El gobierno de Collboni no para de llevar adelante políticas que buscan convertir Barcelona en la capital de la gentrificación, la contaminación y los macroacontecimientos que no aportan nada a quienes vivimos aquí.
Jueves 20 de junio de 2024
La polémica desfilada de Louis Vuitton en el Parc Güell, por la cual el barrio quedó bajo control policial pidiendo la identificación de los vecinos para poder entrar y que acabó con parte del conjunto artístico destrozado por las instalaciones del desfile, era solo el aperitivo de lo que Barcelona vivirá este verano. En menos de dos meses, Barcelona acogerá la F1 y la Copa América de Vela.
Este miércoles empezaba el Road Show y ya desde inicios de semana se sufrían los cortes de calles principales como Passeig de Gràcia o Aragó con los problemas de movilidad que esto implica y agraviando la aglomeración en el transporte público en horas punta para ir y volver del trabajo. El fin de semana vimos como se ponía en marcha toda la maquinaria necesaria para tener a punto el asfalto para que los monoplazas pudieran hacer su exhibición. Viendo el estado de los barrios populares de Barcelona tenemos un gran contraste y una clara evidencia que los intereses capitalistas son los que mueven las políticas del PSC.
No es casualidad que ante este despliegue de macro acontecimientos al más puro estilo Ayuso se esté ejecutando el Pla Endreça que expulsa, persigue y reprime a las personas en situación de exclusión o a los vendedores ambulantes.
Esta situación recuerda a las políticas del PSC que buscaban preparar y “limpiar” la ciudad para los Juegos Olímpicos del 92. En este momento, las demandas de las asociaciones de vecinos para mejorar algunos aspectos sociales, como usar la Villa Olímpica para vivienda social después de los JJOO, se vieron frustradas cuando el gobierno de Pasqual Maragall le puso la alfombra roja a las grandes inmobiliarias y los especuladores. Empezaba así la Marca Barcelona.
Collboni no hace más que continuar las políticas que durante años han convertido a Barcelona en un parque de atracciones para un modelo turístico agresivo y depredador que nos expulsa de nuestros barrios con la gentrificación y el aumento de pisos turísticos, mientras decenas de familias vulnerables son desahuciadas cada semana; nos limita el ocio porque todo está dirigido a un turismo que se puede permitir pagar 30€ para entrar a una discoteca y 5€ por una cerveza; que empeora nuestra salud aumentando la contaminación con la llegada de cruceros, el aumento de buses turísticos recorriendo cada hora los lugares más destacados o con acontecimientos como el de la Fórmula 1; y apuntalando un negocio millonario sustentado en la precariedad de los diferentes puestos de trabajo que se relacionan con el turismo.
Que no nos engañen: el problema no son los turistas en sí; el problema es el modelo turístico y las políticas que hacen para exprimirlo cada vez más.