La lucha contra la Reforma fue muy fuerte pero no se extendió. Pero creó las bases en el movimiento obrero y liceísta que puede adquirir una gran dinámica.
Jueves 21 de julio de 2016 10:08
Francia combinó distintas resistencias que en Europa se han dado aisladas. La lucha de la juventud, los secundarios y sobre todo una gran intervención del movimiento obrero. Lograron pasar lo esencial de la ley, pero el gobierno tuvo que hacer enormes concesiones para evitar el canto de ‘todos juntos, huelga general’, una perspectiva que está en la cabeza de la vanguardia.
Francia destaca en el contexto europeo y emergió una vanguardia más determinada, que es una minoría respecto a las masas, pero de cientos de miles.
El movimiento siempre gozó de simpatía obrero y popular, pese a las campañas mediáticas brutales. No es casualidad que las centrales sindicales llamen a una nueva jornada de lucha el 15/9, después de las vacaciones. Se ven obligadas a hacerlo.
Hay una experiencia con el gobierno de izquierda, un sector que era base social del PS y ahora es muy difícil que lo puedan volver a convencer del ‘voto útil’. Hollande superó a la derecha en medidas de seguridad y ataque a las libertades. Los brutales atentados del ISIS, el último en Niza con más de 80 muertos, acelera las contradicciones del gobierno, tras meses de aplicación del estado de emergencia. La gente empieza a pensar que la policía es muy ‘eficaz’ contra los huelguistas, pero no contra los terroristas.
La perspectiva es muy dinámica. O la clase obrera y la juventud liceísta dan una respuesta, no solo defensiva (contra el racismo de Estado, la islamofobia y la represión), sino una salida de fondo para estos sectores; o las fuerzas de extrema derecha como Marine Le Pen seguirán capitalizando el malestar social.
El movimiento fue muy fuerte, muy intenso, muy largo, pero no se generalizó, no hubo huelga general, no fue un mayo del ‘68, ni tampoco como en 2006. Y además tenemos una represión brutal y creciente. Hubo pocas tendencias a la autoorganización y a la democracia obrera, y si eso no cambia no hay forma de superar a la burocracia.
Pero el movimiento está ahí. Hay que desarrollar un programa de conjunto (…) no solo contra la ley del trabajo, sino también contra la putrefacción del capitalismo. Si la clase obrera no da una respuesta al ataque neoliberal, crecerá el ISIS y la reacción.
Y para esta nueva etapa que se viene ya estamos preparándonos: Révolution Permanente fue uno de los voceros de la lucha.
Los comités de Révolution Permanente se llenaron de gente, logramos intervenir bien en esa dura lucha y logramos un medio que le “habló” a cientos de miles. La política de los revolucionarios empieza a ser audible y comienzan a cambiar ciertas actitudes.

Juan Chingo
Integrante del Comité de Redacción de Révolution Permanente (Francia) y de la Revista Estrategia Internacional. Autor de múltiples artículos y ensayos sobre problemas de economía internacional, geopolítica y luchas sociales desde la teoría marxista. Es coautor junto con Emmanuel Barot del ensayo La clase obrera en Francia: mitos y realidades. Por una cartografía objetiva y subjetiva de las fuerzas proletarias contemporáneas (2014) y autor del libro Gilets jaunes. Le soulèvement (Communard e.s, 2019).