Un artículo afirma que millones de personas van a sufrir graves consecuencias sanitarias por la restauración de la “Mexico City Policy”.
Juan Paz Médico (Universidad Nacional de Tucumán)
Martes 7 de febrero de 2017
El pasado 23 de enero, por medio de un comunicado de la Casa Blanca, se conoció que Donald Trump reestableció el memorando de la “Mexico City Policy” que impide el financiamiento de Estados Unidos a las ONG encargadas de asistir en la planificación familiar, y que se encuentran distribuidas en los países subdesarrollados.
En el comunicado, el presidente norteamericano ordena “al Secretario de Estado a tomar todas las medidas necesarias, en la medida que lo permita la ley, para asegurar que los dólares de los contribuyentes de Estados Unidos no financien organizaciones o programas que apoyan o participan en la gestión de los programas de aborto o esterilización involuntaria”.
Estados Unidos es uno de los mayores proveedores de fondos para los programas de salud en el mundo, y esta nueva política establece la anulación de 9,5 mil millones de dólares, lo que repercutirá no solo en programas de asistencia integral de las mujeres en su planificación familiar, sino también a la desinversión de programas destinados a combatir la trasmisión del HIV, la malaria, el zika, la tuberculosis y la protección de la salud maternoinfantil.
Ann Starrs, autora del artículo publicado en la revista The Lancet, explica que una de las consecuencias de esta política será que “miles de mujeres no tendrán acceso a la planificación familiar y a los servicios de salud reproductiva de estas clínicas (de las ONG afectadas) que muchas veces son el único proveedor de servicios de salud en la comunidad local”.
Por otra parte la autora menciona que “no hay evidencia de que esta ley haya alcanzado su objetivo de reducir el aborto. El primer estudio para medir el efecto de la ley mordaza mostró que esta política en realidad podría haber dado lugar a un aumento de abortos”, refiriéndose a un trabajo sobre el África subsahariana que demostró el aumento de los abortos inseguros y la mortalidad materna.
Con esta medida, la administración Trump da rienda suelta a su rabia “pro vida” condenando a la muerte no solo a millones de mujeres pobres por medio de los abortos clandestinos, sino a millones de personas de los países pobres que padecen enfermedades controlables.
Así Starrs concluye en su artículo planteando que “los conservadores sociales que conducen este programa, y que ahora controlan la Presidencia de los Estados Unidos y las dos Cámaras del Congreso, están mostrando una total indiferencia por las millones de mujeres, hombres y niños que van a sufrir las consecuencias, intencionales o no, de estas políticas retrogradas”.