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Red Internacional
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PERIODISMO. La noche de Iguala y el asesinato de Pablo Morrugares

Este lunes 17 de agosto, la periodista Anabel Hernández publicó un artículo sobre la relación de Pablo Morrugares, también un periodista que fue asesinado el día dos de este mes, con la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

Lunes 17 de agosto de 2020

Pablo vivía en Iguala donde se dedicaba a cubrir notas sobre grupos criminales de la zona, en el 2015 fue integrado por el gobierno al Mecanismo de Protección de Defensores de Derechos Humanos y Periodistas después de recibir amenazas. El año siguiente sufrió junto a su esposa un atentado por lo que tuvo que dejar la ciudad.

El periodista residía en la calle Juan N Álvarez, donde la noche del 26 de septiembre, tres de los cinco camiones donde viajaban los normalistas de Ayotzinapa serían interferidos y atacados con armas de fuego -momento en el que al menos 20 de ellos fueron desaparecidos- y donde posteriormente fueron asesinados Daniel Solís y Julio César Ramírez. Todos estos fueron hechos que Pablo presenció y documentó en fotos y videos.

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Fue por esto que Anabel se entrevistó con él en noviembre de ese año, cuando empezaba con su investigación sobre la desaparición de los normalistas. Lo que el periodista le aportó, le sirvió para entender, mucho antes que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la participación directa del ejército en los atentados de esa noche, sobre los cuales millones en el mundo denunciaron que #FueElEstado.

En dicho artículo, Anabel Hernández escribe “es primordial y urgente que el gobierno de México de Andrés Manuel López Obrador proteja la vida de la familia de Morruganes. Es su obligación no dejarlos solos. E independientemente de las diversas líneas de investigación que puedan seguirse respecto a su infame homicidio se debe tomar como una línea de investigación y posible móvil de su homicidio la información que él tenía de lo ocurrido en Iguala”

El asesinato de Pablo Morruganes es el séptimo asesinato de periodistas en el año y el quinto en el estado de Guerrero desde que inició el mandato del priista Héctor Astudillo Flores. El 10 de agosto, un sujeto fue detenido por estar relacionado con el asesinato del periodista guerrerense, pero al igual que la detención del Mochomo no es suficiente para hacer justicia por los 43, la detención del presunto responsable de la ejecución de Pablo y su escolata con 55 balas, tampoco es suficiente.

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Como menciona Anabel no hay certeza aún sobre el móvil para el asesinato del periodista, pero no sería una sorpresa que después de que el mes pasado el gobierno reviviera el caso de los 43, anunciando el hallazgo de restos de uno de los normalistas, mismo que desmentía la “verdad histórica” de Murillo Karam y el PRI; otras cosas se hayan removido también.

La “verdad histórica” que buscaba sepultar las masivas movilizaciones que denunciaban la responsabilidad directa del Estado, fue desmentida hace mucho tiempo, por periodistas como Anabel Hernández y Pablo Morruganes así como por los miles de jóvenes y trabajadores que a la fecha no nos cansamos de decir que no sólo fue Guerreros Unidos sino también el Estado.

Desde la Izquierda Diario nos sumamos a la exigencia de protección para la familia de Morruganes, pero esta no puede venir del mismo Estado y su policía que está coludida con el mismo crimen organizado, sino de comisiones conformadas por organizaciones sociales y populares independientes al Estado y en defensa de los derechos humanos y del periodismo crítico.

Esto no es suficiente, pues los responsables intelectuales de la persecución a periodistas así como de la desaparición de los normalistas siguen intacto. Aunque la 4T haya dicho que buscará justicia para los normalistas y sus familias, esta no puede existir sin el juicio y castigo a todo los miembros del gobierno implicados en su desaparición.

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Esto requiere de una investigación que sea realizada por una comisión realmente independiente al gobierno, pues como lo demuestra el caso de García Harfuch, el gobierno sigue intentando desvincularlo de la noche de Iguala, a pesar de que el funcionario estaba a cargo de la policía de Guerrero en el 2014. Además de negarse a proceder contra el viejo gobierno.

La justicia para los normalistas, para Pablo y para los periodistas asesinados, sólo vendrá de la organización y la movilización del pueblo pobre y trabajador de manera independiente al régimen y sus partidos.