Tras la reunión de la Vicepresidenta Sáenz y el Vicepresident Junqueras, se confirma que la “operación diálogo” no puede escuchar la palabra referéndum.
Guillermo Ferrari Barcelona | @LLegui1968
Miércoles 11 de enero de 2017
Se reunieron ambos vicepresidentes en la capital catalana. Sáenz de Santamaría sigue con los viajes a Catalunya para manifestar de alguna manera la voluntad de diálogo del Gobierno. Sin embargo, ese diálogo parece un monólogo y con letra conocida.
Por un lado, la Vicepresidenta continuó con la imposibilidad de acordar referéndum alguno. Pero por otro, en relación al documento de los 46 puntos que exige Puigdemont a Rajoy solo manifestó algunas generalidades. Sáenz de Santamaría expresó la voluntad del Gobierno para invertir en infraestructuras, aunque durante el año pasado invirtió mucho menos de lo anunciado. La Vicepresidenta parecía más bien interesada en que el ejecutivo catalán vaya a la próxima reunión de presidentes autonómicos que en otra cosa.
Junqueras por su parte se limitó a constatar la posición inmóvil del Gobierno y con mucha cordialidad dijo la suya y se despidió. En declaraciones a Rac 1, el vicepresident coincidió en la misma versión que Sáenz y en el “tono cordial” de la reunión.
Sin embargo, la llamada (solo por Rajoy) “Operación diálogo” se ha continuado en estos días con la vía judicial. El fiscal envió al Tribunal Supremo un escrito en el cual solicita se abra el juicio oral contra Francesc Homs. En el mismo solicita la inhabilitación de 9 años para ocupar cualquier cargo público.
Por si hubiera alguna duda, la fiscalía entiende que se puede abrir una segunda causa contra la Presidenta del Parlament, Carme Forcadell. En este caso incluirá también a otros integrantes de la Mesa Parlamentaria. El problema consiste, según la justicia, que todos ellos sabían que el Constitucional había suspendido las mociones independentistas tratadas, pero no hicieron nada para evitar que se traten en el Pleno.
La realidad, es que la “operación diálogo” tan solo es postureo. Es un diálogo de manos vacías que se acompaña con la vía judicial. El Gobierno trata de apretar a los dirigentes de la antigua Convergència con juicios e inhabilitaciones. Por otro lado, menciona vagas promesas de inversiones.
Pero el problema es que el pueblo catalán pide a gritos un referéndum en el cual pueda decidir si se independiza de España o no. La encuesta del CIS catalán dio que el 78% de los catalanes quiere el referéndum. Este porcentaje se mantiene desde hace más de 5 años. El Gobierno de Rajoy ante esto solo frunce el ceño e insiste en que las leyes y la Constitución del 78 no lo permiten. Este será el verdadero choque de trenes.
