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Red Internacional
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Salud Pública. La larga espera en los hospitales públicos

Todas y todos los trabajadores o nuestras familias hemos tenido que asistir a las clínicas de salud pública, ya sea para curar o prevenir una enfermedad o para realizar algún trámite. No importa lo que se vaya a hacer, la constante es la misma, el tiempo de espera puede convertirse en una eternidad.

Viernes 8 de septiembre de 2017

¿Te has preguntado por qué sucede esto? La respuesta fácil en medio de la desesperación y la ira de la fila es responsabilizar al trabajador detrás de la ventanilla o del consultorio, pero ellos también son afectados por esta situación, imagina atender a miles de personas al día que van a realizar un trámite, o analizar diariamente cientos de muestras de fluidos corporales, o recetar paracetamol sabiendo que no le va a servir de nada al paciente pero es lo que hay en la farmacia de la clínica.

Nada de esto se escucha bien y está muy alejado del glamour que se presenta en las series televisivas sobre hospitales, la realidad es otra para las y los trabajadores de la salud, sobrecarga de trabajo en todas las áreas desde mantenimiento y administrativas hasta las especialidades médicas. Un ejército de personas que tienen que realizar sus actividades diarias de atención a los pacientes y sus familiares con los materiales que tengan y no con los necesarios.

El personal es insuficiente

En México hay 1.9 médicos por cada mil habitantes, en el IMSS hay 0.52 camas disponibles cada mil derechohabientes, hay 17 mil 808 consultorios para 63 millones 480 mil 327 personas, lo que significa que a cada consultorio le correspondería atender a 3 mil 565 personas aproximadamente, esto quizá explique un poco las horas de espera el día de la consulta para ser atendido por el médico general.

Pero si la enfermedad necesita atención de un especialista el viacrucis puede ser aún mayor, ya que las citas se dan con meses de antelación (en caso de conseguir una cita), lo cual es un asunto muy grave pues personas que necesitan ser atendidos por especialistas tipo neurólogos, neumólogos, oncólogos y demás quizá no puedan esperar meses.

Las cifras de arriba son sólo del IMSS pero la historia se repite en todas las instituciones de salud pública ISSSTE, Secretaría de Salud federal y estatal, la falta de personal, de medicamentos o de instrumentos quirúrgicos necesarios para poder realizar sus funciones de manera óptima.

¿Y el dinero?

Hace unos meses se anunció que el IMSS tenía un superavit por 6000 millones de pesos, sin embargo nada de esto se ha visto reflejado en la atención a los derechohabientes o en mejorar las condiciones de las Unidades Médicas. Al contrario la desaparición de puestos de trabajo continúa y la privatización de servicios avanza, los equipos más sofisticados se rentan para el uso de clínicas privadas, las muestras clínicas son tomadas por laboratorios privados que no cumplen con los protocolos de seguridad e higiene de la institución.

Se implementan medidas institucionales que en realidad no reducen el tiempo de espera sólo evitan la aglomeración de gente. La unifila o las citas telefónicas no ayudan de mucho, si no hay los suficientes médicos la espera seguirá siendo larga.

El presupuesto a la salud se reduce año con año mientras se plantea la imposición de un servicio de salud universal sin tener la capacidad de atender las enfermedades crónico degenerativas o ni siquiera tener el número de camas disponibles para atender a los enfermos del país.

¿Quién es el responsable?

El único responsable de que el servicio de salud pública en el país sea tan deficiente es el Estado que es el administrador de estas instituciones. Los gobiernos en turno desde hace un par de décadas se han dado a la tarea de desmantelar el servicio público de salud, no se destinan los recursos suficientes para poder dar un servicio integral y de calidad a las familias de las y los trabajadores de todo el país.

Es importante que los derechohabientes entendamos que los trabajadores no pueden reducir los tiempos de espera si los hospitales no cuentan con las condiciones necesarias para hacerlo, es vital que nos organicemos entre trabajadores de la salud y derechohabientes para detener el avance de la privatización y mejorar las condiciones de atención.

Al gobierno de Peña Nieto y a los patrones no les interesa la salud de nuestras familias, ellos se pueden atender en clínicas privadas, nosotros tenemos que esperar días, semanas o meses para poder ser atendidos y la perspectiva es que cada ves más sea más deficiente el servicio, el esquema de salud pública no entra dentro de los grandes planes económicos. Defendamos todas y todos la salud de nuestras familias.