En el día de ayer se realizó una importante asamblea en el subte para reformar los estatutos del sindicato. El 44% de los trabajadores rechazó junto a Claudio Dellecarbonara y delegados independientes de distintas líneas el proyecto kirchnerista de reelecciones indefinidas y restricciones para las minorías.
Viernes 24 de octubre de 2014
Apenas un rato antes de que el gobierno nacional mandara a los gendarmes caranchos a reprimir a los trabajadores de Lear en Panamericana, terminaba en el subte una importante asamblea en un gremio de dirección kirchnerista.
En ella, maniobras mediante, la Comisión Directiva oficialista impuso un estatuto que, entre otras cosas, establece la posibilidad de reelecciones indefinidas para los dirigentes del sindicato y grandes restricciones para la expresión de las minorías. Lo que no logró Cristina, se impuso, por ahora, en el subte: que los dirigentes puedan atornillarse a sus sillones durante años y años. Además, se votó que la Comisión Directiva será cuasi-monolítica, con una representación de solo 3 miembros sobre un total de 27 para la minoría, siempre y cuando ésta supere el 25% de los votos. También los dirigentes kirchneristas quisieron liquidar la institución histórica del sindicalismo de base del subte, el Cuerpo de Delegados, pasándolo a consultivo para que sea decorativo, pero tuvieron que retroceder de esto último. Y pensar que éste es uno de los sindicatos kirchneristas que aspira a posar de “progresista”.
Si el subte fue hace algunos años un sector de avanzada del movimiento obrero argentino, conocido por sus métodos democráticos y de base, y por haber logrado con la lucha grandes conquistas como la jornada laboral de 6 horas, acabar con las tercerizaciones, grandes aumentos salariales, además de ser solidario con todas las luchas obreras y populares, éste retroceso burocrático tiene que ver con el alineamiento de la actual Comisión Directiva con el gobierno nacional. Para imponer techos salariales en las paritarias como pide el gobierno, apoyar abiertamente el impuesto al salario o dejar pasar nuevamente ataques contra los trabajadores, es necesario restringir la democracia de base. Una cosa y la otra van de la mano. A su vez, el sindicato ni siquiera consiguió la personería gremial, ya que los dirigentes, en lugar de llamar a un plan de lucha para obtenerla, están esperando que se las dé el Ministro Tomada, que prefiere estar en paz con la UTA.
Pero frente a este curso actual del sindicato, crece desde todas las líneas una gran oposición. La campaña por un estatuto alternativo, encabezada por Claudio Dellecarbonara del PTS junto a otros delegados del mismo partido y delegados independientes de distintas líneas, conquistó una gran simpatía entre cientos y cientos de trabajadores. El “Proyecto de estatuto 3” que iba en contra de las reelecciones indefinidas, proponía representación proporcional para las minorías, la elección de delegados paritarios en las líneas, que el cuerpo de delegados sea resolutivo y órgano soberano entre asamblea y asamblea, juntas electorales plurales, cuerpos de delegados por línea, entre algunas de sus principales propuestas, cosechó una gran simpatía entre los trabajadores, y el apoyo de un 44% de la asamblea de casi 450 trabajadores. Fue una enorme campaña y movilización para defender las mejores tradiciones del sindicato contra el curso kirchnerista de los dirigentes. Decenas y decenas de trabajadores la tomaron en sus manos llevando esta voz de boca en boca y haciendo una gran campaña creativa por Facebook.
Mención aparte merece el pobre rol del Partido Obrero, que nunca se propuso dar pelea para ganar la asamblea, y salió con una línea sectaria y autoproclamatoria. Jugó todo el tiempo para dividir a la oposición, siendo funcional al kirchnerismo, y presentó un proyecto de estatuto distinto, a pesar de que en los principales puntos había acuerdo con el presentado por el resto de la oposición, como ellos mismos reconocieron. Dividió la campaña sólo para figurar. Pero la realidad le dio la espalda al PO, que, viendo que su proyecto resultaría marginal en la asamblea, tuvo que retirarlo y votar el “Proyecto de Estatuto 3”.
Frente a la gran simpatía conquistada por el “3”, la Comisión Directiva apeló a sus maniobras para ganar la asamblea. Principalmente, arregló con la empresa “liberar” a los trabajadores que iban a votar su proyecto a cambio de favores, mientras a los de la oposición se le negaban permisos para asistir a la asamblea. Junto con esto, se negó a la propuesta de establecer dos horarios distintos de votación para que todos puedan asistir, estiró los horarios de votación para que se fuera gente, se negó a poner urnas para que los trabajadores pudieran dejar su voto antes de tener que retirarse, etc.
A pesar de esto, un 44% por ciento de la asamblea votó por el “Proyecto de Estatuto 3”, contra el proyecto oficialista. Mientras tanto, la simpatía en la base es aún mayor. Claudio Dellecarbonara propuso, tal como lo estipula el “Proyecto de Estatuto 3”, que los principales puntos en discusión, como las reelecciones y la representación para las minorías, se voten de forma plebiscitaria, por urna, con la participación de todos los trabajadores del subte. Es una exigencia a la Comisión Directiva para que participe toda la base, y dado que el resultado de la asamblea fue muy parejo.
Las maniobras de la Comisión Directiva pueden imponerse en una asamblea pero no ir contra el curso de los acontecimientos. Lo que crece en el subte es un gran cuestionamiento a la subordinación del sindicato al gobierno y el abandono de los métodos democráticos históricos, mientras la bronca crece porque pasan ataques en todos los sectores ante el inmovilismo del sindicato. La enorme campaña realizada que puso en movimiento a decenas de compañeros en todas las líneas es un gran avance de la oposición, que tendrá un gran desafío en las próximas elecciones del sindicato, donde está planteado recuperar la organización para los trabajadores, bajo un programa de independencia política y democracia desde las bases.