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Red Internacional
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OPINIÓN. La prensa y la situación en Chile: cuando no hay más que la violencia

Diversos ataques perpetrados a la prensa han marcado estos últimos meses el país: desde despidos a detenciones ilegales y vejámenes. Mientras que el gobierno experimenta con política como la “tolerancia 0” que terminó con un cuasi delito de homicidio el cual buscarán destrabar a cualquier costo, por debajo nuevamente un trabajador de la prensa fue agredido, y es que parte de la imposición de los términos del gobierno viene con la necesidad de acallar a los miles de manifestantes y trabajadores de la comunicación que hoy día son un escollo para la defensa plena de la herencia de la dictadura pinochetista.

Sebastián Castro

Sebastián Castro Director Colegio de Periodistas Antofagasta

Domingo 22 de diciembre de 2019

No son hechos aislados los episodios de violencia hacia la prensa. Desde romperle un celular a manifestantes hasta gasear directamente a la cara con gas pimienta a camarógrafos y periodistas. La violencia ejercida no es desmedida, es criminal y en ese marco es en donde opera la impunidad.

Se han registrado numerosos ataques a la prensa desde inicios de las movilizaciones en chile las cuales han dejado en evidencia ataques abiertos con violencia física y despidos a miembros de equipos periodísticos de diversos medios del país.

Actualmente Chile se posiciona en el lugar 46 del ranking mundial de libertad de prensa. Puntos de los cuales tan solo lo separa uno de distancia para alcanzar el nivel de Estados Unidos respecto a las garantías de seguridad que entrega el país a los comunicadores y periodistas.

Han sido diversos organismos que han denunciado la violencia política, la persecusión y el maltrato a trabajadores de la prensa, desde Reporteros Sin Fronteras pasando por los sindicatos de grandes consorcios periodísticos.

Fue el caso de Felipe González, corresponsal de El Mercurio el cual fue golpeado por carabineros sin provocación alguna. El fotógrafo Sebastián Beltrán en Santiago, a esto se le suman los disparos de bombas lacrimógenas a la cabeza o al cuerpo como fue el caso de Gonzalo Barría, camarógrafo de la señal 3 La Victoria sin dejar de mencionar el caso de Estefani Carrasco, periodista del diario La Estrella de Arica y dirigenta gremial, quien fue detenida junto a otras periodistas más a pesar de identificarse como trabajadoras de prensa: sin mediar palabra fueron llevadas a la comisaría y ahí las obligaron a desnudarse y a hacer sentadillas

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Otros casos son los despidos masivos en la prensa, así como la persecusión política a la presidenta del Colegio de Periodistas en Antofagasta. Entrar en detalle solo puede develar detenciones irregulares, lanzamientos de aguas con químicos, gases tóxicos y prensa vulnerada.

¿Qué significa esto? El propio ataque a un camarógrafo de TeleSur en plena plaza de la dignidad solo responde a la búsqueda de ocultar lo que viene sucediendo en las calles, el gobierno no busca tranzar, sino imponer sus términos en un desvío de las masivas movilizaciones hacia el parlamento orquestado por las fuerzas de oposición e incluso sectores del Frente Amplio. Eso buscan acallar.

Los periodistas que estamos en la calle sabemos que es un orden directa el amedrentamiento, buscando tapar un lente hasta romper los implementos de trabajo. No hay garantías para el libre ejercicio de un asepecto fundamental como lo es la información, el poder de los medios y por ende su imperiosa necesidad para lo millones de manifestantes que buscan informarse a través de los distintos medios, tanto alternativos como pertenecientes a grandes consorcios.

Según CIPER existe una sensación de que nadie nos cree, pero hay razones detrás de ello: presiones empresariales en la cobertura de noticias, reducción y precarización de salas de prensa, violencia contra los que intentan informar. Lo cierto es que hoy levantar un periodismo de calidad es un desafío para todo aquel que busque informar.

Los contornos de “que comunicar” y “quien comunica” se ha ido desvaneciendo con el estallido del 18/10. Hoy por hoy instagram y la oportunidad de generar una plataforma informativa han sido parte importante de esos cientos que buscan cumplir un rol desde la trinchera de las comunicaciones. Ellos también son víctimas de la violencia política y física que despliega el gobierno contra quien busque mostrar la “realidad inmediata” que una herencia pinochetista que no puede seguir ofreciendo más que miserias y violencia para Chile.

¿Cómo enfrentar esto? La organización de la prensa ha sido parte importante del resguardo de la misma. Por ejemplo el Observatorio del derecho a la comunicación (ODC) ha levantado esta plataforma para que los comunicadores y los trabajadores de las comunicaciones que hayan sufrido situaciones de violencia puedan realizar denuncias y mantener un registro de ellas. Los colegios periodísticos lamentablemente no han salido más que a responder con declaraciones públicas y acciones en los marcos del régimen pero nadie ha podido garantizar una verdadera protección del ejercicio de este oficio, porque no se trata de que el gobierno garantice la seguridad de quienes persigue. Sino todo lo contrario.

Experiencias como la comisión de comunicaciones del Comité de Emergencia y Resguardo en Antofagasta han estado a la deriva junto a la prensa de carácter independiente la cual se debe resguardar incluso con credenciales no reconocidas, lo que jerarquiza la necesidad de abrir los gremios a la entrada de estos sectores los cuales están aun más vulnerables ante casos de secuestro y tortura como fue el caso de quien administraba la reconocida página de anuncios políticos “Ecodatos” en la segunda región de Chile.

Estas experiencias han demostrado que para la prensa Chile despertó, pero se siguen manteniendo la herencia laboral y psicológica del periodismo en chile: precario, golpeado, maniatado y en algunos casos autocensurado.

Esto, que golpea a prensa alternativa y de tiraje nacional no solo puede revestir un llamado a la organización activa de los trabajadores de los medios de comunicación, de aquel que comunica en la calle o busca formas de informar. Debe ser una prioridad el denunciar estos casos y organizar un frente que detenga la represión contra aquellos que buscan mediante una cámara, celular o un simple registro en vivo de los hechos mostrar la cruda y efectiva vulneración de los derechos humanos a miles de protestantes que buscan acabar con estos 30 años de abuso político/empresarial.

En homenaje al “Gato” (Q.E.P.D), amigo y compañero en la calle que sin saberlo se convirtió en un engranaje fundamental de todos aquellos que nos buscamos informar. Hasta hoy no se sabe sobre su causa de muerte, buscando poner sobre este caso un manto de impunidad que no debemos dejar pasar.


Sebastián Castro

Periodista Audiovisual

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