En este último debate presidencial de cara al 19 de noviembre, los candidatos reafirmaron sus propuestas programáticas, en medio de interpelaciones y momentos de tensión.
Martes 7 de noviembre de 2017
En la noche del lunes 6, se desarrolló el último debate presidencial difundido por la Asociación Nacional de Televisión (ANATEL), en miras de las elecciones que se llevarán a cabo el 19 de noviembre. Es así como un grupo de periodistas se encargó de interrogar e interpelar a los ocho candidatos en relación a diversas materias de interés público.
El principal aludido de la noche fue el ex presidente Sebastián Piñera, quien respondiendo a las preguntas de los periodistas y candidatos, intentó valerse de las estadísticas y datos numéricos, con el objetivo de evadir el cuestionamiento hacia su interés patrimonial, el prontuario judicial de sus ex ministros, y un eventual retroceso en reformas.
En el caso del otro candidato de derecha, José Antonio Kast, este reforzó su idea de reducción del Estado, su política de porte de armas, y su polémica propuesta de implementar un profesor de religión católica y evangélica en los establecimientos de educación pública, entre algunos elementos. Su claro mensaje criminalizador hacia el pueblo mapuche, fue otro punto en el que enfatizó, al igual que la delincuencia, y su oposición al aborto en tres causales, sin importar que se le informara que un 70% de los votantes de derecha, afirman estar de acuerdo, al menos con alguna medida abortiva.
Por su parte, en lo que podría denominarse más el “centro” o “centro-izquierda”, el senador por Antofagasta, Alejandro Guillier, fue duramente criticado por un sector importante de los candidatos, donde directamente Marco Enríquez-Ominami lo emplazó a pedir la renuncia de su asesor político, Fernando Meza, apelando a una declaración en la que este señala “si su padre, a quien conocí, estuviera vivo, le pegaría un tiro en la cabeza por traidor” refiriéndose a Miguel Enríquez, padre del candidato. A su vez, el candidato del Partido Progresista (PRO) encaró a Guillier por sus vínculos con el narcotráfico -a propósito del caso del alcalde de San Ramón- pero asegurando buscar la unidad en la centro izquierda.
En el caso de la candidata falangista, Carolina Goic, se caracterizó por la debilidad de su programa político, intentando apuntar a un sector mucho más representado por el centro electoral. Se le cuestionó el oportunismo y la contradicción de sus propuestas, como también su tensión permanente con el Partido Comunista.
No menos débil fue la actuación de Alejandro Navarro, quien remarcó que el Estado debía pagar, la sentida deuda histórica de los profesores, postergada desde la época de Pinochet, aunque a través del endeudamiento económico a largo plazo. También fue interpelado por su frase “quiero un país empresario, no propietario”.
Ya en el sector a izquierda, la periodista y candidata por el Frente Amplio (FA) Beatriz Sánchez fue interpelada por su notorio descenso en las últimas encuestas, pero contrarrestó asemejando su situación a la del alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, quien según una serie de análisis previos a las elecciones municipales, aparecía tercero en las encuestas, y terminó dando el batatazo en el Puerto. También se le consultó por su cambio de percepción en la condonación del Crédito con Aval del Estado (CAE), y la propuesta de su programa que contempla la eliminación de las AFP, en reemplazo de un sistema de reparto solidario. Además, se le cuestionó por la posibilidad o no de dar alguna clase de beneficio a los criminales violadores de DD.HH con alzheimer o cáncer terminal, por lo que viéndose en aprietos, reformuló preguntando “si sería injusto meter presos a quienes recién han sido juzgados por crímenes horrorosos”.
Por último, -en el sector más a izquierda- el candidato por Unión Patriótica (UPA) Eduardo Artés, tuvo una notoria participación en este último debate, aunque no exenta de exabruptos. Donde la política de estatizaición de la banca y los recursos naturales, fue una pregunta recurrente por parte de los periodistas, cuestión que defendió con dificultades, al igual que su reaccionaria propuesta de establecer la pena de muerte. Sin embargo, uno de los puntos álgidos del debate, fue cuando el profesor de enseñanza básica, corrigió al ex presidente Piñera, y su atribución a Lenin de la cita “Miente, miente que algo va a quedar”, la cual realmente perteneció al propagandista nazi Joseph Goebbles.
Las contradicciones que dejó el último debate de cara al 19N
Este último debate presidencial, más que mostrar alguna novedad, reafirmó las posiciones de los ocho candidatos y los discursos con los que operarán de aquí al 19 de noviembre. La derecha que se mantiene con fuerza por medio de Piñera a la cabeza -aunque aún sin seguridad de poder ganar en primera vuelta- irá en busca tanto del sector ultraderechista de Kast y su mensaje hacia la familia militar, como a un sector desencantado de la Democracia Cristiana y su historia como “centro político” de la transición.
Ya más al medio, aún se mantiene la disputa por quién es el verdadero heredero y continuador del gobierno de Bachelet y su agenda de reformas. Guillier por su parte enfatiza en cumplir las viejas promesas, como de llegar a un 70% de la gratuidad universal, dar una respuesta a la problemática del pueblo mapuche, asegurando representación parlamentaria, y mayor fiscalización de las empresas inversionistas, y transnacionales, entre otras cosas.
En el caso de MEO, apela a una mayor incidencia del Estado en materia de derechos sociales, con instituciones que funcionen como interlocutores válidos de la ciudadanía, pero lo que no son más que maquillajes para mantener el mismo modelo capitalista de explotación y segregación. En este sentido, destaca la polémica propuesta de que niños a cargo del Servicio Nacional de Menores (Sename) queden a cargo de las Fuerzas Armadas.
Ya en la izquierda, el Frente Amplio quien ha sido golpeado duramente en las últimas encuestas, refuerza su discurso en las demandas más sentidas de la población, como la lucha en contra del sistema de AFP, el profundo endeudamiento de los estudiantes, la defensa del medioambiente, y una especie de sello feminista de su gobierno. Sin embargo, el norte estratégico de la coalición, aún parece estar a la deriva, sobre todo frente a la tensión que produce una eventual segunda vuelta entre Alejandro Guillier y Sebastián Piñera, junto con la determinación de apoyar al periodista por un importante sector del conglomerado.
Artés por su parte, que representa al sector más a izquierda, fue probablemente quien aprovechó de mejor manera el poder distanciarse del discurso de los demás candidatos y candidatas, colocando en el tapete demandas bastante sentidas por la población, como son la nacionalización de los recursos naturales y educación gratuita. No obstante, tiene como contraparte propuestas reaccionarias como la implementación de la pena de muerte, o la deriva colaboracionista con las fuerzas represivas del Estado y su llamado a la sindicalización de la policía.
Las cartas ya están sobre la mesa en esta recta final hacia las elecciones del 19 de noviembre, con un régimen de partidos ultrafragmentados, y con la emergencia de una izquierda que comienza a ocupar un nuevo espacio. Sin embargo, aún se encuentra en la incertidumbre el rumbo que tome, entre el “tira y afloja” de la superestructura parlamentaria, y el movimiento de masas.