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Red Internacional
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Contra los despidos. La lucha de Latam y el futuro de los aeronáuticos

Largos meses de persistente movilización ubican a las trabajadoras/es de Latam entre aquellos que no se resignan a la pandemia empresaria. El enorme poder patronal fue direccionado contra sus propios empleados. La impunidad fue la moneda corriente en este monopolio aerocomercial.

Lunes 7 de diciembre de 2020 15:35

Desde muy temprano y a pocos días de declarada la pandemia la empresa comenzó su hostigamiento a las trabajadoras/es. Un verdadero lobby que jugo el rol de avanzada empresaria marcando el ritmo de ataque a los trabajadores en el país. Luego le siguieron varias empresas. La receta de ajuste y despidos es el signo que intentan imponer en la nueva “normalidad” pos pandemia el empresariado que opera en el país.

Así las cosas, las trabajadoras/es no se la vieron fácil. La prepotencia de LATAM y su constante desacato a los fallos ministeriales en favor de las trabajadoras/es encuentra su explicación en un Estado y un gobierno que le dejo pasar cada uno de los atropellos. Resulta esclarecedor que la empresa en cuestión siga volando y lucrando con los cielos argentinos. LATAM no se fue de la Argentina. Lo sigue haciendo sobre la base de miles de despidos. Las negociaciones establecidas con el Ministerio de Transporte no pasan de definiciones generales. Allí los interlocutores del colectivo en lucha propusieron un acta precisa donde conste el cómo, cuándo y dónde respecto a la continuidad laboral pero no hubo acuerdo. Está claro que el avance empresario es amplificado y usado por otras empresas del rubro (estatales y privadas) para disciplinar y atemorizar al conjunto de las trabajadoras/es aeronáuticos. De ahí que la lucha y perseverancia de las trabajadoras/es de LATAM contra los despidos y por la continuidad laboral sea tan pertinente como necesaria para el futuro laboral de todos los aeronáuticos. La receta pandémica de todas las patronales aerocomerciales del mundo de reconvertir sus empresas a “bajo costo” debe ser derrotada con la organización y movilización del poderoso movimiento de trabajadores aeronáutico. Aquello que el gobierno de Macri y su “revolución de los aviones” no pudo imponer intenta pasar ahora bajo la excusa de una “crisis histórica”.

Es en este cuadro de ataque permanente que las trabajadoras/es de LATAM apelaron a la movilización y también a la creatividad. Buscando la solidaridad y el apoyo en la opinión pública. Centenares de personalidades de la cultura y la política dieron cuenta de una enrome simpatía social contra los despidos. Una campaña como no se veía desde el nefasto vaciamiento de Aerolíneas. La astucia del colectivo de trabajadoras/es se combinó con movilizaciones, entre las que se destaca las masivas caravanas en 9 de Julio, los Ministerios y la Richieri. También la concentración y deliberación permanente en Aeroparque. Todas estas medidas de acción fueron llevadas adelante por las trabajadoras/es de LATAM en lucha sin el acompañamiento de las cúpulas gremiales enroladas en el Frente Aeronáutico. La pasividad de los gremios frente a un ataque de semejante magnitud no podrá ser ocultada con discursos ni acciones simbólicas. O se está por el triunfo de las compañeras/os de LATAM, que consiste en la continuidad laboral, o se está con la orientación de desgaste al colectivo que la está peleando.

Los largos meses de resistencia contra los despidos encubiertos (en la jerga empresaria retiros voluntarios) ubican el cuadro actual del conflicto en un punto de inflexión. Más de un tercio de las compañeras/os lograron resistir la extorsión. A excepción del suculento rubro cargas, en los meses que pasaron la empresa conto con la ventaja de una actividad aerocomercial paralizada, de ahí que la movilización callejera de trabajadoras/es estaba impedida de incidir en el lucro y la ganancia empresaria. Aquella dinámica empieza a cambiar y se torna fundamental para el conflicto apuntar contra la operación comercial de LATAM. La responsabilidad de los gremios aeronáuticos para llevar adelante una movilización del conjunto de los aeronáuticos contra la impunidad empresaria es muy clara. La última caravana aeronáutica impulsada por los gremios oficialistas da cuenta que las bases están dispuestas a la movilización. Sucede que las paritarias congeladas en Aerolíneas destruyen el salario; la reciente fusión con Austral atenta contra las conquistas convencionales. Las nuevas regulaciones y normas que se intentan imponer contra las tripulaciones son un ejemplo de cómo las patronales presionan a la baja. Depende de las cúpulas gremiales desarrollar un plan de lucha consecuente. La movilización y el paro están a la orden del día. Hay que darle un claro mensaje al gobierno y las empresas de que la reactivación de los aeropuertos es sin despidos y con todos las trabajadoras/es adentro. Para que esto suceda es necesaria la unidad de todos los sectores del aeropuerto. Si triunfan las trabajadoras/es de LATAM triunfamos todos los aeronáuticos.

Otro punto de apoyo para el nuevo momento del conflicto en LATAM está dado por una dinámica donde otros sectores sociales y de trabajadores salen a la pelea contra las consecuencias de la pandemia empresaria. Los primeros meses de la pelea fueron, aun con mucha solidaridad, en soledad. Haber resistido el embate empresario durante largos meses es un mérito del colectivo de trabajadoras/es que debe ser orientado hacia la confluencia y coordinación con los sectores que empiezan a salir a la pelea. Desde El Despegue estamos convencidos que en esa coordinación con otros sectores de trabajadores se juega gran parte del conflicto. De ahí que hayamos puesto un especial énfasis en la unidad entre los aeronáuticos efectivos y tercerizados. Estos últimos viene dando pelea contra los avances y despidos en variadas empresas que operan en el aeropuerto, entre las que se destaca la nefasta Securitas. La organización combativa de las trabajadoras/es tercerizados de Aerolíneas (GPS) se encuentran en la primera línea de la resistencia.

La empresa LATAM apuesta al desgaste, pero las trabajadoras/es tenemos la fuerza para dar vuelta la cosa. Es por eso que desde El Despegue promovemos la solidaridad de clase incondicional con todos aquellos que no se resignan. La participación contra el desalojo en Guernica y contra la represión a quienes pelean por vivienda digna; el apoyo a los trabajadores que pelean contra la pulverización del salario; el abrazo solidario a los jóvenes precarizados son todas medidas de solidaridad de clase que más temprano que tarde contribuirán a que el conflicto de LATAM cobre mayor magnitud y sea resuelto en favor de las trabajadoras/es. Desde esta perspectiva debemos seguir fomentando la organización democrática que encuentra en la intersectorial el ámbito de deliberación para definir los próximos pasos de lucha en el colectivo de LATAM. La preparación de una fuerte movilización en la Richieri, muy cerca del aeropuerto Ezeiza es, sin duda, una cuestión de primer orden. Los gremios aeronáuticos deberían apoyar, sin miramientos, dicha convocatoria. Desde la agrupación El Despegue exigimos a los gremios aeronáuticos asambleas unitarias y democráticas para votar un plan de lucha consecuente que derrote los despidos de la empresa y conquiste la continuidad laboral.