Asambleas, clases públicas y coordinación. La importancia de continuar exigiendo respuestas a un pliego de demandas que sigue sin ser atendido. Algo se está transformando aunque algunos intenten frenar ese proceso.
Jueves 31 de octubre 15:34
La reciente toma del rectorado de la UNICEN, precedida por la toma de la Facultad de Arte, se extendió durante ocho días de intensos debates y asambleas que fueron un claro reflejo del espíritu de lucha que se está gestando desde el movimiento estudiantil en todo el país, con amplias muestras de apoyo del conjunto de la sociedad que ve con entusiasmo la defensa de la educación pública, pero también la importancia de pelear frente al ajuste del Gobierno de Milei.
Esos días de resistencia no sólo se caracterizaron por la organización y el compromiso de ponerle el cuerpo cada día, sino que también revitalizaron instancias como las asambleas para debatir democráticamente los pasos a seguir, apostando a la coordinación entre los diferentes actores de la comunidad educativa y a la lucha en unidad con otros sectores sociales que sufren los planes del gobierno.
La prehistoria que tendrá el futuro
Esta rebelión estudiantil no es un hecho aislado en nuestra ciudad, es parte de un proceso nacional profundo alimentado por luchas en diversos sectores. Hace apenas dos semanas el Gobierno Nacional intentó cerrar el Hospital Bonaparte, el único especializado en salud mental y adicciones. La unidad de trabajadores y trabajadoras de la salud, de residentes y concurrentes, la solidaridad en todo el país, y las movilizaciones sólo dejaron en claro una cosa: Luchar sirve. El gobierno retrocedió. Algunas semanas antes veíamos a nuestros heroicos jubilados mostrando que algo distinto a lo que proponen los grandes sindicatos se podía hacer: enfrentar el ajuste y organizarse desde abajo.
Si pensamos en los primeros pasos nefastos del gobierno de Milei y su DNU, no podemos dejar de señalar las asambleas autoconvocadas que se dieron en todo el país y que en nuestra ciudad se expresó en la Asamblea Tandil Resiste. Con base en el hartazgo de las fuerzas políticas tradicionales y las organizaciones sindicales que aún hoy titubean ante el brutal ajuste e invitan a la resignación como única opción. Surgió así, una organización democrática que se propuso recuperar la calle para hacerle frente desde el “minuto 1” a Milei.
Estos ejemplos muestran que la organización desde abajo y la solidaridad entre quienes sufrimos los ajustes, son esenciales para superar la complicidad y las trabas burocráticas de los sindicatos y federaciones universitarias, para quienes nunca es el momento adecuado de hacer algo. La toma del rectorado fue la muestra cabal de que hay fuerzas para pelear, de que no estamos de luto, sino en pie de lucha.
En este marco de importantes resistencias, el gobierno decidió meterse con las universidades. Las ratas de siempre: diputados y diputadas le dieron el “ok” y vetaron el presupuesto universitario anulando la recomposición salarial de docentes y nodocentes, y fue la chispa que encendió la llama. Mientras la “oposición” se prepara para las elecciones (no importa cuando leas esto), las nuevas generaciones no quieren seguir esas recetas y empiezan a dar pasos significativos en la organización colectiva. Un proceso de tomas, asambleas, movilizaciones y clases públicas revitalizaron la lucha contra un gobierno que empuja al hambre a los jubilados y jubiladas y que condena a la pobreza al 60% del país, siguiendo al pie de la letra las recetas del FMI. La profundidad del movimiento no tiene que ver sólo con sus métodos, sino también con la solidaridad de otros sectores sociales.
Tandil, luchas que laten
En la UNICEN, la toma de casi 9 días del Rectorado, de la Facultad de Arte y de la Facultad de Ciencias Sociales sede Olavarría, marcaron la agenda en la región. Debates en asambleas con votación a mano alzada: mientras el gobierno quiere profundizar el individualismo como ideología, la salida colectiva aparece como un norte en la organización de base.
Este lunes, en las puertas del Rectorado se realizó nuevamente una asamblea interclaustro con más de 70 estudiantes, docentes y nodocentes. Los debates se dieron en torno a la claridad de ser parte de un proceso nacional con particularidades locales, en relación a la bronca porque aún no hay respuestas al pliego de demandas presentado, mientras quienes deberían resolver solo hablan para la foto o sugieren que “las medidas de lucha no deben ser tan duras”, y sobre la ausencia de quienes se niegan a resolver en asamblea los pasos a seguir.
Se destacó la importancia de la unidad para enfrentar al gobierno, de fortalecer la mesa intersectorial votada en la asamblea interclaustro para invitar a jubilados y jubiladas y otras organizaciones sociales. No hay dudas de que en la unidad está la fuerza y que “la única lucha que se pierde es la que se abandona”, sin embargo hay que preguntarse: ¿Unidad con quienes? ¿Y unidad para qué?. Con el avance de los conflictos en curso, queda cada vez más claro que se juegan distintas estrategias, y que no todas responden a los mismos intereses. Mientras que por un lado se defienden derechos conquistados y se pelea por avanzar en los que faltan conquistar, por otro lado están quienes defienden privilegios y tratan de procesar todo por los canales institucionales que nunca funcionaron.
Para muestra basta el presente. La democracia de base y la autoorganización hace ruido en el Gobierno nacional, pero también en las autoridades de las universidades. Hace pocos días, Luis Víctor Moriñigo, radical y presidente del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), declaró que la organización estudiantil “ya tuvo su peor momento” y que iría decayendo porque “la lógica de las tomas no conduce a una solución en el corto plazo”. Más que una certeza es una súplica de quienes sólo defienden sus privilegios y lo hacen a costa de evitar que se cuestione profundamente el modelo de universidad que sostienen puertas adentro. Pero esto recién empieza.
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La asamblea interclaustro resolvió continuar con clases públicas, foros de debate, intervenciones artísticas, ollas populares, entre otras actividades, con el objetivo de visibilizar la lucha y aumentar la participación. También se está articulando con adultos mayores en lucha (AMALU), a quienes se acompañará en la marcha del próximo miércoles 6 de noviembre. La comunidad está invitada a unirse a esta pelea y a seguir el cronograma a través de la cuenta de Instagram:
Es necesario construir una alternativa que no sólo cuestione el modelo educativo y defienda la universidad pública, sino que además se proponga pasar del cuestionamiento de la universidad de clase a cuestionar la sociedad de clases.
Profundizar la autoorganización interclaustros, la independencia de la autoridades para tener las manos libres de esos canales que siempre dejaron afuera a la mayoría, apelar a la unidad con el conjunto de la clase trabajadora, mientras se hacen más fuertes las instancias de debate al interior de cada cursada, de cada claustro y lugar de trabajo. Es la única garantía para ganar esta pelea y torcerle el brazo al gobierno.