La reforma laboral está cercada entre pasillos. Los de la Comisión de Trabajo del Senado donde expuso ayer lunes la SOFOFA. Los del Comité Político de La Moneda, donde la DC anuncia su ofensiva. Los de las redacciones de los medios capitalistas, dando tribuna a sus detractores. Los sindicatos advierten, pero no se mueven.
Nicolás Miranda Comité de Redacción
Martes 21 de julio de 2015
Los pasillos del Senado
Ante la Comisión de Trabajo del Senado se presentó ayer lunes la Sociedad de Fomento Fabril (SOFOFA). Su presidente Hermann von Mühlenbrock, con la típica impudicia del patrón que ignora olímpicamente a sus empleados, presentó 14 propuestas, como si nada se hubiera discutido y hasta aprobado en primera instancia en Diputados, como si recién se empezara a discutir, como si esa debiera ser la base de la discusión.
Con desparpajo, se presenta ya no, como suelen hacerlo, como vocero de las PYMES, sino hasta de los trabajadores declarando que de aprobarse se produciría "una grave afectación a las libertades individuales de los trabajadores", al transferir derechos individuales desde las personas a los sindicatos. Habló también en nombre de las mujeres y los jóvenes, así como de los más pobres.
Criticó con especial fuerza la titularidad sindical, la prohibición de reemplazo en huelga, el fin del descuelgue, la prohibición para el empleador de transferir beneficios a trabajadores no sindicalizados.
La volvió a calificar, para ellos descalificar, como “reforma sindical”.
Con este punto de partida, presentó 14 propuestas, con foco en la productividad y en la creación de empleo. Estos puntos incluyen, entre otros: eliminar los mecanismos de sindicalización como mantener el descuelgue y el re-emplazo en huelga, y la decisión de la empresa de extender los beneficios alcanzados por el sindicato; reforzar aún más el poder del empresario otorgándole la facultad de definir los servicios mínimos; disminuir aún más el punto de partida de los trabajadores en la negociación colectiva eliminando el piso mínimo.
Sin pestañear, piden ampliar los pactos de adaptabilidad, sancionar como prácticas antisindicales los actos de violencia y las huelgas ilegales.
Los pasillos de La Moneda
En el Comité Político de ayer lunes, la reforma laboral estuvo al centro. Allí, el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, expuso su posición “para no afectar a pequeñas y medianas empresas”. En los hechos, para recortar, limitar, restringir la reforma laboral. Entre sus planteos: acotar el periodo de huelga para las PYMES, recurrir a un mecanismo de arbitraje entre las partes, asegurarles el cumplimiento de los servicios mínimos.
Ya entusiasmados, en la DC insistieron en lo que vienen anunciando, que la recorta aún más todavía, como permitir el reemplazo de trabajadores en huelga con empleados internos.
Los pasillos de las redacciones
La prensa capitalista da tribuna profusa a los detractores de la reforma. También ayer lunes, al presidente de la UDI Hernán Larraín. En sintonía con los empresarios, y los senadores DC, pidió mantener el reemplazo en huelga y la extensión de los beneficios de una negociación colectiva. Incluso llamó a la DC a la acción común:
“creemos que los equilibrios y la moderación que debemos introducirle a esta reforma es procurar fortalecer los derechos de los sindicatos sin que eso signifique destruir la fuente de trabajo en las negociaciones colectivas o en las huelgas que se puedan decretar. Eso es lo que algunos sectores de la Democracia Cristiana han anunciado y esperamos sean capaces de confirmarlo cuando empecemos a votar”.
La parsimonia
En medio de este ruido de pasos en los pasillos, la dirigencia de la CUT se dedica a realizar advertencias.
La presidenta de la Central Bárbara Figueroa, declaró que “está claro que aquí hay sectores que no quieren esta reforma, no la va mirar nunca con buenos ojos, por lo tanto creo que esto también es una señal muy clara para señalar que no es necesario hacer tanto gesto hacia el empresariado, porque el empresariado, por lo menos estos dos sectores, más conservadores, lo que han dicho es que para ellos lo esencial o aquellos cambios sustantivos es, finalmente, que no exista reforma laboral”.
Y le hizo un llamado a la SOFOFA, diciendo que "más allá de las legítimas aprehensiones o los reparos que estos sectores tengan con la reforma laboral, es el momento ya de tratar de contribuir y aportar en el debate, más que insistir en las posiciones de trincheras que finalmente no se han modificado ni un ápice desde el inicio del debate hasta ahora".
Por su parte la Unión Nacional de Trabajadores amenazó con retirarse de las negociaciones si el Gobierno accede al reemplazo en huelga.
Advierten, pero no se mueven.