Mundo Conurbano. La pelea por tierra para vivir en territorio de Espinoza

Frente al déficit habitacional, que existe hace décadas, en el Conurbano Bonaerense y particularmente en La Matanza, miles de familias trabajadoras construyeron sus viviendas asentándose en terrenos ociosos. Es decir, terrenos que no estaban siendo utilizados, mientras miles de familias no tenían un techo para vivir. Esta situación, continúa al día de hoy como podemos ver en Guernica, donde en enormes terrenos sin uso se instalaron miles de familia en busca de un pedazo de tierra.

El acceso a una vivienda propia, es un sueño cada vez más inalcanzable, para las y los trabajadores y sus familias. Los alquileres cada vez más altos se vuelven imposibles de pagar, con salarios cada vez más bajos. Esta es la verdadera cara del sistema: el trabajar para vivir, se trocó a vivir para trabajar. Haciendo enormes esfuerzos para llegar a pagar un alquiler en viviendas que muchas veces no cuentan con los servicios básicos.

La Matanza no es ajena a esta realidad, así lo muestran familias que vienen peleando por una vivienda digna como en “Los Ceibos” en González Catán, “Un Techo para Todos” en Ciudad Evita y Barrio Nueva Unión en Rafael Castillo: “Yo en mi caso no tengo un techo y no tengo para pagar un alquiler. Hace 13 años que alquilo y me animé a esto porque ya no puedo más así como yo están un montón de familias.”; “No pude seguir trabajando porque no pude viajar”; “me despidieron antes de la cuarentena” son algunas de las denuncias que realizan.

La Matanza… ¿avanza?

En el distrito se extendieron los asentamientos, contabilizando un total de 114 con 220 mil personas viviendo en los mismos. Es decir, 1 de cada 10 personas en La Matanza viven en ellos. Esta realidad no es nueva dado que a lo largo de los distintos gobiernos municipales de signo peronista, se fue profundizando cada vez más la crisis habitacional existente.

Así La Matanza tiene uno de los niveles más altos de hacinamiento con el 5%, y la proporción más baja de viviendas cada 1000 habitantes de todo el Conurbano Bonaerense con 253 cada 1000.

A pesar de esta cruda realidad, el Intendente del distrito Fernando Espinoza no da respuesta al problema habitacional. En cambio, en sintonía con el gobierno provincial, demoniza a las familias que exigen tierra para vivir, los hostiga y reprime, buscando quebrar su lucha, como se vio en Los Ceibos y Rafael Castillo la última semana.

La solidaridad de docentes, estudiantes, trabajadorxs e informales de la zona no se hizo esperar, y desde el primer momento se han acercado y apoyado estas importantes luchas, repudiando el accionar del Gobierno y Municipio. También desde la APDH e HIJOS de La Matanza se solidarizaron con las familias, y también la madre de Luciano Arruga se acercó a Los Ceibos a llevar su apoyo.

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Viviendas y terrenos ociosos: las voces de quienes pelean por recuperarlos

Son 240 casas sin terminar y terrenos linderos, donde se encuentran peleando 340 familias con más de 700 niños y niñas en el Barrio Los Ceibos de González Catán. Hace más de 10 años que paralizaron estas obras dejando cientos de casas paralizadas, mientras miles de familias en la localidad ni siquiera tienen un techo.

Días atrás se movilizaron al Municipio, junto a otras familias de otras recuperaciones de tierra en la zona, y a organizaciones que los han apoyado, exigiendo una respuesta ya. Luego pusieron pusieron en pie la comisión de mujeres impulsando la consigna #NiUnaMenosSinVivienda, movilizandose e impulsando una carta dirigida a la Secretaría de la Mujer de La Matanza ya que muchas de las mujeres que se encuentran ahí sufieron violencia de género. Una de ellas contaba “Acá estamos ya hace 45 días luchando. Nos hemos unido las mujeres, hay muchas mujeres con violencia de género. Están sin trabajo la mayoría y es duro, no? Porque a veces uno de afuera juzga y no sabe lo que estamos pasando acá. Porque si no hubiera necesidad, no estarían pasando frío los chicos, sin luz muchas noches, mucha gente y muchos chicos estuvieron sin comer hasta que se pudo armar las ollas de a poquito. si bien los hombres acompañan, somos las mujeres que vamos de frente que estamos pidiendo, luchando por nuestros hijos porque ni siquiera lo hacemos nosotras, sabemos que si no nos quedamos y no luchamos por esto ellos capaz ni tengan un futuro, porque pierden el acceso a montones de cosas.”

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En Rafael Castillo, se encuentra “La nueva Unión”. Las propias familias contaban: “hace un año que estamos ahí adentro. Hoy entró la policía, nos quemó todo, nos pegó, nos tiraron balazos. Acá tengo un compañero detenido, está todo golpeado; nos quemaron los comedores y nos robaron la mercadería. Hoy no me tiraron con bala de goma, a mi me tiraron con plomo, hoy me tiraron con plomo. Nos amenazaban que nos iban a llevar y nos iban a matar a palos. Sabes cómo le pegaron a mi compañera”, y agregan mostrando una gran solidaridad en sus mismas luchas “fuimos a Guernica a apoyar la toma, porque somos toma. A la del 32 también vamos. Cuando entraron el otro día la gente al 32 también nosotros fuimos a luchar a estar con ellos”.

En la otra punta de La Matanza se encuentra en el barrio “Un Techo Para Todos” en Ciudad Evita, donde hay 300 familias que vienen resistiendo los ataques de la policía, y patotas de vecinos, que es la única respuesta que les dio el Municipio al momento. Así lo denuncian ellos mismos: “Nosotros hicimos la toma pacíficamente, pero la verdad lo que no tuvo nada de pacífico fue la represión de la Policía Bonaerense, que vino disparando a mansalva, vino prácticamente disparando a matar. No tenían orden de desalojo. A mi hija me la destrozaron. Recibió 45 impactos de perdigones de goma, de perdigones de acero. Nos robaron las ollas del merendero para que no cocinemos, la mercadería.”

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Distintos terrenos, una misma lucha

Los diferentes terrenos donde se está peleando para recuperarlos, tienen algo en común. Desde los grandes medios de comunicación y el Gobierno, además de llevar adelante una campaña de demonización, hablan mucho sobre la propiedad privada de esos terrenos, aunque… el dueño nunca aparece. Son enormes terrenos ociosos y abandonados, en los cuales pueden vivir miles de personas. Sin embargo el gobierno prefiere perseguirlos. Entonces ¿Qué pasa cuando el derecho a la vivienda es negada para miles y no existe respuesta alguna al déficit habitacional por parte de los gobiernos nacional, provincial y municipal?
Una mujer del barrio Los Ceibos denunciando el atropello del municipio denunciaba“El señor Espinoza, los políticos de turno, el señor Kicillof, el señor presidente que dijo que iba a estar para todos los pobres. Acá está, esto es para los pobres: represión, balas, golpes”.

El gobierno de Kicillof, mientras tanto expropia terrenos para construir nuevas cárcelesy no para las verdaderas necesidades de las mayorías trabajadoras. Muestra cuáles son las prioridades que nada tienen que ver con responder a las necesidades de miles de familias sin vivienda.

Debemos pagar un alquiler toda la vida, en condiciones de hacinamiento, sin acceso a los servicios básicos, y para eso tenemos que laburar por salarios que no alcanzan ni a mitad del mes. Mientras tanto los empresarios y sus representantes políticos, tienen vidas lujosas sin ningún tipo de restricción y con el negocio de la especulación inmobiliaria amasan fortunas.

La autoorganización de quienes hoy están peleando por recuperar esos terrenos y viviendas, es el camino para torcerle el brazo a los gobiernos que han negado este derecho básico desde siempre. La solidaridad de trabajadores, docentes, estudiantes y precarizados es fundamental también, para rodear de apoyo su lucha.

La expropiación de tierras ociosas y que el Estado garantice un plan de viviendas para todos los que lo necesiten, con créditos accesibles para las familias de menos recursos en base al no pago de la deuda con el FMI y un impuesto a las grandes fortunas, se vuelve imperioso para que no descarguen la crisis en las espaldas de los laburantes, como planteó Claudio Dellecarbonara, diputado del PTS/Frente de Izquierda.

Informe: Alina Baena, Esteffy LoPre, Matías Pore, Verónica Zaldívar y Eugenia Steininger
Edición de videos: Luis Lego, Mariano Mancuso y Nata C.
Fotomontaje: Mariano Mancuso