En la jornada de ayer culminó el histórico juicio contra Relmu Ñamku, Mauricio Raín y Martín Maliqueo, integrantes de la comunidad mapuche Winkul Newen. El veredicto fue de no culpabilidad en cuanto a los graves delitos de homicidio simple en grado de tentativa con el cual llegaba acusada Ñamku, y de lesiones graves y daños agravados para Rain y Maliqueo. Se determinó la culpabilidad de la primera en cuanto a daños simples.
Jueves 5 de noviembre de 2015
El pasado lunes 26 de octubre comenzó el histórico juicio contra Relmu Ñamku, Mauricio Rain y Martín Maliqueo, autoridades de la comunidad mapuce Winkul Newen, por un hecho ocurrido en diciembre de 2013. En aquélla ocasión los integrantes de la comunidad mapuce, resistieron un intento de desalojo de su territorio, defendiéndolo de la explotación de hidrocarburos. Un jurado popular juzgó si la imputada y los imputados, fueron responsables de las lesiones recibidas por Verónica Pelayes, la oficial de justicia que llegó al Lof Winkul Newen para notificar un desalojo a favor de la petrolera Apache, minutos antes del inicio de la feria judicial.
El escenario del juicio, la ciudad de Zapala, una ciudad de tan sólo 35 mil habitantes con cuarteles del Ejército, Gendarmería y sólo una fábrica cementera, y con una fuerte presencia del pueblo mapuce en su población.
Un juicio armado a la medida de las petroleras y el negocio inmobiliario
En el caso la representación del Ministerio Público Fiscal estuvo a cargo de la Fiscal Sandra González Taboada. La querella de Verónica Pelayes, representada por el abogado de la Sociedad Rural, Julián Álvarez.
Durante las 8 audiencias de juicio, fueron presentadas las distintas pruebas de las partes, siendo la más llamativa, la famosa pericia sobre “las piedras” utilizadas como elemento que lesionara a Pelayes. Y es que sorpresivamente, la pericia fue realizada 9 meses después sobre piedras que imaginaron “ simulaban a las supuestamente utilizadas”.
Para quienes acompañamos este juicio no fue llamativo este hecho. La Fiscal Taboada ha sido quien, y previo a su traslado desde la ciudad de Neuquén, tuviera por más de 8 años a su cargo la causa por la desaparición del estudiante universitario Sergio Ávalos, y en cuyo poder se perdieran pruebas fundamentales para la causa, como han sido los videos del joven en el local bailable Las Palmas, momentos previos a su desaparición.
Con una instrucción que duró casi tres años, se llevó adelante este juicio en la multicultural Neuquén. En razón del delito imputado a Relmu Ñamku, que preveía una condena de hasta 15 años, es que conforme el nuevo Código Procesal Penal de Neuquén, se estableció el juzgamiento mediante jurados populares. En una gran pelea ganada por los acusados, se logró que la integración del jurado se conformara con la mitad de jurados mapuces, y que se contara con la presencia de un traductor al Mapudungun, lengua del pueblo originario. No obstante estas medidas- aún como conquistas de un pueblo con reclamos ancestrales- en respeto a una provincia “multicultural”, no fueron más que medidas demagógicas en un juicio armado como mensaje para las petroleras y el negocio inmobiliario. Se intentó sin dudas, dar un mensaje disciplinador para el conjunto de las comunidades en la provincia, pero sin dudas para todos los que reclaman por sus derechos. Lejos se encuentra el Estado neuquino y su justicia, de respetar los derechos y cosmovisión de un pueblo avasallado.
Tal como indicó Martín Maliqueo en su declaración, algunos años antes de estos hechos fue el mismo Eduardo Badano, ex juez el Tribunal Superior de Justicia, quien le indicó que resultaba propietario de 8000 hectáreas donde se encontraban los territorios ocupados por su abuelo Antonio Velázquez, desde el año 1935. En aquélla oportunidad ofreció algunas hectáreas en otro lugar, autos y otros privilegios, para que toda la comunidad abandonara el territorio. Y resulta una constante en la provincia de Vaca Muerta, donde también el Lof Campo Maripe en Loma La Lata, reclama el reconocimiento del relevamiento territorial realizado, donde data la preexistencia de su comunidad desde el año 1927, siendo despojados de sus territorios por el terrateniente Andrés Vela, desde la década del 70. Y es sin dudas evidente, que el negocio inmobiliario en la provincia, va de la mano con la industria por el “oro negro”, y eso quedó demostrado como telón de fondo de esta causa, donde una empresa como Apache, se sirvió de la justicia y la policía, para intentar una vez más erradicar de una vez y para siempre a sus legítimos poseedores.
“No teníamos más que nuestra tierra”
Tanto Martín Maliqueo como Relmu Ñamku pudieron contar el contexto de estos hechos: una historia plagada de avasallamiento, humillaciones y lucha ancestral por sus derechos. Contaron como crecieron viendo la humillación, marginación y discriminación hacia sus abuelos y padres. Relataron como a través de la explotación hidrocarburífera de a poco y con el agua contaminada desapareció el ñamco, ave sagrada según la filosofía de este pueblo “ la imposición del winka cambió nuestra forma de vida”, dijeron. Y es frente a todo ese marco, y siendo la última década escenario de desalojos y represiones en su territorio, que dijeron basta.
“Nosotros no teníamos más que nuestra tierra” dijo Martín Maliqueo en su declaración, y sin dudas por eso esta vez no permitirían más atropellos, y es así que impidieron el ingreso de las topadoras y retroexcavadoras que junto a una comitiva policial, fue parte de la diligencia de desalojo de ese año 2012.
El pueblo mapuche vive, la lucha sigue y sigue
Pese al gran despliegue policial durante todo el juicio, todas las audiencias fueron presenciadas por una gran comitiva de la comunidad Winku Newel y de otras comunidades de la zona. Pero sin dudas que el apoyo excedió al pueblo mapuce, transformándose en una gran pelea para el conjunto de los luchadores de la región y del país. Todos entendimos que aquí se hacía palpable que cualquier ataque del Estado a quienes luchan, es un ataque para el conjunto, ante los tiempos por venir, criminalizando la protesta social y judicializando a quienes resisten en defensa de sus derechos.
El resultado sin dudas se logró con una gran lucha, y la absolución por parte del jurado popular se impuso, en relación a los graves delitos imputados por la Fiscalía y la querella, de cara a una pelea histórica y ancestral frente al racismo y la discriminación que sufre el pueblo mapuce, pero también frente al avasallamiento de los derechos de los pueblos originarios en todo el país. Al finalizar la jornada dijo una anciana mapuce” Nuestra bandera vuelve a flamear, aunque muchos decían que no tenía valor. Hoy estamos orgullosos de eso.”
Y por eso este resultado es un gran triunfo, no sólo para los pueblos originarios, sino para continuar la lucha de todos los que seguiremos enfrentando la criminalización y judicialización de la protesta social, el saqueo y destrucción de las petroleras y mineras contaminantes y la defensa de todos los derechos del pueblo trabajador.