Mientras el gobierno uruguayo hace gala de una supuesta recuperación y vigorización de la economía, los números son más cautos. Y como siempre, el grueso de las ganancias fue a parar a las arcas empresariales, mientras la clase trabajadora pierde salario real por segundo año consecutivo.
Viernes 4 de febrero de 2022 15:44
El panorama de la economía uruguaya en el marco de un escenario mundial en donde la economía capitalista recupera algo del terreno perdido, luego de la gran caída causada en la crisis económica internacional por la pandemia del Covid19, expone una recuperación moderada con claros ganadores en un reducido sector social: los exportadores. Y también de claros perdedores: los trabajadores, que han visto como se ha perdido salario real y se han deteriorado sus condiciones de vida en general.
Pero también en un escenario a futuro incierto para la economía dependiente uruguaya, con las tendencias a la suba fuerte de la tasa de interés (de la FED de EEUU que es un factor determinante para el resto de las economías, como por ejemplo el precio de la deuda a partir de este factor), el recrudecimiento de las disputas comerciales entre las grandes potencias y mayores tensiones geopolíticas.
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En este escenario la situación para una economía como la de Uruguay es por demás difícil, para que por ejemplo puedan arribar inversiones extranjeras directas (IED), que en última instancia sería lo que le daría un movimiento más genuino a la economía y sostener el crecimiento del PIB.
Sin embargo, la estrategia del gobierno uruguayo es mostrarse en actitud triunfalista en cuando a la gestión de la economía y su recuperación, mientras garantiza las jugosas ganancias para los “mallas oro”, sobre todo del sector exportador que actualmente goza de un momento de auge de los precios de los bienes en los que interviene que son las materias primas y los especuladores financieros nacionales e internacionales.
Mientras tanto también intentan avanzar sobre otra fuente de ganancia empresarial que es el ataque a los ingresos de la clase trabajadora, mediante la depreciación del salario y la expoliación de los ingresos obreros en general con las tarifas de los servicios públicos y las políticas impositivas, en un intento también de formar un campo “atractivo” para los inversionistas internacionales.
El relato de la agencia de publicidad vs la realidad
Como casi todo en su gobierno para la foto, Lacalle y su coalición se presentan como exitosos gestores de la recuperación económica que, sin embargo en los hechos se presenta como mediocre en comparación con los países del resto de la región y que como dato duro los únicos ganadores son los “malla oro” del presidente (el empresariado rural y financiero).
En los hechos esta recuperación moderada se sostuvo en la recuperación exportadora (en volumen y precios) y en la actividad del sector construcción que luego de una breve paralización de actividad por la pandemia, en seguida se reinició su actividad con núcleo en la construcción de la pastera UPM y del Ferrocarril Central (ambos factores que finalizaran su influencia en los próximos meses sin ninguna sustitución de los mismos en el horizonte próximo).
La caída del PIB del (5,9%) uruguayo a causa de la crisis internacional por la pandemia del Covid19, viene teniendo una recuperación lenta que sin embargo no fue impedimento para el gobierno de realizar un ajuste fiscal, una política de ataque a los salarios y de aumento de los combustibles a partir de lo mandatado con la LUC.
Las altas tarifas de los servicios públicos que mantiene el gobierno y el aumento de los combustibles, también se traducen en su efecto sobre la inflación que se ubica en el 7,96% al cierre de 2021 y el gobierno se propone “controlar” con la suba de la tasa de interés y el atraso cambiario con respecto al dólar, lo que podría facilitar también la especulación financiera por vía del carry trade.
Esta operación consiste en el arribo de capitales de fondos de inversión extranjeros, que, viendo una tasa de interés apetecible por parte de la autoridad monetaria uruguaya, se deshacen de sus dólares para colocarse en títulos públicos en pesos en el país (Letras de Regulación Monetaria). El efecto inmediato de la entrada masiva de dólares es el debilitamiento de la moneda norteamericana en comparación con la moneda local. Al cabo de un tiempo, cuando la expectativa de devaluación del peso es más alta que la tasa de interés, deshacen sus posiciones en pesos para comprar dólares y salir del país. Esta ha sido una de las vías privilegiadas para la fuga de dólares durante la presidencia de Mauricio Macri en Argentina mediante la compra de LeBaC’s.
De todas formas los “malla oro” tuvieron un buen año, según datos de Uruguay XXI, las exportaciones uruguayas crecieron 43% en 2021 (26% frente a 2019 o sea pre crisis de la pandemia), en un monto que totaliza unos US$ 11.549 millones. Esto en un marco del crecimiento del comercio mundial de similares proporciones, en resumen Uruguay se vio favorecido por un incremento de la demanda de sus principales bienes de exportación así como de sus precios, siendo China una de las principales causas que sostuvieron esa demanda.
Siendo la carne bovina el bien exportado con mejor desempeño durante el año, con mejores precios y mayor volumen exportado, los otros ítems ganadores han sido la celulosa, la energía eléctrica, madera, soja y concentrados de bebidas.
Se puede leer como un resultado concreto de esto que en los primeros 7 meses de 2021 los "malla oro" depositaron 2.900 millones de dólares de acuerdo a un informe divulgado por AEBU. Esto es la misma cantidad que se registra en el promedio anual pre-pandemia.
A pesar de todo esto, sectores de presión como Un Solo Uruguay exigen al gobierno una mayor política de ajuste y “reformas estructurales”. Y los voceros de las patronales agrarias tradicionales piden por una mayor rentabilidad, mismos sectores que incluso recibieron del gobierno flexibilidades crediticias por la sequía, mientras el mismo gobierno no ha dado una sola ayuda a los que sufrieron inundaciones en el área metropolitana de Montevideo.
En lo inmediato el gobierno de Lacalle se apresta a superar el escollo del referéndum de la LUC para luego pisar el acelerador en “las reformas estructurales” como la de la seguridad social y “sostener” así las tasas de crecimiento de la economía, de acuerdo a lo reclamado por el lobby empresarial a través de declaraciones de “prestigiosos” economistas. Lo que significa que esperan a que el crecimiento del PIB no solo se sostenga con los records de exportaciones sino con un hipotético aumento de las inversiones extranjeras si el gobierno logra “hacer los deberes” que demanda el capital nacional e internacional.
La vida de los trabajadores se deteriora
Mientras el gobierno se congratula de sus éxitos económicos las condiciones de vida de los trabajadores y sectores populares se deteriora. Las ollas populares se han convertido en una situación permanente durante la actual administración, como así también la pérdida del poder adquisitivo de la clase trabajadora en su conjunto.
En los primero diez meses del 2021 hubo una pérdida del salario real del 2,19%, surgida de la diferencia entre el Índice Medio de Salarios (IMS) que fue de 5,6% y la inflación que llegó a 7,79%. Según un informe del Instituto Cuesta Duarte el salario real está en un escenario de pérdida desde marzo de 2020, el salario real promedio cayó 1,7% en 2020 (en comparación al mismo promedio de 2019) y en 2021 llegaba a 1,2% a octubre.
Esta caída del salario no hubiera sido posible sin la complicidad de las direcciones sindicales que han garantizado la paz social con el gobierno como por ejemplo con la firma del acuerdo puente, a pesar del deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores, como por ejemplo en el salario imponiendo acuerdos salariales por debajo del crecimiento de la inflación.
El desempleo es un indicador de como el costo de la crisis por la pandemia del Covid 19 fue pagado por los trabajadores, desde las medidas impositivas impuestas por el gobierno contra los trabajadores estatales, hasta por los picos en la tasa de desempleo, que por ejemplo todavía en julio del 2021 estaba en un 10,4%. En diciembre de 2021, se reflejó una recuperación situándose en 7,4 %, que de todas formas es una cifra engañosa ya que no toma en cuenta a los trabajadores que dejaron de buscar trabajo e incluye dentro de la población con empleo aquellos que cobran seguro de desempleo.
Como dijimos más arriba la inflación llegó al 7,79% a fines de 2021. En el desglose de la misma tenemos que los alimentos y bebidas no alcohólicas tuvieron un incremento anual de 6,50%, vestido y calzados de 6,55%, transporte 13,38%. Factores que afectan, entre otros, directamente a los asalariados en sus condiciones de vida.
Junto a este panorama general el gobierno apoyado en la LUC ha endurecido su reacción frente a las medidas de lucha obrera que surgen como para defender sus condiciones de vida y laborales. Así es como a finales de 2021 se registraron dos hechos de represión a medidas de lucha sindical primero contra los trabajadores de COPSA en las inmediaciones de Tres Cruces y luego contra los trabajadores del transporte en el puerto de Montevideo.
El rol de la dirigencia sindical fue de pasividad y de poner paños fríos en la situación, sucediéndose en paralelo también la entrega de la burocracia de la FUS a la lucha contra el cierre de Casa de Galicia.
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La Ley de Urgente Consideración (LUC) ha sido un conjunto de medidas que en distintos órdenes expresa el ajuste y el modelo neoliberal y privatizador que vino a imponer la derecha. Así como también de cobertura legal para un mayor avance represivo que limita el derecho a la protesta o criminaliza la pobreza desde una visión punitiva y de control social, como vimos en los hechos arriba mencionados. La reforma de la seguridad social, con un encare privatizador y de mayores ganancias para las AFAPs, es otro elemento de ofensiva anti obrera que aparece en la LUC, siendo el aumento de la edad jubilatoria una de las “tareas” principales que tiene Lacalle durante su gobierno.
Los trabajadores pueden derrotar al gobierno de Lacalle
El resultado de estos años de gestión de Lacalle Pou muestra claramente ganadores y perdedores en los resultados económicos. Las ganancias extraordinarias por el auge exportador han quedado como siempre en unos pocos bolsillos, mientras el gobierno se apresta a aumentar las medidas para privilegiar a ese sector social y al capital transnacional (en este último caso los ataques a las empresas estatales). La otra cara del panorama es la caída del poder adquisitivo de los trabajadores y sus condiciones de vida en general, así como la pérdida de derechos laborales y sindicales como las restricciones al derecho a la huelga y la protesta con las represiones que no tardaron en llegar.
No es la primera vez en la historia del país que un gobierno derechista y pro empresarial intenta avanzar en planes por el estilo, el hecho de que pueda avanzar e imponer nuevas condiciones en detrimento de los trabajadores y sectores populares se debe a la paz social que garantiza la burocracia sindical.
Los trabajadores han sabido luchar desde siempre para lograr y conservar conquistas a favor de sus propios intereses, y no es una cosa lejana del pasado sino que ejemplos recientes a pequeña escala demuestran que es posible como la lucha de los trabajadores del SUNTMA o SOOFRICA, entre otros.
La unidad de las luchas, la organización desde las bases y un plan de lucha independiente, deben ser los puntos de partida para imponerle a las actuales direcciones sindicales una salida de los trabajadores y los sectores populares en general, que derrote la política pro empresarial y anti obrera de Lacalle Pou.