El exministro de Economía denunció con razón la represión macrista y la militarización del Congreso Nacional. Pero lo hizo con algunos argumentos falsos.
Daniel Satur @saturnetroc
Sábado 16 de diciembre de 2017
8 de julio de 2014. Gendarmería reprime protesta en la Panamericana (Enfoque Rojo)
El exministro de Economía del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y actual diputado nacional del Frente para la Victoria Axel Kicillof fue una de la voces más escuchadas el jueves en el Congreso Nacional. Sobre todo del lado de afuera, en la calle.
Rondando el mediodía Kicillof fue entrevistado por el periodista Fernando Carnota en el canal de noticias A24. Ante todo, el diputado se mostró molesto por el descomunal operativo de Gendarmería y Policía Federal en las inmediaciones del Congreso.
“Éste no es un operativo con gendarmes, acá militarizaron el Congreso de la Nación. Están armados, a cada diputado lo hacen pasar y lo escudriñan”, decía Kicillof al movilero. Y agregaba que “esto parece el 76. Es el Congreso de la Nación, es la casa de la democracia, y está militarizado. La verdad es que es insólito”.
Respecto a la situación vivida el día anterior, cuando una masiva movilización fue frenada por Gendarmería a poco de llegar a las inmediaciones del Congreso, Kicillof le dijo a Carnota que “la Gendarmería agredió a cuatro o cinco diputados de la Nación y a algunos los hirió. Yo me imagino qué pasaba si cuando éramos gobierno había medio diputado herido. Es una cosa de locos”.
El exministro profundizó en la idea. “Yo fui gobierno y tuvimos montón de manifestaciones en contra, cacerolazos, y no había estas cosas. Se manifestaba, llegaban a las puertas del Ministerio, gritaban, decían lo que pensaban y después la política y las elecciones definían. Pero agregarle el componente de las fuerzas de seguridad desatadas, armadas hasta los dientes, contra la gente que viene a manifestarse es una novedad en la Argentina, aunque ya nos tienen acostumbrados”, dijo Kicillof.
Sobre el final el diputado aseguró que contra el gobierno de Cristina “protestaron 30 mil veces y no hubo esto. Y tampoco hubo violencia”. Para él, durante su Gobierno “había miles de piquetes y no había represión de las fuerzas de seguridad. Y como no había eso, no había violencia”.
Y remató con una definición rayana con la fantasía. “Si en nuestro Gobierno, cuando había diputados de la oposición que marchaban en contra del Gobierno, venía la Gendarmería armada y con cascos y les empezaba a pegar, el escándalo que hubiera sido, con toda la prensa de este país”.
Si lo hubieran dejado, probablemente Kicillof habría continuado y capaz que terminaba diciendo que durante los gobiernos kirchneristas la Gendarmería era un grupo de boy scouts, la Policía Federal un apéndice de la Red Solidaria y los espías de la ex SIDE un equipo de filántropos dadores de alegría.
Casualidades de la vida. En el mismo momento del móvil con Kicillof se veía a sus espaldas nada menos que a Christian Castillo, uno de los diputados reprimidos durante su Gobierno.
Luego de la entrevista Fernando Carnota, el mismo periodista que habló con Kicillof y que no se caracteriza por simpatizar precisamente con la izquierda, se vio casi obligado a desautorizar al exministro de Economía. “También en el gobierno kirchnerista, si bien no hubo semejante presencia como hubo ahora, Nicolás del Caño (que está en la manifestación de hoy) fue golpeado y también denunció violencia en una manifestación en la Panamericana. En el gobierno anterior Nicolás del Caño también fue reprimido por las fuerzas de Seguridad. Cuando se está de un lado del mostrador se ve una cosa y cuando se está del otro lado se ve otra”.
Minutos después el propio diputado nacional Del Caño salió en vivo por el mismo canal y, acordando con las primeras definiciones de Kicillof, recordó que “un operativo de estas características en el Congreso no lo había visto nunca. En el 2001 hubo vallados. Pero en mi gestión como diputado nunca vi una militarización como la que hay hoy”.
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Las represiones kirchneristas
Fue durante el conflicto por los despidos masivos en la autopartista norteamericana Lear, ubicada en la zona norte del Gran Buenos Aires, que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner descargó una represión sistemática. El comandante de esa ofensiva fue nada menos que el excarapintada Sergio Berni, entonces secretario de Seguridad de la Nación.
El 18 de septiembre de 2014 el entonces diputado provincial Christian Castillo denunciaba al borde de la Panamericana que “la Gendarmería vino a reprimir el corte nuevamente como ya nos tiene acostumbrados, me tiraron gas pimienta en la cara sin ningún aviso. La idea era cortar dos carriles y después marchar al Ministerio de Trabajo. Sin embargo a ellos les gusta la represión contra los trabajadores y defender los intereses de la empresa. Nosotros vamos a seguir en la lucha, vamos a seguir movilizados para terminar consiguiendo la reincorporación de los trabajadores”. Fue en marco de la novena Jornada Nacional de Lucha contra los despidos que incluyó acciones en distintos puntos del país. Los obreros de Lear ya llevan más de 100 días de lucha por la reincorporación de los despedidos en un conflicto testigo de aquel año.
Un mes después, el 23 de octubre, las balas de goma de Gendarmería hirieron a varios manifestantes entre los que se encontraba el diputado nacional Nicolás del Caño.
En ese momento Del Caño denunció que Gendarmería “disparó balas de goma a los trabajadores y a los que estábamos apoyándolos, a muy corta distancia, a quemarropa, y cuando ya no estábamos sobre la Panamericana, con el único objetivo de provocar heridos. A mí me hirieron junto a veinte trabajadores de distintas empresas que estábamos allí. El desalojo fue sin mediar ningún diálogo, a pesar de que estaban dejando carriles libres por los que se podía circular (...) Volvieron a violar mis fueros como diputado nacional”. En esa jornada además de Del Caño fueron heridos trabajadores de Lear y dirigentes sindicales y políticos solidarios con su lucha, como Nathalia González Seligra, referente de la oposición a Baradel en Suteba y actual diputada nacional del Frente de Izquierda.
Es difícil creer que Kicillof se haya olvidado de aquellas circunstancias (¿cómo te vas a olvidar del "gendarme carancho" Axel?). Sobre todo porque la agresión a Del Caño fue repudiada en el mismo Congreso Nacional por todos los bloques parlamentarios de la Cámara de Diputados, incluyendo al del Frente para la Victoria.
Al año siguiente, el 28 de julio de 2015, Sergio Berni acusó a los trabajadores de la Línea 60 de colectivos que luchaban en defensa de sus puestos de trabajo de “estar buscando un muerto”. En esos días Berni era el verdadero vocero del Gobierno y justificaba todas y cada una de las militarizaciones de la Panamericana y los ataques con palos, gases y balas de goma a manifestantes.
Vale recordar que en los tiempos de Berni (y de Kicillof como ministro de Economía) fueron heridos, detenidos y hasta asesinados muchos referentes políticos, sindicales y sociales en diversas manifestaciones y protestas callejeras. A veces los atacantes fueron directamente las fuerzas estatales, nacionales o provinciales, y en otras oportunidades la represión fue “tercerizada” utilizando desde patotas sindicales hasta sicarios.
Imposible olvidar los asesinatos de Carlos Fuentealba en Neuquén, de jóvenes pobres en Bariloche, de inmigrantes sin techo en el Parque Indoamericano, de miembros de la comunidad qom en Formosa, de Mariano Ferreyra el barrio de Barracas, entre otros.
Tampoco se olvida la detención violenta (arrancándola directamente desde adentro de su auto) de la nieta recuperada María Victoria Moyano Artigas en la Panamericana el 8 de agosto de 2014, en el marco de la lucha de Lear. La hija de desaparecidos no es diputada pero fue varias veces candidata del Frente de Izquierda y es una de las referentes indiscutidas del movimiento de derechos humanos a nivel nacional.
Las mentiritas de Kicillof pueden servirle para negar el pasado y así denunciar (con toda razón) las represiones macristas del presente. Pero difícilmente le sirvan para ganarse la simpatía de los miles de laburantes que sufrieron la inflación, la precarización y, también, la represión durante aquellos años.
Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).