El gobierno del PSOE y Unidas Podemos impone un "nueva normalidad" después de la desescalada que acabará siendo la profundización de la crisis para la clase trabajadora y los sectores populares con una tasa de paro mayor, más precariedad y una mayor vigilancia en las calles.
Miércoles 29 de abril de 2020
Pedro Sánchez descifraba este martes el plan de desescalada del Gobierno ante la crisis del coronavirus y durante el día de hoy se ha debatido en el pleno del Congreso de los Diputados.
Una desescalada que en palabras del mismo presidente será "gradual y asimétrica" y en la que el Ejecutivo tomará el control de la coordinación en comunidades y provincias para llegar a la "nueva normalidad" prevista para finales de junio.
El plan del Gobierno PSOE-Unidas Podamos para este desconfinamiento general está provisto de cuatro fases en la que la primera, denominada fase cero, se incluyen las salidas de los menores de 14 años, como ya se está facilitando estos días, no sin polémica, y los paseos para los personas adultas a partir del próximo sábado.
En la fase número uno, pequeños comercios de restauración podrán habilitar sus terrazas en un 30% de su capacidad, bajo "condiciones estrictas". Así como en la fase dos los espacios interiores de bares y restaurantes podrán también abrir en un tercio de su aforo y lo mismo podrán hacer los hoteles.
En la misma fase, cines, teatros y otros espacios dedicados al ocio y espectáculos podrán abrir los sus instalaciones hasta ocupar un máximo de 400 personas. No obstante, el curso escolar no empezará hasta septiembre y también bajo estrictas restricciones, supuestamente.
En la última fase es cuando se empezará con la flexibilización de la movilidad entre CCAA, provincias o islas, hasta llegar a la "nueva normalidad" anunciada por el Gobierno de Pedro Sánchez. No obstante, este artículo no tiene por objeto tanto la crítica exhaustiva de las respectivas fases de desescalada respecto al confinamiento y el Estado de alarma del gobierno "progre" del PSOE y Unidas Podemos, esto lo dejamos para otros artículo, sino más bien cómo será la "nueva normalidad" de Sánchez y la deriva hasta llegar a ella y sobre todo una vez superada, haciendo deudora de esto a la clase trabajadora y los sectores populares, como en cualquier crisis predecesora.
La "nueva normalidad" de Sánchez: más crisis, más paro y más control policial
Sin duda, la emergencia de la pandemia del coronavirus ha convulsionado los cimientos del mundo tal como lo conocemos hasta ahora. Aun así, esto no hace más que abrir en clave nacional y también internacional un escenario de profunda crisis muy superior a la iniciada en 2008.
En este sentido, y analizando directamente en clave doméstica una crisis que ya está sacudiendo todos los eslabones de la economía española, cabe resaltar que desde el inicio de esta emergencia pandémica, el gobierno de Sánchez no ha hecho otra cosa que velar para asegurar los beneficios de las patronales y las grandes empresas que mueven el cotarro del Ibex35, a expensas de la salud de la clase trabajadora y que esta misma empiece a cargar con los costes de la crisis.
Es decir, desde el inicio de la crisis el gobierno central ha enviado a trabajar a millones de los sectores no esenciales, mientras nos bombardeaba con que nos quedáramos en casa, para después dar manga ancha a aplicar una lista interminable de ERTOs por parte de las empresas, y a continuación imponer la vuelta al trabajo de los sectores no esenciales sin poder garantizar los condiciones de seguridad tras 14 días de parón obligado y teniendo que devolver esos días según necesidades da empresa con horas extras sin ser retribuidas.
Así han sido los primeras semanas de Estado de alarma, pero que nos ofrecerá la "nueva normalidad" de Sánchez, Iglesias y cia?
La Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre de 2020 pasa cuentas del brutal impacte de la crisis de la Covid-19 en el mundo laboral. Aunque la tendencia a la desaceleración económica y el aumento de la desocupación ya era un hecho, en tan solo dos semanas los afectados por los ERTOs y la desocupación se han multiplicado.
Como explica Carlos Muro en este artículo, durante este trimestre, de enero a marzo, la ocupación ha caído en 285.600 personas, la mayor caída des de la recesión de 2012. Al mismo tiempo, el número de trabajadores y trabajadoras afectados por expedientes de regulación de empleo asciende a 578.300, hasta 35 veces más que en el trimestre anterior.
Tanto es así que el número de personas en paro asciende a 3,31 millones (con un aumento de 121.000 personas más que a finales de año) lo que supone una tasa de desocupación del 14,4%. Una cifra que en realidad es mayor porque no se contempla a miles de trabajadores que trabajan en negro, concentrados en sectores como la hostelería y el turismo.
No obstante, por mucho plan de desescalada que se anuncie, las previsiones económicas para los siguientes trimestres son catastróficas. Instituciones como el FMI o el BCE hablan de una caída del PIB de entre el 8 y el 15%. Sectores enteros, como la hostelería, el ocio y el turismo pueden ser prácticamente liquidados, arrastrando otros servicios.
A la vez, millones de hogares se verán sometidos a la ruina y en muchas de ellos hoy ya no se están garantizado ni el abastecimiento diario y suficiente de alimentos.
Queda claro, entonces, que todas los medidas del gobierno central están orientadas a rescatar a los grandes capitalistas. En ese sentido, cuando Pablo Iglesias dice que esta vez se está rescatando las familias en lugar de la banca con un potente “escudo social”, en realidad oculta que medidas como el parón de los desahucios o el no pago de los suministros básicos, dejarán de existir cuando se llegue al ecuador de la desescalada de este gobierno "progre".
Entonces las limitadas medidas adoptadas durante esta pandemíia desaparecerán y todos los mecanismos del gobierno burgués del que forma parte volverán a ponerse sobre la clase trabajadora y los sectores populares para que estos vuelvan a pagar con creces los costes de esta nueva crisis histórica, tal y como ya está pasando en muchos sectores.
Por otro lado, una desescalada cómo se prevé por parte del Gobierno de PSOE y Unidas Podamos no se puede garantitzar de otra forma que mediante la militarización de las calles, tal y como también viene pasando, especialmente hacia los personas inmigrantes. Unas operaciones policiales ante las cuales nadie de Unidas Podamos ha osado levantar la voz en contra en el Consejo de Ministros.
Y, sin duda, esta militarización de las calles continuará profundizándose durante la desescalada y la "nueva normalidad" que impondrán des del Gobierno del PSOE y Unidas Podemos.
Un control policial, además, que se sustenta en los normativas reaccionarias actuales como son la ley mordaza o los leyes de extranjería. Cómo ejemplo, las declaraciones de hoy mismo del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska al anunciar la negociación de la deportación a Túnez de más de 600 personas inmigrantes que es encuentran actualmente en Centros de Internamiento de Melilla.
Pero ante esto, frente a la salida que pretende impulsar el binomio que forma la patronal y los partidos del Gobierno basada en la desocupación, la pobreza y la liquidación de conquistas sociales y laborales, es urgente construir una izquierda revolucionaria independiente de los partidos de la burguesía, opuesta a la izquierda institucionalista que representen Unidas Podamos e Izquierda Unida, hoy en el gobierno "progre" de Sánchez, y que imponga mediante la lucha un programa de emergencia que afecte los intereses de los grandes capitalistas y acaben pagando ellos esta nueva crisis.
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