Mientras el grito por #NiUnaMenos recorre el país, el periodista habló de una “deficiencia familiar” y condenó a la víctima por “andar sola por la calle”.
Lunes 10 de abril de 2017
El pasado sábado era hallado sin vida el cuerpo de Micaela García. La indignación fue inmediata y el reclamo para que no haya ni una mujer menos, víctima de la violencia machista, volvió a imponerse en las calles. En las principales ciudades se replicaron masivas movilizaciones. Otra vez, la complicidad de la Justicia, el Estado y sus instituciones ocupó el centro de la escena.
Invitado al programa Debo decir, conducido por Luis Novaresio, Samuel “Chiche” Gelblung se refirió a este caso que conmovió al país.
“Sé que es incómodo lo que voy a decir: por un lado este degenerado de [Sebastián] Wagner, y por el otro una chica que sale sola de un boliche. Se unieron dos cosas que fueron mortales”, declaró el periodista. Y su culpabilización hacia la víctima –a quien se refirió como “la chica esa”- no se detuvo allí.
“El delincuente está siempre suelto y la violación puede ser de día. Pero cuando se unen las dos cosas siempre hay una falla familiar. (… ) En ninguna parte del mundo a las 5:20 de la mañana una chica puede andar sola por la calle”, agregó. Naturalizando una violencia que es estructural a este régimen social, Gelblung habló de un “toque de queda” que debería regir para todas las jóvenes.
No es la primera que el conductor despliega su desprecio por la vida de las mujeres. En 2014 había publicado una nota titulada “Miley Cyrus, la escuela para las futuras Melina Romero” donde justificaba la violación y el femicidio de la joven de 17 años, a través de una sentencia a su sexualidad.
Gelblung, quien fue director de la revista Gente durante la dictadura cívico-militar y está denunciado por su participación en el operativo de prensa contra los activistas, busca enviar un mensaje disciplinador para el colectivo de las mujeres. No está solo. Los medios de comunicación hegemónicos reproducen y legitiman a diario la violencia machista. Del otro lado se encuentran las miles de personas –con las mujeres a la cabeza- que salen a las calles para gritar #NiUnaMenos. En su bronca y su organización está la potencia que puede acabar con este sistema que garantiza y perpetúa la opresión.
