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Red Internacional
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OCDE. La precarización laboral de los y las docentes en México

La OCDE lanzó un informe sobre las condiciones en las que laboran los y las docentes de América Latina. Los datos sobre México evidencian la precarización del sector.

Emilia Macías

Emilia Macías @EmiliaMacas1

Martes 4 de octubre de 2022

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) lanzó un informe sobre las condiciones en las que laboran los y las docentes de América Latina. En éste, se expone que los y las profesoras mexicanas de nivel medio superior imparten al año 843 horas de enseñanza, es decir que son los que más trabajan entre los países de dicha organización. En el informe se menciona también que en preescolar trabajan 505 horas cada año, en primaria 760 y en secundaria 988 horas.

Contradictoriamente, los salarios no coinciden con las horas de trabajo, pues sólo ha subido 3% en los últimos cinco años, mientras que en otras naciones de la OCDE crecieron 6%. A pesar de que ha subido más en otros países, tampoco es que sea un salario realmente digno que alcance para solventar todos los gastos de una familia, menos en plena crisis inflacionaria.

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Andreas Schleicher, director de Educación y Habilidades de la OCDE, mencionó al presentar el informe que la preparación docente en México es más corta (tres o cuatro años) que en otros países (cinco o seis años), “o incluso más años de formación para que los maestros tengan calificaciones de un buen nivel, sobre todo para los niveles más avanzados”, dijo Schleicher.

También dijo que los “buenos maestros muchas veces enseñan en escuelas privilegiadas y con más dinero y los alumnos de escuelas más pobres tienen maestros menos experimentados”. Agregó también que en la educación superior los y las docentes dividen su tiempo entre la enseñanza e investigación, pero que en México se dedican menos a la investigación que en otros países.

No se trata de “buenos” o “malos” profesores, sino de las condiciones en las que trabajan. Así como lo afirma la OCDE no coinciden los salarios con las horas de trabajo, pero esto no es nuevo ni el único problema. En todo el continente se impulsan políticas que precarizan y aumentan el agobio laboral en los colegios, se recorta el presupuesto a la educación, se reparten pocas plazas, se suman tareas a les docentes, etcétera.

Además, todo empeoró con la pandemia, pues mientras nos encontrábamos en confinamiento, el horario laboral se desdibujó por completo, las profesoras y profesores madres y padres de familia tenían que cuidar a sus hijes mientras daban clase, ninguna institución garantizó al 100% del profesorado y estudiantado las condiciones necesarias para estudiar en línea (computadoras, internet, cable...). Ahora, el regreso a clases presenciales tampoco es que ha sido nada fácil, pues han tenido que enfrentarse a la pandemia sin ningún apoyo de las escuelas y mucho menos del gobierno, exponiendo a trabajadores de la educación y alumnxs a contagios y nuevos brotes.

Es sistemático que aumente la precarización laboral docente en el país, porque López Obrador puede presumir la importancia que tiene la educación, pero en la realidad el presupuesto destinado a ella aumentó este año tan sólo el 4% (sin adaptarse a la crisis inflacionaria), mientras que la Guardia Nacional, cuerpo represivo del Estado, ha recibido un aumento del 60% a comparación de lo que recibía al principio. Es cínico que AMLO se diga defensor de la educación cuando prioriza la consolidación del Ejército en las calles en vez de ofrecer condiciones dignas para el profesorado en cualquier nivel.

A pesar de que hay mejores condiciones en otros países de la OCDE, en todo el mundo ha habido distintas luchas magisteriales: en Hungría, Barcelona, Francia, Chile, Argentina, Estados Unidos, entre otros, pues se ven golpeadas las condiciones laborales.

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Por eso es necesario unir fuerzas entre los y las docentes precarizadas de cada país, para luchar por salarios dignos, mayor presupuesto, mayor y mejor infraestructura y por todas las condiciones laborales que piensen justas y necesarias.

Pero para cambiar dichas condiciones, es importante que no sólo los y las docentes se movilicen, sino que los y las estudiantes apoyemos su lucha y los y las trabajadoras escolares también. La unidad de los tres sectores arrancará las demandas de todes y así, podremos construir escuelas verdaderamente para todas las personas.

Es indispensable organizarnos en defensa de los derechos y de la propia educación.