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Red Internacional
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Tribuna Abierta. La “nueva normalidad” y los trabajadores

Así llaman a la apertura de la cuarentena en condiciones de aislamiento social y la forma en que se desarrollarían las actividades en un futuro sin cuarentena obligatoria.

Miércoles 6 de mayo de 2020 12:29

Los medios de comunicación han comenzado a trazar las líneas de lo que buscan que sea una “nueva normalidad”. Así llaman a la apertura de la cuarentena en condiciones de aislamiento social y la forma en que se desarrollarían las actividades en un futuro sin cuarentena obligatoria. En qué influiría esta nueva realidad en la vida de los miles de trabajadores del país y del mundo.

¿De dónde venimos y a dónde vamos?

El Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio nace con un pecado original, haberse decretado de manera tardía. Mientras esperábamos que los repatriados volvieran de sus vacaciones europeas en su (casi) totalidad, se dejaron correr los días que dieron los primeros números de contagiados. Mientras un personal trainner golpeaba al encargado de seguridad de un edificio por amenazar con delatarlo, por no cumplir el aislamiento todavía “optativo”, y el ministro Trotta obligaba a los docentes a concurrir igual a sus lugares de trabajo, a pesar de haber suspendido las clases, el COVID-19 se iba expandiendo en el Chaco, Capital Federal y el conurbano. Tiempo valioso puesto al servicio de mantener la producción y el comercio en sus niveles habituales.

Pero la cuarentena llegó por fin y el presidente se convirtió en poco menos que un héroe nacional en pocos días. Con su tono serio y se gesto adusto dio señales de autoridad encolumnando tras de sí a los más diversos dirigentes políticos necesitados de absorber un poco de su nueva popularidad, comenzando una carrera por ver quien era mas represivo en el cumplimiento de la cuarentena. Así, tenemos a gendarmes y policías bailando a gente de nuestros barrios populares, secuestro de autos, test de temperatura apuntando con un láser en la frente a los transeúntes y el “show del tapabocas” de la Ciudad. Toda una puesta en escena que no pone el eje en lo importante: las condiciones sociales, sanitarias y económicas en que ésta pandemia impactó al país. Un golpe de frente que develó todo lo que la sociedad parecía no ver. La ambigüedad del discurso y la represión se choca con las colas de jubilados hambrientos una fría mañana de viernes, la cantidad de trabajadores de la salud infectados por la escasez de recursos (ver las notas publicadas en este diario) y, como desastre final, la implosión de casos en un geriátrico de los más caros del país.

A pesar de todos estos antecedentes, en estas semanas se produjo un cambio en el discurso de vital trascendencia. La línea del presidente comenzó a cambiar. Un sábado por la noche anunció a viva voz que los argentinos íbamos a poder salir a pasear una hora por día a no más de 500 metros de nuestros domicilios. Una verdadera locura rectificada por los gobernadores de las tres provincias más importantes (Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba) y el Jefe de Gobierno porteño, celosos todavía de cuidar sus terruños.

El cambio de postura debió buscar otros canales y aquí hay varios elementos que lo sustentan. En primer lugar, existe una presión de las cámaras empresariales de base, que tienen su manifiesto político en sus declaraciones públicas y en el documento firmado por sectores intelectuales liberales con Vargas Llosa y Macri (entre otros). Luego, pero no menos importante, viene el default virtual en el que se encuentra el país con los bonistas privados. La situación parece acuciante. Si la mayoría de ellos no suscribe a la nueva propuesta del gobierno, se pueden abrir instancias judiciales de altísimo costo para la gestión. Los gestos hacia el establishment deben aparecer de manera urgente.

Intrigas y claudicaciones

Así es como vemos una nueva claudicación (y van) de la CGT -profundamente ligada al peronismo por identidad pero también por sus expresos avales políticos a la gestión- en favor de las empresas y en contra de los laburantes con una rebaja de hasta el 25% de los sueldos según sectores (e incluso más como en el caso de LATAM con un 50% de rebaja de facto). Un verdadero despropósito de una asociación de trabajadores ¿Pero que tanto nos podemos sorprender de la burocracia sindical?

La segunda claudicación es verificable en los medios de comunicación. Casi desde el inicio, las voces en el desierto hablaban del fin de cuarentena en pos del mercado. Lejos resonaban los ecos de los Majul, Espert, Milei, Leuco y demás personajes fácilmente reconocibles. Otros más cautos, mantenían su tibieza ante el “General en esta Guerra contra el virus” y no cuestionaban más allá de lo lógico, con palabras vacilantes. Esta semana la cosa parece cambiar. Se ha instalado una nueva consigna que baja del hemisferio norte: la Nueva Normalidad.

Por medio de este nombre-eslogan, el empresariado argentino se encolumna para quebrar definitivamente el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio. Con sus voceros, comienzan a expandir la chispa en la pradera, en una sociedad que empieza a sufrir los efectos físicos y psicológicos de estar encerrados en sus casas. En este contexto aparecen los miembros de la Asociación de Médicos Mediáticos Unidos, nombre de fantasía que uso para identificar al círculo de especialistas que rodea al presidente y que aconseja sobre la apertura o sutura de la cuarentena, un cuerpo de propaganda de élite que lo ayudó a acumular un capital político de grandes proporciones. Son ellos los que comienzan a difundir que no es descabellado ir hacia una apertura que mantenga un distanciamiento social prudente e higiénico. Todo esto justo en el día en que Alberto Fernández consigue la foto de unidad entre empresarios y burocracia sindical que valide la oferta lanzada a los bonistas privados. El pacto parece estar sellado entre gobierno y establishment: Nueva Normalidad a cambio de avales en la negociación de la Deuda Privada.

La nueva normalidad para los trabajadores

La nueva normalidad, el eslogan del que venimos hablando, supone en el hemisferio norte la reapertura de la economía de mercado bajo nuevos parámetros. En todas las sociedades que están entrando al verano, después de una alta tasa de contagios, muertos y recuperados (aparentemente inmunizados por el momento), y con la curva achatada, se esta proponiendo un regreso a los lugares de trabajo en condiciones control sanitario. Se conoció recientemente un documento divulgado por Korea del Sur (1) que plantea retomar las actividades guardando las distancias, usando medios profilácticos y con un estricto control de la movilidad garantizando que el trabajador se movilice de casa al trabajo y del trabajo a casa. Un mundo en el que los obreros saldrían al exterior únicamente para generar las ganancias de los preocupados empresarios faltos de plusvalía. Un mundo utópico digno de Orwell.

Argentina, país del hemisferio sur, en pleno otoño y por entrar en el invierno, no puede permitirse esta Nueva Normalidad. Con la curva de contagios todavía sin techo (basta con escuchar los partes diarios para darse cuenta), con una situación de alerta total en los barrios populares como la villa 31, la 1-11-14 o la 21-24 donde la enfermedad ya se instaló y esta causando estragos en tan solo 4 días. En un país que tiene a la mayor cantidad de sus trabajadores precarizados o en negro no se pueden garantizar ni por asomo las condiciones de higiene, lo vemos en las empresas de aplicaciones (Deliverys y UBER, entre otras) en donde ni siquiera se los reconoce como empleados, no les dan cascos, ni protección para el resto del cuerpo, circulan con barbijos autogestionados, sin antiparras ni guantes, se los ve totalmente desprotegidos hoy en día, sin necesidad de esperar a la Nueva Normalidad.

Es por esto que hay que expresarse, como clase, como trabajadores, en contra de la apertura prematura de la cuarentena, en contra de la Nueva Normalidad precarizante y explotadora. En contra de un nuevo orden que se avecina si no se levanta el puño en alto como lo hicieron alguna vez nuestros mártires de Chicago, nuestros obreros de la Rusia zarista, nuestros compañeros de la comuna de París, nuestros abuelos de la Semana Trágica, la generación de los 60-70, nuestros piqueteros de los 90 y del 2001. El futuro depende de nosotros.

1. Véase el original: http://ncov.mohw.go.kr/upload/viewer/skin/doc.html?fn=1587718468202_20200424175428.pdf&rs=/upload/viewer/result/202005/