chile y México y que comienza a mostrarse en Argentina frente a los ataques del gobierno macrista, tiene un significado enorme. Es una nueva juventud la que toma la delantera y encuentra a nuestra corriente internacional en la primera trinchera.
El próximo Sábado 30 convocamos al acto frente a la embajada de Brasil. Decimos no al golpe, no a los ajustes en Brasil. Por una Asamblea Constituyente. También gritaremos bien fuerte todo nuestro apoyo a los jóvenes franceses que luchan hoy contra la reforma laboral de Hollande. Nos guía la perspectiva de la lucha por una Federación de Repúblicas Socialistas de América Latina y el mundo.