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Red Internacional
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Mujer Trabajadora. La pobreza como un determinante de la perpetuación de la violencia de género

Violencia de género y dependencia económica, una verdad ya conocida, pero ¿basta con más empleo?

Natalia Sánchez

Natalia Sánchez Concejala Antofagasta por el Partido de trabajadores Revolucionarios, Médico del Hospital Regional de Antofagasta y parte de la Agrupación de Trabajadores de Salud "Abran Paso"

Domingo 5 de mayo de 2019

Luego de que se dieran a conocer los resultados de la encuesta Casen Mujer, una iniciativa que buscaba medir las brechas de género en distintas áreas en Chile, Carolina Cuevas, subsecretaria del Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, afirmó que "el tener o no tener ingresos también determina cuánta libertad tienen las mujeres para poder salir de un círculo de violencia".

La encuesta reafirma una realidad conocida, y es que pese a que la situación histórica de la mujer ha tenido pequeñas mejoras desde 1990, por ejemplo su participación en el mercado aumentó de 32,5% a 48,9%, aún existe una tremenda brecha de género en lo laboral que no ha logrado ser reducida.

Sumado a eso la medición mostró que 32,8% de las mujeres no tienen ingresos propios (solo un 12,9% para los hombres). Visto de otro modo, casi el 75% de las personas sin remuneraciones son mujeres, cuestión relacionada con otra de las cifras que afirma que una de cada cinco mujeres posterga el trabajo para hacerse cargo del cuidado doméstico.

Por otro lado, pese a que la Casen Mujer no lo abarca, es bien sabido que los puestos de trabajo informal son principalmente ocupados por mujeres (30,5% de las mujeres trabajando versus el 28,1% en hombres, INE ene-mar 2018) lo que significa mayor inestabilidad y por lo tanto falta de independencia económica. Esto último es la razón por la que a nivel internacional la pobreza y falta de ingresos económicos se considera un factor de riesgo para la violencia doméstica.

Ante esto Cuevas, se refiere a un programa que se inició en el ministerio para disminuir estas brechas entre hombres y mujeres, pero esto abre grandes cuestionamientos, ya que, mientras esto ocurre ¿qué pasa con aquellas mujeres que viven violencia y se encuentran en un mercado laboral desigual y precarizador para el pueblo trabajador? y la contradicción de un gobierno que se propone aumentar la cantidad de mujeres que entran al mercado laboral, pero que la a vez se enfrentan a un mundo de alta flexibilidad y precarización, que se con la Reforma Laboral busca aumentar más.

Entonces ¿bajo qué condiciones esas mujeres van a trabajar?

Desde el Partido de Trabajadores Revolucionarios, hemos impulsado una campaña por la necesidad de una Ley de Emergencia en contra de la Violencia de Género, que se proponga a través del impuesto a las grandes riquezas, financiar casas de acogida y protección a quienes han sufrido violencia de género. Al mismo tiempo constantemente denunciamos las pŕacticas pro-empresariales que ha llevado a cabo el Gobierno de Piñera y cómo esto afecta no solo a los trabajadores hombres si no que a las trabajadoras también.

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Si bien es innegable que la tremenda brecha existente entre hombres y mujeres en lo laboral es un factor para perpetuar la violencia de género, por la dependencia económica, el terminar con dicha brecha no asegura mejorar las condiciones de vida de las mujeres, esto en un sistema de explotación que instaura trabajos precarios sobretodo para la población femenina.