El pasado sábado 3 de agosto cuatro elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), órgano perteneciente a la Guardia Nacional, sometieron y violaron a una mujer menor de edad dentro de una patrulla. Claudia Sheinbaum, alcaldesa de la CDMX, encubre a los policías responsables y acusa de “provocación” a la protesta feminista.
Martes 13 de agosto de 2019
De acuerdo con el diario Reforma, la patrulla siguió a la menor hasta subirla a la unidad, en promesa de llevarla su casa la violaron a bordo y luego la abandonaron en la calle.
Tan sólo días después de los hechos ocurridos al norte de la cdmx en Azcapotzalco, sobre la base de la impunidad, se supo del caso de otra adolescente menor de edad violada en los baños del Museo Archivo de la Fotografía (ubicado en el Centro Histórico), por parte de un oficial de la Policía Bancaria Industrial.
El sentido común o una lógica legalista dice que en lugar de protestar hay que denunciar y seguir el protocolo de “justicia”. Hay quien piensa que “hay otras formas de exigir justicia” y que “la violencia no se arregla con violencia”. Otros opinan que la solución es “capacitar” con perspectiva de género y DDHH a las fuerzas represivas del Estado.
Pero sabemos que la salida a la violencia que exigimos en las calles, no vendrá del Estado y sus instituciones, que sienta las bases y permite la violencia patriarcal y sistemática que padecemos; esa violencia que nos arranca todos los días a 9 mujeres en manos del feminicidio, siendo éste el último eslabón de una cruenta cadena de violencias machistas.
Efectivamente, la menor presentó la denuncia y a pesar de contar con imágenes de las cámaras de seguridad, Jesús Orta Martínez, secretario de la Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, afirmó desconocer qué policías pudieron estar a bordo de la patrulla. Al tiempo, en que se dio a conocer que la familia de la menor ha recibido amenazas por parte de la policía.
Empero los cuatro policías hoy no sólo siguen en libertad, sino que además continúan en funciones. Es repulsiva la impunidad del gobierno de Claudia Sheinbaum.
“Es terrible que la indignación salte por un vidrio roto, antes que por la violencia machista y sistemática contra las mujeres.”
Nuestra indignación y nuestra rabia nace del horror: una vez más #FueElEstado el responsable de la violencia que sufrimos por parte de sus propias instituciones. Sheinbaum, MORENA y la cuarta transformación (4T) de Andrés Manuel López Obrador, lejos están de defender los derechos de las mujeres, en su lugar encubren a los policías responsables de las violaciones a menores de edad.
“Repudiamos la política de Sheinbaum contra las mujeres y la impunidad del Morena y la cuarta transformación a favor de los policías violadores.”
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Tal cual observaba Assata Shakur, activista estadounidense y miembro del Black Panther: "nadie en el mundo, nadie en la historia ha conseguido nunca su libertad apelando al sentido moral de sus opresores".
No hay un solo capítulo en la historia de la humanidad en el que se haya conseguido justicia apelando a la razón y a la moral de la clase dominante. De hecho, para quien opina que “hay otras formas de exigir justicia”, basta con echarle un vistazo a la historia, ningún derecho ha sido otorgado por voluntad del opresor, todos los derechos son producto de la conquista de los insurrectos en la historia.
La policía no nos cuida
La casta política de este país cimentó un gobierno de hechos contra las mujeres y oprimidos, política a la que el Morena ha dado continuidad a todos los niveles de poder con su política de austeridad contra los y las trabajadoras.
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En 2018, la Ciudad de México se convirtió en el peor lugar para ser mujer al registrarse un incremento alarmante en la tasa de violaciones y feminicidios.
La policía nos detiene arbitrariamente, nos hostiga, nos tortura, nos mata, nos viola y nos secuestra. No podemos esperar nada nuevo de la Guardia Nacional. Como se dijo acá, históricamente es del ejército, de los policías y de los militares desde donde se han perpetrado múltiples violaciones, desapariciones, extorsiones, secuestros, levantones, robos y participaciones en las redes de trata.
Desde esa perspectiva es que exigimos justicia para las jóvenes violadas por policías en la ciudad de México. Exigimos alto a la impunidad de los cuerpos policíacos, la abolición de la Guardia Nacional y juicio y castigo a los responsables. Llamamos a todas las mujeres a no tener ninguna confianza en la policía o el ejército.
La justicia de la que habla Sheinbaum y la diplomacia a la que apelan los que están “en contra de la violencia” está lejos de ser la justicia para las víctimas y las y los desposeídos.
En ese sentido, se trata de un ejercicio cotidiano de violencia sistemática y no podemos pensar que las violaciones a los derechos humanos y los delitos de los que participa y es cómplice la policía, responden a una falla institucional o que se trata de malos elementos que rectificarán con “capacitación” con perspectiva de género y derechos humanos.
Estudiamos para poner todo el conocimiento al servicio de construir algo infinitamente superior. La abogacía y el Derecho tienen que estar al servicio de nuestra clase, de los de abajo, de la gente a pie, de las mujeres, la juventud y los trabajadores. No pasamos años de nuestras vidas preparándonos para ser un engranaje más de este pútrido sistema que permite la violación a menores y encubre a sus policías e instituciones.
¡JUSTICIA!