Este primero de mayo, decenas de jóvenes, estudiantes y trabajadores llaman a marchar con el Movimiento de las y los Trabajadores Socialistas
Jueves 28 de abril de 2022
El primero de mayo las y los trabajadores conmemoramos la lucha por la jornada de 8 horas como conquista histórica de la clase obrera internacional, y como cada año, miles de trabajadores nos movilizamos en las calles de las principales ciudades del mundo. Médicos, profesores, mineros, telefonistas, oficinistas, obreros y muchos más salimos a las calles demostrando que la clase obrera se cuenta por millones y que es más fuerte hoy de lo que nunca lo había sido.
Si bien el primero de mayo es una fecha histórica su importancia no pierde vigencia, menos aún, para miles de jóvenes trabajadores que día con día pintamos el paisaje mientras recorremos las calles trabajando para las grandes empresas de delivery; para los jóvenes que en pequeños cubículos contestamos cientos de interacciones en uno de los muchos call center de la ciudad; para las y los trabajadores de las tiendas de autoservicio y las grandes plazas comerciales; para los cocineros, meseros, lavalozas y demás trabajadores de restaurantes y empresas de comida rápida; para los que trabajan en almacenes, fábricas, talleres y cientos de lugares más donde diariamente dejamos la vida para llevar el pan a nuestras casas.
Peor aún, la principal demanda de los Mártires de Chicago y la conquista de las 8 horas, que dio lugar al 1 de mayo, hoy es algo que nos han ido arrebatando. A la par nos pagan salarios de miseria, despiden injustificadamente y atacan de manera sistemática los derechos de las y los trabajadores; sin embargo, se está forjando una creciente y joven clase trabajadora que, incipientemente, lucha por sus derechos y por un futuro digno. Ejemplo de ello son los trabajadores de Amazon en EEUU que recientemente conquistaron el primer sindicato del gigante del ecommerce o los miles de repartidores que se han movilizado en todo el mundo por el reconocimiento de su relación laboral y acceso a la seguridad social. De igual manera están los jóvenes estudiantes y trabajadores que motorizaron las revueltas latinoamericanas en 2019 contra los planes de ajuste, los tarifazos, la precariedad y los organismos internacionales.
En nuestro país los trabajadores al servicio del estado que a lo largo de país abanderan la lucha contra la precarización laboral y los despidos, tal es el caso de los trabajadores del ISSSTEZAC o de los programas culturales de la CDMX que sin contrato, prestaciones ni estabilidad laboral conquistaron frente al gobierno de Claudia Sheinbaum alrededor de 700 puestos de trabajo tras el despido de cerca del 90% de los trabajadores del sector. A estos se suman los trabajadores de Notimex que llevan más de 2 años en huelga y a los que el gobierno de la 4T les niega el legítimo derecho al trabajo y la libre organización sindical.
El fenómeno de uberización y la pérdida paulatina de derechos avanza sin que los distintos gobiernos pongan freno. Con la reforma laboral de 2011 el PRI y el PAN sentaron las bases para que la jornada de ocho horas desapareciera, legalizaron el pago por hora y el outsourcing, mantuvieron los salarios a la baja para no afectar las ganancias de los capitalistas y sentaron cómo precedente el ataque sistemático a los derechos laborales. Por si fuera poco la subordinación política, económica y en materia de seguridad a los Estados Unidos militarizó el país y es responsable de una espiral de violencia que no deja de crecer.
Con el gobierno de López Obrador se nos prometió recuperar lo perdido pero lo que nos ofrecen con la izquierda lo quitan con la derecha. A tres años de la 4T y al calor de la crisis desatada por la pandemia, los despidos sin indemnización están a la orden del día bajo la mirada cómplice del gobierno; pese a tener incrementos salariales no vistos en muchos años el salario sigue sin alcanzar para costear la canasta básica; el pago por honorarios, por servicios profesionales, los servicios especializados y demás esquemas de simulación contractual son solapados por el gobierno, negándonos el derecho a la estabilidad laboral y al trabajo digno.
Mientras tanto, las centrales sindicales, incluso aquellas que se reivindican democráticas, mantienen una tregua con el gobierno apostando a la negociación en vez de confiar en la fuerza y la movilización de las y los trabajadores. Mientras las burocracias sindicales llevan negociaciones siempre a la baja, en el marco de la crisis económica, somos los trabajadores los que enfrentamos la precariedad y los despidos.
Por otro lado, la situación de violencia hacia las mujeres y la comunidad LGBT+ va en aumento, por lo que hemos visto el emerger un potente movimiento de mujeres que lucha contra la violencia patriarcal, el derecho al aborto libre, legal, seguro y gratuito y contra la precarizacion laboral y de la vida. Porque la precarización también es violencia y son las mujeres y la diversidad sexual quienes ocupan los puestos de trabajo con los salarios más bajos, porque el fenómeno del feminicidio emergió hace más de una década en las ciudades fronterizas junto a la instalación de grandes clusters industriales que precarizan a miles de trabajadoras de la maquila, porque siendo legal o no las obreras abortan y son ellas quienes lo hacen en condiciones de mayor vulnerabilidad arriesgando la salud y la vida, y por qué la unidad de las y los trabajadores es necesaria para enfrentar a los patrones, la derecha y sus gobiernos cómplices.
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Los programas sociales como Jóvenes Construyendo el Futuro precarizan a millones de jóvenes sin resolver las causas estructurales del desempleo, no solo con un ingreso bajísimos sino que se nos niega nuestro estatus como trabajadores, contemplandonos como “becarios” lo que permite que simplemente nos echen a la calle al cabo de un año.
Por otro lado, el problema educativo sigue sin resolverse, cada año miles de jóvenes somos expulsados de la educación, cuestión que se agravó con la pandemia y las clases en línea, pues en ningún momento las autoridades educativas brindaron las condiciones para que nadie quedara fuera de las aulas virtuales. Ahora, impusieron un regreso a las aulas sin importar cuantos de nosotros vivimos en condiciones de precarización, perdimos familiares, o nos vimos afectados por la pandemia. El limitado acceso a la educación superior pública y gratuita. El limitado esquema de becas gubernamentales y la construcción de las UBBJ no ha cumplido con la promesa de acceso irrestricto a las universidades que López Obrador prometió en campaña, y peor aún al terminar sus carreras los jóvenes se enfrentan al desempleo o, a empleos precarios.
Por otro lado, vemos cómo la crisis climática es cada vez más grave, mientras los gobiernos de lavan la cara con las conferencias internacionales sobre el cambio climático, siguen implementando mega proyectos que no solo implican un ataque al medio ambiente, sino también el desplazamiento y la precarización de los sectores que habitan los espacios en donde estos son aplicados. Es vital frenar esto. Mientras se responsabiliza a las y los consumidores, tratando de individualizar el problema, nosotres consideramos que el centro del problema está en la forma anárquica de producción capitalista.
Para nuestra generación, la que enfrenta la emergencia climática, la que da vida al potente movimiento de mujeres, la que enfrentó la pandemia y que lucha contra la precarización, hablar de derechos laborales parece cosa del ayer. Somos la generación que nació y creció al calor de la crisis económica nacional e internacional y a la que intentan arrebatar todas las conquistas del pasado. De ahí la relevancia de que, como jóvenes tomemos las calles este 1 de mayo, para enfrentar las condiciones de vida y laborales que atravesamos, y también apoyar a los conflictos en curso que, de ganar, nos dejarán en mejores condiciones a las nuevas generaciones.
Por un primero de mayo combativo y en las calles
La precarización y el aumento de la explotación impuesta por los capitalistas para seguir agrandando sus ganancias no puede seguir. En México y en todo el mundo es la clase obrera la protagonista de todos los avances de la humanidad, pero a su vez es quien sufre las consecuencias de un sistema cada vez más degradado como lo ha demostrado la guerra en Ucrania ante la cual declaramos ¡Ni Putin, ni OTAN!.
En un mundo de crecientes tensiones políticas y económicas, el primero de mayo no es una efeméride más, urge levantar un potente movimiento de las y los trabajadores, acompañado de mujeres y jóvenes que, levantando una política independiente de los gobiernos cómplices de la burguesía, haga frente a los ataques de los capitalistas y apueste a construir un futuro distinto, sin explotación ni opresión.
Desde la Agrupación Juvenil Anticapitalista, dónde nos organizamos decenas de jóvenes trabajadores y estudiantes que queremos cambiar el mundo, te invitamos a marchar con nuestro contingente. La cita es este 1° de mayo a las 10 am en el Monumento a la Revolución.
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