Los jóvenes vienen siendo protagonistas de diversos cambios que se han generado en Chile, impulsores de demandas democráticas que se han puesto en el debate nacional y uno de los sectores de la sociedad que le han “pateado el tablero” al régimen político. La moral en la sociedad chilena y la sexualidad definida como “normal”, no se han salvado de los profundos cuestionamientos.
Martes 2 de junio de 2015
En una sociedad conservadora como la chilena y en un momento donde se desarrollan masivas movilizaciones sociales, cuestionamientos al régimen político, paros, tomas, huelgas, cortes de calles; la moral, la sexualidad y el conservadurismo también sufren los embates de la duda, de la oposición, del ambiente donde “todo está en cuestión”. Aquí, la juventud ha jugado un rol fundamental.
Y es que los jóvenes de hoy ya no creen ciegamente en lo que dicen las autoridades, los políticos clásicos, las instituciones del Estado, ya no dicen que sí a todo sin cuestionar más allá de las palabras. Pese a que muchas veces se enfatiza en la apatía juvenil, en que los jóvenes no participan en la “vida cívica” o que no tienen opiniones fundadas, lo cierto es que la juventud ha dado mucho que hablar en estos últimos años, donde la participación política y social en las calles ha demostrado que los jóvenes sí quieren generar cambios en la sociedad y sí quieren seguir profundizando sus cuestionamientos. En este sentido, el debate sobre la moral y la sexualidad también ha sido parte de este avance subjetivo.
Mientras que la Iglesia Católica y los gobiernos de turno se oponen a que los jóvenes sean los que decidan realmente sobre su vida sexual, y durante años en colegios y liceos se les viene diciendo que la abstinencia es la solución para el embarazo no deseado; el 71% de la población juvenil ha mantenido relaciones sexuales, donde los hombres y mujeres sexualmente activos representan al 73% y 70% de la juventud, respectivamente (1).
La sexualidad ha pasado de ser un tema “tabú”, ocultado por la moral y el conservadurismo en un país donde la Iglesia Católica tiene fuerte peso en las decisiones políticas. Los jóvenes nuevamente han cuestionado aquello “de lo que no se debería hablar”, y según la Séptima Encuestada Nacional de la Juventud (mencionada en las referencias del artículo), “casi el 50% de las personas jóvenes menores de 20 años se encuentra sexualmente activa, mientras que en los menores de 25 años la proporción alcanza un 65%”, donde se agrega además que un 26,1% de los jóvenes de 15 años se encuentran sexualmente activos.
Pese a que es una realidad que la mayoría de los jóvenes del país han decidido libremente iniciar su actividad sexual; la educación sexual sin la moral de la Iglesia Católica, el acceso a anticonceptivos gratuitos y preservativos de calidad, el derecho al aborto, la entrega total de la píldora anticonceptiva de emergencia (PAE), entre otros derechos reproductivos, en la actualidad no son garantizados por el Estado.
Esta situación, donde los jóvenes no tienen real poder de decisión sobre sus cuerpos y su sexualidad, ha conllevado a que el número de embarazos adolescentes siga siendo bastante elevado. Según el último informe del programa de Salud Integral Adolescente del Ministerio de Salud (MINSAL), en el año 2013 hubo 31.068 bebés nacidos de madres entre 15 y 19 años, mientras que en el 2013 la tasa de fecundidad de las niñas entre 10 y 14 años fue de 1,44.
La falta de educación sexual lejos de la moral impuesta por la Iglesia Católica, y la carencia de métodos anticonceptivos gratuitos y de calidad, afecta principalmente en la cantidad de embarazos adolescentes en las comunas más pobres del país. En este sentido, en las comunas de La Pintana, Cerro Navia y San Ramón (con mayor índice de pobreza en la Región Metropolitana) se registran más embarazos adolescentes, alcanzando un 21,6%, 20,9% y un 20,6%, respectivamente. Esto en contraposición a las comunas de Las Condes, Providencia y Vitacura, donde el porcentaje mencionado es de 2,4%, 2,0% y 1,4%, respectivamente.
La moral cuestionada
Tanto la libertad sexual como la orientación sexual supuestamente “normal”, son aspectos influenciados por el tipo de sociedad en el que se vive, y en una sociedad patriarcal como esta, no sólo se le prohíbe a las mujeres el derecho a decidir sobre sus cuerpos, sino que también se establece un tipo de orientación sexual como la “oficial”, que en este caso favorece a las personas “heterosexuales”. Sin embargo, los jóvenes- donde muchos son integrantes de organizaciones y movimientos a favor de la disidencia sexual- han “pateado el tablero” también en esto y han puesto en cuestión la moral establecida.
De acuerdo a la encuesta mencionada “al hacer un análisis de los resultados arrojados por las dos últimas Encuestas Nacionales de Juventud (2009 y 2012), se puede apreciar que las personas jóvenes de hoy son más tolerantes a la diversidad sexual que hace tres años”. Un 84% de la población juvenil está de acuerdo con que la homosexualidad es una opción sexual válida, un 70% cree que una pareja de lesbianas puede criar a un niño igual de bien que una pareja heterosexual (mientras que un 64% cree que una pareja de gays lo puede hacer), 70% está a favor del matrimonio homosexual y un 66% está de acuerdo con que personas puedan cambiar su nombre y sexo en el Registro Civil.
El apoyo a la disidencia sexual, el cuestionamiento a la moral impuesta por la Iglesia Católica, la exigencia de derechos reproductivos para las mujeres, la demanda por el derecho al aborto garantizado por el Estado; no sólo se expresan en cifras y datos, sino que se palpa en las calles, en cada 8 de marzo, en cada 25 de julio y en toda movilización que impulsan tanto organizaciones feministas como de la diversidad sexual, las que vienen en aumento, tanto por la cantidad de convocatorias como por su masividad y apoyo.
Se expresa también en cada taller de sexualidad y género realizado en colegios y universidades, en cada secretaría de género que se levanta en alguna universidad- como es la que existe en la Universidad de Valparaíso, impulsada por la organización Pan y Rosas- en cada organismo de la disidencia sexual como en el caso de la Comisión Disidencia Sexual y Derechos de la Mujer (CODYMU), que fue impulsada por estudiantes de la Universidad Playa Ancha, entre otras iniciativas que buscan la organización y la movilización como forma de obtener los derechos exigidos. La juventud nuevamente pone todo en cuestión.
(1) Séptima Encuesta Nacional de la Juventud 2012 (Instituto Nacional de la Juventud). Ver en línea: http://www.injuv.gob.cl/portal/wp-content/files_mf/septimaencuestanacionaljuventud2.pdf