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Red Internacional
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Opinión. La política como circo: el león que quiere comerse al público

Uno de los sentidos que logró imponer la reacción liberal es el de la idea del fin de la política y del fin de las utopías. A cambio nos dejaron esta imagen de que la política no es más que un gran circo, un espectáculo que unos arman, otros actúan y las mayorías consumimos.

Viernes 9 de febrero de 2024 21:08

Una puesta en escena, donde, además, sobra el cinismo político. Milei, posa como si fuera un “superhéroe” de Marvel en una Argentina que macristas, radicales y peronistas dejaron en crisis profunda. Dice que vino a enfrentar a la casta, pero no ha dejado de aliarse a ella y prometerle la entrega del país, dice que vino a despertar leones, pero postea una imagen donde “el león”, (Él) encierra a la gente en una jaula, habla de la libertad, pero nos quiere sacar todos los derechos, reprimir cualquier intento de protesta y gobernar con superpoderes.

La política y las imágenes:

Milei (ahora también Villarruel haciendo de Wonder Woman), y sus símbolos con las imágenes de Inteligencia Artificial que lo muestran como un león o como el Terminator de los sindicatos y los movimientos sociales, con su historia de amor recién fabricada para las cámaras, es un “outsider” controlado por Juntos por el Cambio y un gobierno títere de EEUU, Milei es la expresión de un régimen político en crisis.

Sí, es también quien logró capitalizar la frustración social y el descreimiento en todos los gobiernos que aumentaron la pobreza y la precarización en los últimos años, pero no tiene nada distinto que ofrecer, más que un ajuste aún más salvaje y es acá donde el circo se queda sin pan.

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El circo sin pan:

Los emperadores romanos construyeron el Coliseo, armaron enfrentamientos entre los gladiadores y repartieron comida como forma de distracción social, “pan y circo” fue la forma en la que el poeta Juvenal describió esta forma de hacer política, pero el problema es que el circo no resuelve las contradicciones sociales y mucho menos cuando lo que falta es el pan.

Durante el corto gobierno de Milei la pobreza ya aumentó, el salario cayó, bajó el consumo de medicamentos y comida, recortaron los alimentos a los comedores populares y aumentó la tarifa del transporte, un verdadero plan de guerra contra quienes ya venían golpeados por las políticas de Macri y Fernández. Los liberales pretenden vendernos viejas fórmulas de ajuste como nuevas formas de “libertad”.

Pero la angustia social no se puede tapar con la mano, la angustia de quienes no saben si se quedan sin trabajo, si van a llegar a pagar el alquiler, de los que empiezan a devolver productos en la fila del supermercado, de los que se compran la bici para no tener que pagar el colectivo, de los que no tuvieron ni siquiera derecho a unos días de vacaciones y de los muchos más que empiezan a habitar las calles, a quedar en los márgenes, a hacer las 27 cuadras de fila en el Ministerio de Pettovello.

Porque si bien el proyecto liberal, batalla ideológicamente para disfrazar de “libertad” al individualismo, a la ley del más fuerte y del sálvese quien pueda, del más pobre como enemigo interno; este sufrimiento de las mayorías no se resuelve en el terreno de las ideas, de las “nuevas formas de hacer política” del espectáculo de un supuesto líder mesiánico con soluciones mágicas, del marketing de los slogans vaciados de significado: “la casta”, “los argentinos de bien”, o el de las redes sociales, sino que habita el terreno de la realidad material, y esta es la mayor contradicción que tiene el gobierno.

La economía de Milei, el desastre y las fuerzas del cielo:

Imaginemos la escena de un auto donde uno de los ocupantes dice que sabe manejar, se pone al volante, pero cierra los ojos y reza. En su afán por favorecer a las corporaciones y al imperialismo, Milei no tiene frenos, mostrando la decadencia de un capitalismo que construye fenómenos políticos que parecen robados a la tira de un comic y los pone a dirigir el mundo, así los Bolsonaro y los Trump, que terminan con un grupo de fanáticos disfrazados con cuernos y pieles en el Capitolio.

La economía es un desastre, pero los liberales solo pueden apelar a las fuerzas del cielo, buscan hacer de la política una especie de nueva religión que subordina a los sujetos al “destino” de algún dios, y de cómo llegamos hasta acá no puede desentenderse el peronismo que asumió prometiendo la heladera llena y solo se dedicó a profundizar el ajuste y la frustración social.

Pero a las fuerzas del cielo, las fuerzas del suelo: las asambleas, el movimiento Unidos por la Cultura, los trabajadores y la izquierda peleando en las calles y en el congreso, les respondieron haciendo retroceder la Ley Ómnibus, aprovechando la crisis por arriba para golpear con la fuerza de los de abajo.