Las prioridades del Intendente de La Matanza no son las de las grandes mayorías. Un distrito que cuenta con millones de laburantes precarizados, informales o changarines, que ven sus economías paralizadas por la cuarentena, la respuesta es mayor control social y militarización ante posibles estallidos y un pedido de “solidaridad” empresaria.
Matías Pore @MatPore
Miércoles 22 de abril de 2020 16:23
En los últimos días La Matanza estuvo en el centro de los medios nacionales por la presencia del presidente Alberto Fernández, el gobernador Axel Kicillof y la Ministra de Seguridad Sabina Frederic, que se acercaron a hacer el anuncio, junto con el Intendente, sobre la triplicación de los gendarmes en La Matanza. Espinoza ya venía planteando la necesidad de un aumento en la cantidad de fuerzas represivas en las calles, y finalmente el Gobierno Nacional y Provincial responden con mayor control social, ante la posibilidad de eventuales desbordes en las barriadas. Son claras sus prioridades.
De acuerdo a lo que informa “La Tecla” son menos de 152.000 las familias de La Matanza que recibieron el Ingreso Familiar de Emergencia de los escasos $10.000 que el Gobierno se comprometió a entregar, con los que ningún funcionario vive ni una semana. Mientras que más de la mitad de los 2.185.597 habitantes del distrito se encuentran bajo de la línea de la pobreza y en la informalidad laboral, cuando no están desocupados. Sumado a la precariedad habitacional donde el 60% no cuenta con cloaca, y miles se encuentran hacinados, en ambientes sin ventilación ni acceso a ningún servicio básico. Ante ésta impactante realidad se entiende más claramente la preocupación del Intendente y el Gobernador de reforzar la presencia policial y militar en el distrito. Ya lo había anunciado Alberto Fernández "Lo que no entre por la razón, entrará por la fuerza"; y a los pocos días Fernando Espinoza aseguró: “La Gendarmería, llegó para quedarse". Toda una declaración de principios.
En el mismo sentido, el Intendente anunciaba orgulloso en su cuenta de Twitter las 2.036 detenciones que se realizaron en el Distrito por no pertenecer a ninguna actividad esencial, cuando son cientos de miles quienes viven de changas o de la informalidad, que deben concurrir a sus trabajos para poder comer. Un aval a las fuerzas del gatillo fácil y el amedrentamiento en las barriadas populares.
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Para colmo, y haciendo gala de un gran cinismo, dos días después de la llegada de los gendarmes, anunció que les entregaría máscaras de protección facial que fueron realizadas en el Municipio. Es decir, prioriza a las fuerzas que van a disciplinar los barrios más humildes, y no a los profesionales de la salud que denunciaron claramente la falta de insumos esenciales para su cuidado y el de los pacientes. El mismo intendente, en Marzo de este año, hacía gala de las 350 camas de terapia intensiva y 2.056 de internación con las que cuenta el distrito entre el sector público y privado, muy lejos de las 8 camas cada mil habitantes que recomienda la OMS. Claro que el Gobierno anterior tan solo empeoró la situación, llegando a un recorte del presupuesto a salud del 25%, pero La Matanza es gobernada por el peronismo hace más de tres décadas y el actual Gobierno Nacional ya pagó más de 3 veces el presupuesto nacional de salud a los especuladores internacionales. Prioridades que le llaman.
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¿Voluntariado o lavada de cara a los empresarios?
Además de la multiplicación de las fuerzas de “seguridad” y la obligatoriedad del uso de tapabocas, el otro anuncio que realizó el intendente en las últimas semanas para afrontar las enormes dificultades que se viven en La Matanza, fue el lanzamiento de una red de voluntariado. La convocatoria se dirigió especialmente a empresarios e instituciones religiosas, además de las educativas, organizaciones sociales y población en general, para trabajar “codo a codo” con el ejército.
De esta manera busca mostrar el lado “humano” de los empresarios que suspenden y despiden en medio de la pandemia, mientras siguen llenando sus abultados bolsillos. En el de la precarización laboral los conocemos bien. Vemos cómo miles de pibas y pibes se enfrentan a empresas multimillonarias como Mc Donald´s porque, debido a la crisis de la pandemia, les recortan salarios, suspenden o directamente los echan por Whatsapp. También sucede en Acindar, que anunció despidos, suspensiones y rebajas salariales de hasta el 65%. Otro ejemplo es el caso de La Nirva, la fábrica de los conocidos alfajores “Grandote”, que se encuentra parada hace 6 meses sin pagar salarios o con descuentos en los haberes y sin aportes a la ART y jubilaciones. Son ellos o nosotros, y junto a quienes nos precarizan, flexibilizan y ganan millones a costa de nuestro trabajo, no hay salida posible.
La salida está en manos de las y los trabajadores
Una verdadera salida a ésta crisis, está en las manos de los trabajadores. Somos los realmente esenciales, que hacemos mover al mundo cotidianamente. Quieren ocultarlo, y seguir así llenándose los bolsillos a costa de nuestras vidas. Así lo demuestran los docentes que son un ejemplo a seguir. Desde las escuelas, junto a las familias que se acercan a recibir los alimentos, denuncian las migajas que entregan Kicillof y Espinoza, así como la situación crítica que se vive en los barrios. Esta organización voluntaria y solidaria es el punto de apoyo para desarrollar la pelea de los trabajadores de la educación con las familias y el conjunto del pueblo trabajador, para imponer medidas y que no seamos siempre los mismos quienes paguemos la crisis.
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El proyecto que presentó Nicolás del Caño, diputado por el PTS-FITU, va en ese sentido, apunta a afectar las grandes fortunas, poniendo esos recursos a disposición de la enorme cantidad de necesidades que hoy tiene el pueblo trabajador, agravadas frente al Coronavirus. Nuestras prioridades son otras. Es necesario afectar las ganancias de los grandes empresarios, poner en pie comisiones de higiene y seguridad controladas por sus trabajadores, y seguir organizando la solidaridad desde abajo, impulsando la lucha para enfrentar a los que quieren que paguemos ésta crisis nuevamente nosotros. Que sean ellos, los que la juntaron en pala quiénes la paguen ésta vez, porque nuestras vidas valen mucho más que sus ganancias.