El anuncio de adelanto de elecciones hecho por el Presidente, generó muchas expectativas en un sector de la izquierda neorreformista que desde el inició la crisis política propone esa consigna como salida.
Jueves 1ro de agosto de 2019 15:46
El anuncio de adelanto de elecciones hecho por el presidente Martín Vizcarra el pasado 28 de julio, generó muchas expectativas en un sector de la izquierda neorreformista del Nuevo Perú, encabezado por Verónika Mendoza, quienes desde que se inició la crisis política del régimen venían voceando esta consigna como salida estratégica.
Estas “coincidencias” del Nuevo Perú con el presidente Vizcarra no son nuevas. Recordemos que ellos mandaron votar en la segunda vuelta del 2016 por Pedro Pablo Kuczynski (PPK) y fueron activos defensores de las iniciativas de reforma política implementadas por el actual presidente Martín Vizcarra que, como va quedando claro ahora, solo buscaban descongestionar el descontento social que puso de manifiesto la crisis del régimen de 1993 para encaminarlo por los causes de la institucionalidad parlamentaria donde, paradójicamente, el fujimorismo es mayoritario.
Sin embargo, la posibilidad deslizada por el ministro de Justicia, Vicente Zevallos, de que dicho adelanto de elecciones, de darse, sería bajo la normatividad electoral vigente, ha generado cierta preocupación en los dirigentes de la agrupación de Mendoza ya que a la fecha aún no lograron concretar su inscripción electoral, lo cual significa que si quieren participar en las próximas elecciones tendrían que hacerlo a través de los llamados “vientres de alquiler”, muy usados en las elecciones peruanas debido a las grandes barreras proscripticas que presenta la actual legislación electoral.
Es por ello que apenas se supo del anuncio presidencial, Verónika Mendoza, a través de su cuenta de Facebook, dijo: “Desde el Nuevo Perú siempre dijimos que para resolver la grave crisis que atraviesa nuestro país era necesario devolverle el poder al pueblo soberano, a la gente, con nuevas elecciones y con nuevas reglas”. A su vez la parlamentaria Maritza Glave, ex regidora de Susana Villarán y actual referente del Nuevo Perú, mencionó: “adelantar las elecciones generales puede ser una opción, pero necesitamos saber con qué reglas de juego”.
El énfasis que hace el Nuevo Perú en la necesidad que las próximas elecciones se den bajo nuevas reglas de juego no hace más que poner de manifiesto, una vez más, su confianza en el presidente Vizcarra y en su estrategia de desvío de la movilización social, lo cual limita desde ya cualquier posibilidad que sea el propio pueblo organizado y movilizado el que de vida a un nuevo proceso constituyente expresado en una Asamblea Constituyente Libre y Soberana. Ya que si partimos de la lógica que quien maneja el congreso mayoritariamente es el fujimorismo, lo cual quedó evidenciado con la conformación de la nueva mesa directiva, no será de este poder del Estado de donde saldrán libremente esas nuevas reglas de juego, sino más bien de una maniobra del ejecutivo encabezado por Vizcarra, el mismo que hace poco aprobó el plan de productividad nacional que recorta derechos a los trabajadores y firmó la licencia de construcción al proyecto Tía María de propiedad de la transnacional Southern Copper.
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Entonces, lo que nos están diciendo indirectamente los del Nuevo Perú, es que no confrontemos a Vizcarra porque éste se podría enojar y hacerse el desentendido y no cambiar las reglas de juego, o en todo caso no “pelearía” para validar las reformas políticas aprobadas en la comisión de Constitución del Congreso de la República, que permiten la reducción de las barreras que limitan la participación electoral de nuevas agrupaciones políticas a nivel nacional. Y esto, precisamente en un momento en el cual, en el sur peruano, las luchas sociales ponen contra las cuerdas al presidente.
Este razonamiento de los dirigentes del Nuevo Perú, hace parte de su visión estratégica del cambio social y político. Ellos parten de la concepción de que el Estado es neutro, por tanto un espacio en disputa, al cual necesariamente se debe llegar para poder implementar las medidas de cambio propugnadas, más allá que estas sean tan tibias y meramente redistributivas como los cinco puntos propuestos por esta organización para encaminar la economía dentro de los marcos del sistema capitalista. Así pues, para ellos lo más importante – y por tanto lo estratégico - es cómo, dentro del marco de la institucionalidad vigente, se llega vía las elecciones al poder del Estado. En ese entender, blindar a Vizcarra si este les promete esas elecciones con nuevas reglas de juego, se justificaría ya que se convertiría en un paso importante para cumplir su objetivo.
Por eso, cuando hablan del “poder de la gente”, a lo que se refieren en realidad es únicamente a la posibilidad que la “gente” vote por ellos en las próximas elecciones, olvidando así que el poder de los grupos económicos articulados en torno a la CONFIEP (Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas) va más allá de las elecciones ya que este se configura y legitima a través de las instituciones y la ideología del Estado burgués y pro imperialista al cual no se proponen cambiar sino más bien reformar. Para nosotros, devolverle el poder a la gente - para tomar la fraseología neorreformista – implicaría coadyuvar a que las grandes mayorías de explotados y oprimidos se movilicen para acabar, a partir de su acción independiente y auto organización, con ese Estado que reproduce la desigualdad social y un paso en ese camino hoy se expresa en la lucha por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana que nazca de la movilización popular y de las ruinas del régimen del 93, mas no de la voluntad de Vizcarra ni de las nuevas elecciones.