La renuncia de Jorge Triaca al frente de la Secretaria de Trabajo no es el producto de la resistencia ofrecida por los sindicatos, quienes colaboraron activamente con su gestión al frente de la cartera laboral, sino de la interna desatada con Dante Sica a partir de su designación como ministro de Producción y Trabajo.
Facundo Aguirre @facuaguirre1917
Miércoles 14 de noviembre de 2018 00:00
El hijo del ex ministro menemista se encontraba desgastado por los escándalos y denuncias en su contra. El caso de Sandra Heredia, la empleada que Triaca mantenía en negro y a la cual despidió en medio de maltratos, reveló una gestión viciada por el nepotismo, la utilización de las intervenciones sindicales para hacer caja y colocar personal afín al macrismo.
Según reconoció el próximamente ex secretario de Trabajo su ciclo estaba agotado y la movida responde a la necesidad de que Sica logre una interlocución directa con la burocracia sindical. Pero su desplazamiento no ocurre como un simple cambio de fichas, sino como producto de una interna feroz donde el Secretario de Transporte Guillermo Dietrich quiere acomodar a uno de los suyos en la secretaria de Trabajo. No es un dato menor, ya que Dietrich representa a las cámaras del transporte y es una pieza clave en la ofensiva de Cambiemos contra la burocracia moyanista.
Renunció Triaca desgastado por escándalos, internas y denuncias en su contra. https://t.co/365eeMq5c0 pic.twitter.com/uwFD09kory
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El secretario de transporte es también quien llevo adelante la ofensiva para despedir 300 trabajadores de Vialidad Nacional y lobbysta de su privatización. Uno de sus hombres, Lucas Fernández Aparicio, fue parte también de la ofensiva contra los metrodelegados, y estuvo al frente de los despidos en Ferrobaires donde ejercía la función de administrador general. Los otros nombres que suenan para la sucesión de Triaca son Marcelo Villegas, actual ministro de Trabajo de la provincia de Buenos Aires y Tomás Calvo, un abogado de la UOM que participó en la comisión tripartita que negoció el bono con el Ejecutivo y el sector empresario y que muestra la sintonía fina entre la burocracia sindical y el gobierno macrista.
El nuevo escenario político a partir del acuerdo con el FMI pone al frente del nuevo ministerio de Producción y Trabajo a un hombre de la UIA con el objetivo de avanzar en la reforma laboral y aplicar un plan de guerra contra las condiciones de vida y los derechos de toda la clase trabajadora.
Triaca y la colaboración de la burocracia sindical
La gestión de Triaca al frente de la cartera laboral, como parte del fantasioso mejor equipo de los últimos 50 años, se caracterizó por lograr la colaboración de la burocracia sindical en la ofensiva del gobierno de la derecha argentina contra las condiciones de empleo y el salario de la clase trabajadora. En acuerdo con el triunvirato de la CGT, esta ofensiva dejo un tendal de despidos y permitió la pasividad sindical frente a la reforma jubilatoria. Se caracterizó además por la aceptación de gran parte de los burócratas de los techos paritarios y la licuación del salario. Son los mismos burócratas que acompañaron la pasividad del peronismo sin mover un dedo cuando Mauricio Macri vetaba la ley antidespidos votada mayoritariamente en el Congreso Nacional.
Pese a la estrecha colaboración de los burócratas Triaca no logro evitar que la resistencia de los trabajadores tuviera lugar como lo mostraron innumerables luchas (AGR, Pepsico, Telam, INTI, los mineros de Río Turbio, como las más emblemáticas). Tampoco, pese a la colaboración sindical, pudo impedir las extraordinarias jornadas del 14 y 18 de diciembre del 2017 contra la reforma jubilatoria. Este fue un punto de inflexión para Triaca ya que el conato de rebelión social hizo saltar por los aires el acuerdo que había alcanzado con la CGT para una reforma laboral. El fracaso en lograr que se avanzara con la norma flexibilizadora es una de las razones que explican su caída.
Triaca y los trabajadores estatales
Triaca contó con el apoyo particular de Andrés Rodriguez de UPCN para manejar los conflictos suscitados en el Estado por los despidos masivos del 2016 y para reventar el salario de los trabajadores estatales. La enorme precarización del empleo publico característica estructural del kirchnerismo y la gestión de Carlos Tomada, fue fundamental para que el tandem Ibarra-Triaca avanzara en su ofensiva contra los trabajadores del Estado. En su gestión interna del ex Ministerio de Trabajo, Triaca enfrentó la enorme resistencia contra los despidos del 2016, con asambleas de más de mil trabajadores, movilizaciones y toma del ministerio mediante.
Contó en ese momento con el apoyo de la conducción de UPCN, que entregó a los trabajadores luego de hacer como que luchaba. En el año 2017 su gestión dejo en la calle y enfrentó la lucha de los trabajadores ultraprecarizados de limpieza y mantenimiento nucleados en el SITMA. Pero además Triaca fue quien desmantelo y desfinanció los planes de Formación Profesional, asesoramiento jurídico gratuito, los planes de apoyo a las cooperativas, entre otros programas que permitían a un sector de los trabajadores ciertos niveles de subsistencia y empleo. El último logro de Triaca, en tandem con Sica, fue conseguir que la burocracia de la CGT levantara un paro general a cambio de un miserable bono de 5000 pesos que las patronales ni siquiera están obligadas a pagar.
La desjerarquización del Ministerio de Trabajo
En las luchas obreras de la década del ’70, la clase trabajadora se ponía en pie y denunciaba la santísima trinidad que significa la alianza entre las patronales, la burocracia sindical y el Ministerio de Trabajo, una unidad que ya sea mediante el arbitraje o la confrontación abierta conspira contra los trabajadores. Esta es la regla de la política laboral de los gobiernos capitalistas y por ende la función del Ministerio de Trabajo en todas sus etapas históricas ha sido la de ubicarse contra los intereses de los trabajadores y en defensa de los intereses de las patronales y la burocracia sindical. Dante Sica, quien tiene por fin profundizar el ataque a los trabajadores, no es la excepción, es la continuidad de la regla bajo un gobierno reaccionario. En todo caso la discusión es cuanto es más proclive a buscar disciplinar a los dirigentes sindicales o conciliar con ellos.
Lejos de esta definición y ante la desjerarquización del ministerio de Trabajo, sectores del kirchnerismo político y sindical, asimilaron la defensa de la función ministerial con una reivindicación de la gestión Tomada. Pero el ex ministro kirchnerista y el pronto ex secretario macrista se apoyaron en los burócratas sindicales cumpliendo a rajatabla con un mandato fundamental de la cartera laboral en todos los gobiernos patronales que fue mantener la vigencia de la Ley de Asociaciones Profesionales, garantía del unicato sindical. Bajo Triaca y con su aval, se anuló la personería de los Metrodelegados del Subte por un fallo de la Corte Suprema.
Una característica que comparte con la gestión Tomada, que negó por años la personería a la AGTSyP y recién la hizo efectiva ante la retirada del kirchnerismo del poder. Favor que nunca logro conseguir la CTA, al cual el "proyecto nacional y popular" le bloqueó el acceso a la personería gremial. Tomada fue además un defensor de la precarización del empleo y la tercerización laboral al punto de apoyar a José Pedraza cuando sus patotas asesinaron a Mariano Ferreyra y de las patronales imperialistas y la burocracia del Smata contra los trabajadores de Lear.
Algunos referentes como Daniel Catalano, Secretario General de ATE Capital, hizo propia la defensa de la jerarquía ministerial como defensa de la "casa de los trabajadores", eufemismo con el cual la burocracia sindical justifica su subordinación al Estado.
Esta posición desvía el eje de la lucha contra el plan de guerra del FMI, que en este momento debe pasar ante todo por la defensa de los puestos de trabajo, la lucha por un salario igual a la canasta familiar, contra la pérdida de poder adquisitivo y contra el presupuesto de ajuste. Es una reivindicación funcional a centrase en la política de un frente que una al kirchnerismo con el peronismo federal de los señores feudales, Sergio Massa y los burócratas sindicales de cara a las elecciones del 2019.
Retomar la tradición histórica y la denuncia de los mecanismos contra las luchas obreras que nos legó la experiencia de nuestra clase es fundamental para derrotar la ofensiva de Cambiemos y la derecha argentina.
Facundo Aguirre
Militante del PTS, colaborador de La Izquierda Diario. Co-autor junto a Ruth Werner de Insurgencia obrera en Argentina 1969/1976 sobre el proceso de lucha de clases y política de la clase obrera en el período setentista. Autor de numerosos artículos y polémicas sobre la revolución cubana, el guevarismo, el peronismo y otros tantos temas políticos e históricos.