A pesar del anuncio de elecciones anticipadas, la situación de militarizción en Turquía no parece normalizarse. Por el contrario, en todo el país y especialmente en la región kurda hay una crisis política profunda.
Jueves 17 de septiembre de 2015
Fotografía: REUTERS
Con ataques racistas a los kurdos la batalla entre las fuerzas armadas turcas y el PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán) se extendieron a todo el territorio del país. El antecedente que llevó a esta lucha fue el ataque de la PKK a un convoy militar en Daglica donde murieron según fuentes del ejército 16 soldados, mientras que el PKK habla de 31. El conflicto actual es el más grande después de la tregua de 2013.
Llama la atención la afirmación del presidente Recep Tayyip Erdogan, "Si un partido hubiese logrado reunir 400 diputados o la cantidad (necesaria) para una (nueva) constitución, la situación sería muy diferente".
Mientras que el oeste del territorio está marcado por la ola racista de ataques fascistas contra la población kurda y las oficinas partidarias del HDP (Partido Democrático de los Pueblos), la región kurda en el este se encuentra en un estado de excepción, de toques de queda y masacres.
"No queremos operaciones, queremos masacres!"
La situación actual es terrible: En el oeste del país hubo ataques a más de 400 oficinas partidarias del partido pro-kurdo HDP, tiendas de kurdos, buses o autos con matrículas de ciudades kurdas y muchos departamentos de kurdos fueron incendiados por patotas fascistas. En barrios de las ciudades occidentales donde mayoritariamente viven kurdos y alevís hay linchamientos diarios. Los temporeros kurdos, que sobre todo en el sector de la construcción son mano de obra barata para la burguesía turca donde tienen que vender su fuerza de trabajo bajo condiciones miserables, sufren diariamente ataques de los "lobos grises". Asi es como se conocen a las patotas organizadas por Erdogan. Hay cientos de heridos y decenas de muertos. Las patotas fascistas resumieron su accionar: "No queremos operaciones, queremos masacres". La policía turca no hace nada más que observar.
En la región kurda la ocupación se agudiza: Después de duros enfrentamientos entre la guerrilla y el ejército turco, muchas partes de la región fueron declaradas "zonas de seguridad militar". En la ciudad kurda fronteriza Cizre, la situación es brutal. El 4 de septiembre se ordenó el toque de queda después de que el movimiento kurdo había declarado de manera unilateral su "autonomía" y que la guerrilla se hizo responsable en los hechos de la seguridad de la zona. Como respuesta el estado turco tomó a los 110.000 habitantes de la ciudad como rehenes: Durante ocho días los habitantes no podían salir de la ciudad, ni podían entrar kurdos o militantes del HDP. El ejército turco abrió fuego contra cada persona que salió a la calle, por lo que murieron más de 20 civiles, entre ellos un niño. Según diferentes organizaciones de derechos humanos los habitantes no tenían acceso a teléfonos, internet y electricidad. La población sufría la falta de agua, alimentos y medicamentos. La alcaldesa de Cizre, Leyla Imret fue despedida por el Ministro del Interior y el Estado turco empezó una serie de investigaciones contra militantes del HDP por sus vínculos con el PKK.
La policía turca impidió que una delegación del HDP entrara con sus vehículos a Cizre. Temiendo un masacre, la delegación compuesta entre otros por el vice-presidente Selahattin Demirtas y dos ministros del gobierno electoral, empezó a caminar. Aunque la resistencia del pueblo kurdo quebró el toque de queda después de ocho días, el 13 de septiembre, el gobernador de Sirnak nuevamente ordenó el toque de queda.
Los ataques sirven a Erdogan en su intento de bonapartización
Algunas voces del AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo) afirman que en el fondo, la militarización tiene como objetivo crear una atmósfera de miedo para que la AKP vuelva a ganar la mayoría absoluta. Los dichos del presidente de gobierno Ahmet Davutoglu, recientemente electo como presidente del partido en una convención partidaria extraordinaria, crearon gran inquietud dentro de los partidos opositores: "Nuestros votos crecen. Hacemos todo lo posible para volver a gobernar solos."
El diputado del AKP Abdurrahin Boynukalin estuvo en la primera fila de los grupos que atacaron el edificio del periódico Hürriet. En su discurso tildó de terroristas a todos los opositores y añadió: "Ellos dicen que el presidente del estado hace todo esto sólo porque su sistema presidencial no fue elegido. Y les decimos: No importa como saldrán las elecciones anticipadas el 1 de noviembre: Te vamos a hacer presidente."
Las campañas de difamación desde los periodistas pro-AKP llega a tal punto que los periodistas críticos tienen miedo no sólo a perder su empleo, sino su vida.
A pesar del modelo fallido de la política exterior de Erdogan, del aumento de las "voces críticas" de los imperialismos, del interés de la burguesía secular en el debilitamiento de la AKP, de las descendientes tasas de crecimiento, de que su partido perdió la mayoría absoluta parlamentaria después de 13 años y del fracaso de su proyecto más importante, el "proceso de paz"; Erdogan no quiere ceder su poder. En su período de decadencia aumenta su agresividad. Los ataques son más fuertes, donde más fuerte es el HDP. Erdogan todavía quiere imponer su sistema presidencial pero la mayoría absoluta del AKP sería suficiente para mantener el rol que cumple en los hechos.
Ahora intimida a los votantes que perdió hacia el HDP para "obligarles" que voten al AKP. Además quiere mantener el toque de queda, por lo que no habría ningún control contra el fraude electoral a gran escala. Está dispuesto a perder todo para concentrar todo el poder en sus manos. Los ataques en el oeste del país son una muestra del avance en la creación de grupos paramilitares. Es obvio que las provocaciones fascistas de las patotas son organizadas desde un centro: Recep Tayyip Erdogan.
El HDP en un callejón sin salida: Un programa de pasividad
El HDP no da respuesta a la militarización del país. Participó del gobierno provisional para llamar a elecciones después de la ruptura de la tregua, pensando que así lograrían suavizar los ataques de las fuerzas de Erdogan. En los hechos no resultó. Al contrario, los ataques aumentaron. Otra muestra más de que el electoralismo no puede frenar a la bonapartización de un régimen. La orientación estratégica del HDP es democratizar al Estado turco a través del parlamento. Con la bancarrota del "proceso de paz", esta estrategia murió.
Incluso a pesar de los ataques fascistas, el HDP no cambia su curso burgués-pacifista: En vez de usar su influencia en los sindicatos para impulsar una huelga general contra Erdogan, vuelven a llamar a las negociaciones aunque no es claro a quien. Por un lado llama a Erdogan asesino y por otro lado llaman al proceso de paz, abandonado por este mismo asesino.
También dentro del movimiento kurdo crecen las contradicciones: El HDP se aleja políticamente del PKK, impulsando el concepto de "partido de masas" y llegando a nuevos sectores como partes de la burguesía kurda históricamente aliada al Estado turco o sectores liberales turcos. Esto produce dos tendencias dentro del movimiento kurdo que se enfrentan en la actual crisis política del país. La dirección del PKK varias veces atacó a la orientación pasiva-conciliadora del HDP: Duran Kalkan, dirigente del PKK, dijo que "logramos las mejoras sociales y jurídicas de los últimos años a través de la lucha del PKK y no a través de negociaciones políticas. El HDP no tiene éxitos que le darían el derecho de exigir cosas como la renuncia a las armas."
El PKK no puede controlar más al HDP aunque inicialmente fue su impulsor. En las calles hay solo combatientes del PKK, no las masas. Mientras que el PKK llama a la creación de comités de auto-defensa, la autonomía y la movilización de masas, el HDP sigue su curso electoralista por lo que no hay movilizaciones masivas en el oeste.
El PKK con sus zig-zag y las contradicciones de su táctica de combate solo aumentan la confusión. En algunas ciudades en las regiones kurdas llama a la autonomía, mientras que llama al imperialismo norteamericano a actuar como árbitro para revivir el proceso de paz. Cemir Bayik, número 2 del PKK resaltó en una entrevista con el periódico alemán Die Welt que "No habrá armisticio unilateral. También Turquía tendría que declarar oficialmente un armisticio. Una comisión independiente tendría que vigilarlo. Luego debería haber negociaciones en condiciones libres e iguales, el presidente Apo [Abdullah Öcalan] deberá poder dirigir las negociaciones. Y necesitamos un tercer partido como árbitro. Solo así podemos asegurar que Turquía no vuelve a negar todo."
La izquierda radical está a la defensiva por la prohibicion de hecho de manifestaciones en las últimas semanas. No hay prohibiciones oficiales, pero la fortaleza de los fascistas que cuentan con la colaboración de la policía crea una "atmósfera de prohibicion de manifestaciones generalizada". Los sindicatos se encuentran en un "sueño profundo". A pesar de algunas declaraciones públicas, no hay ni la sombra de radicalización mientras Erdogan dirige una guerra abierta. La bonapartización se alimenta de masacres y toques de queda.
Los ataques fascistas llegaron hasta Europa. Grupos de izquierda y de las comunidades kurdas que manifestaron su solidaridad con el pueblo kurdo y su rechazo a la política guerrera de Erdogan en toda Europa, fueron atacados brutalmente por fascistas turcos. El 12 de septiembre, un activista kurdo de Rojava fue acuchillado por fascistas turcos, y según las últimas noticias superó el peligro de muerte. Un nacionalista turco atropello en Berna a cinco personas hiriéndolos. Los "lobos grises" se reúnen en toda Europa para seguir su campaña de linchamientos. La policía sólo observa mientras que el PKK está en la lista de organizaciones terroristas y activistas kurdos son criminalizados.
El frente único como tarea imperante
¿Cuanto tiempo más Erdogan podrá sostener la actual ofensiva al servicio de la bonapartización? ¿Cuanto tiempo más podrán asesinar las patotas fascistas al servicio de Erdogan? ¿Cuanto tiempo más será el chauvinismo el principal obstáculo de la lucha conjunta de los trabajadores turcos y kurdos? ¿Cuanto tiempo más podrá sostener su poder el anti-obrero Erdogan?. La izquierda puede dar una respuesta a estas preguntas mediante la construcción del frente único para la lucha contra los fascistas que levante un programa de acción para combatirlos.
Los comités de auto-defensa actualmente necesarios no pueden organizarse como meros bloques de defensa como lo quiere el HDP. Se trata de organizarlos activamente en las fábricas, colegios, universidades y sindicatos y desarrollar un programa de acción. Estos comités tienen que ser un medio para conquistar posiciones en la lucha contra el Estado capitalista.
El frente único tiene que desarrollar la resistencia contra Erdogan y la burguesía turca. El frente único contra la guerra y los ataques de los fascistas es una necesidad de los trabajadores y los oprimidos, pero también lo es en contra de la precarización, el desempleo, el curso anti-democrático de Erdogan, el racismo, los ataques sexistas, homofóbicos y transfóbicos, etc.
La esperanza de derrocar a Erdogan mediante las elecciones fracasó. El niega todas las "reglas del juego" cuando se trata de preservar su poder. Por eso es necesaria la construcción de un frente único que se constituya en las fábricas, sindicatos, colegios y universidades, que movilizándose en las calles junto con los métodos de la huelga y la ocupación luche por una Asamblea Constituyente.
El cerco de varias ciudades kurdas es posible por el rol de ocupante del Estado turco. Éste no tiene interés de retirar el ejército y la policía de la región kurda porque perdería en los hechos su colonia interna y tampoco puede ser obligado a negociar. El frente único tiene que luchar por el derecho incondicional a la autodeterminación nacional – así también por el derecho a la independencia nacional, si la mayoría de la clase trabajadora se pronunciase por esta perspectiva.
Dentro de este frente único los revolucionarios tienen que luchar por un programa de acción contra el capitalismo y el imperialismo. Junto con la autodefensa y la lucha contra la guerra, hay que luchar por los derechos elementales de los oprimidos y el cese de la política guerrera capitalista, la toma de posesión de los bases militares del imperialismo, la anulación de la deuda externa, la nacionalización de la banca y las empresas bajo control de los trabajadores, la reforma agraria y la construcción industrial según un plan socialista llevado adelante por los trabajadores y los campesinos. Contra la barbarie y el expolio imperialista en la región que lleva a la migración, la miseria y la guerra, es necesario plantear la perspectiva de la Federación socialista del medio oriente. Un partido revolucionario que luche por esta perspectiva solo podrá nacer de las filas del frente único proletario con un programa de independencia de clase.
No es casual que los ataques racistas se extienden hacia Europa. Aquí es necesario organizar campañas de solidaridad contra los ataques racistas. La prohibición del PKK y la persecución de los activistas kurdos debilitan la resistencia en Kurdistán. La presencia militar del imperialismo en la región agudizan el conflicto. Las armas exportadas al Estado turco son utilizadas en la lucha contra la nación kurda. Tenemos la tarea de luchar por echar al imperialismo alemán de medio oriente e impulsar la movilización contra la prohibición del PKK.