Las autoridades provinciales y un cura hostigaban cotidianamente a la niña de 11 años y su familia para obligarla a ser madre. Desde la izquierda exigen la renuncia de los funcionarios de Manzur.
Jueves 2 de mayo de 2019 09:29
Luego de dos meses de silencio, la madre de Lucía -la niña tucumana de 11 años embarazada tras un abuso que fue sometida a una microcesárea- brindó su testimonio para denunciar la obstaculización en el pedido de la interrupción legal del embarazo (ILE). Sol, como se denomina a la madre para proteger su identidad, apuntó contra la presión de Gustavo Vigliocco, titular del Sistema Provincial de Salud (Siprosa), y de Rossana Chahla, ministra de Salud provincial. Además señaló que un cura se presentaba a diario en el hospital y que los grupos antiderechos ingresaban al hospital..
Presión desde el Ministerio de Salud
“Yo primero había dicho que me iba a hacer cargo (del bebé). Me dieron cuatro días para que vaya a mi casa y piense. Cuando volvíamos del hospital, mi hija me dice: “no, mamá. No quiero que vos lo críes. Yo no lo quiero”. Me puse a pensar para qué iba a venir una criatura al mundo si se iba a criar bajo un odio, porque no era deseada. Cuando me traen al hospital y me vuelven a preguntar, dije que se haga la voluntad de mi hija. Ahí quedamos internadas. Eso hemos pedido desde que llegamos al hospital. Supuestamente había una ley que la amparaba y queríamos que se respetara”, afirmó Sol en una entrevista del diario La Gaceta.
Luego la madre de la niña describió puntualmente las presiones realizadas por Vigliocco para que la niña continúe con el embarazo. “Me dijo que la matriz de mi hija era gruesa, que estaba llena de coágulos, que al cortarla se podía morir desangrada y que yo iba a llevar una carga de conciencia. Llorando le decía que haga todo lo posible para que mi hija no se me muera. Él me decía que esperar hasta los siete meses era la única solución. La criatura ya iba a tener madurados los pulmones, iba a nacer bien y mi hija no iba a correr peligro. Yo le decía que no, porque ella no quería tenerlo. Y me dijo: ‘si no querés darlo en adopción, te prometo que me hago cargo del bebé. Lo voy a criar como mi propio hijo’.’Aguantá mamita, que a los siete meses te prometo hacerte tu casa. Vas a tener toda la comodidad que tu hija se merece’, dijo. Fue a donde vivo a pedirle al delegado comunal que me hagan la casa. Yo tenía tres piezas de material y una casilla machimbrada. A la casilla la han destrozado, me la han destechado y ahora no tengo las puertas ni las ventanas. No han ido nunca más”, denunció.
Sol señala que el titular del Siprosa “prometió que iba a hacer estudiar a todas mis hijas, que al bebé lo iba a criar él y que iba a ser alguien el día de mañana”. “No podía creer que me quería comprar la vida de la criatura. A mi hija le regaló una tablet. Todos los días le preguntaba cómo estaba, le mandaba caramelos. Todo el tiempo me decía que aguante los siete meses. Cuando le dije que no y pedí que busquen la forma de operarla, él desapareció hasta hoy. No lo he vuelto a molestar más porque nunca me volvió a mandar mensajes. Ni me preguntó cómo salió la operación”, afirmó.
La Iglesia y los antiderechos como fuerza de choque
En su testimonio, la madre de Lucía cuenta que su familia visitaba a la niña y que Vigliocco iba todos los días a presionar por la continuidad del embarazo. Además, todas las mañanas y tardes iba un cura. “A mi hija (el cura) le decía que ella lo tenía que querer (al bebé). Ella le respondía “no lo quiero”. Él le contaba la historia de la Virgen de Guadalupe. Ella le gritaba para decirle que no se le arrime y él lo hacía igual para hacerle cruz en la frente. Él me decía que Dios no dice que se maten (bebés), preguntaba por qué no lo daba en adopción. Me decía cosas que no tenía por qué decir si era un cura”, relató.
Además, Sol da cuenta de un trato especial hacia el cura en el hospital: “Me hacían hacer una lista de las personas que quería que pasen. Había veces que a la psicóloga no la dejaban pasar porque me olvidaba de anotarla. A él lo dejaban pasar como si lo hubiera anotado, pero ni lo conocía”. Esto también valía para los grupos antiderechos que actuaron como fuerza de choque del lobby clerical en el hospital. “Hubieron personas que se han hecho pasar por policías, han pasado para la sala pidièndome información sobre hija. También ha pasado una mujer diciendo que era de la fiscalía cuando no eran de las fiscalías, eran de los pañuelos celestes”, narró.
La obstaculización constante de la ILE
Sol denuncia que para hacer cumplir la voluntad de la niña firmó un pedido para que se interrumpa el embarazo pero que constantemente se obstaculizó el acceso al procedimiento. “Se ha demorado un montón (la ILE). Firmé para que le hagan la operación, pasaron como dos semanas y nada. Todo el tiempo me ponían un pero. Primero me pidieron dos donadores de sangre y no sabía cómo conseguirlos. No podía salir ni hasta al frente del hospital porque mi hija no permitía que me alejara. Cuando le avisé a Vigliocco que ya había conseguido uno, me pidió cuatro. No sé para qué porque mi hija nunca necesitó donadores ni le agarró hemorragia como él había dicho. Hasta un día antes de la operación le pusieron inyectables para que maduren los pulmones del bebé, mintiéndome que eran vitaminas para la anemia”, cuestionó.
Solo después de la operación, y con el caso convertido en un escándalo internacional, la ministra de Salud Rossana Chahla fue al hospital. “Me preguntó cómo era la atención en el hospital. Le dije que estaba bien, pero que me había vuelto loca el doctor Gustavo (Vigliocco). Me dijo que lo había interpretado mal”, afirmó.
Como consecuencia de las semanas obstaculizando la ILE, Lucía fue sometida una microcesárea, un procedimiento que también se le quiso negar en el Hospital del Este. Finalmente, los médicos Cecilia Ousset y José Gigena asistieron a la niña. “Si seguía con el embarazo corría mucho riesgo”, resumió Sol. En tanto que los médicos fueron denunciados por homicidio culposo, en un claro intento de amedrentamiento.
Exigen la renuncia de Vigliocco y Chahla
La denuncia de la madre de Lucía pone nuevamente en el centro la responsabilidad del gobierno de Juan Manzur en la tortura de obligar a ser madre. El testimonio da muestra del rol jugado por el titular del Siprosa y luego por la ministra de Salud. “La crueldad y maltrato de la que fueron víctimas por parte de las autoridades del Ministerio de Salud de la provincia y de la dirección del hospital no parece tener límites. Es inadmisible que estos funcionarios continúen, por eso exigimos la renuncia de la Ministra de Salud, Rossana Chahla y del Secretario ejecutivo del SiProSa, Gustavo Vigliocco ”, manifestó Alejandra Arreguez, referente del movimiento de mujeres y dirigente del PTS-FIT
“Todos estos graves hechos denunciados y hechos públicos por la familia conducen a que estos funcionarios no pueden estar más al frente del servicio de salud en nuestra provincia. Estos personajes antiderechos cuentan con el respaldo de Manzur para actuar con total impunidad, el gobernador es reconocido por movilizarse contra el derecho al aborto legal. Convocaremos a movilizarnos los próximos días, junto con el poderoso movimiento de mujeres, hasta que se vayan estos funcionarios”, agregó.