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Red Internacional
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Editorial. La salud en tiempos del FMI

A pesar del enroque de Batakis por Guzmán, el Gobierno argentino seguirá los lineamientos económicos del Fondo Monetario Internacional, lo que se traduce en un ajuste estructural bajo la máscara del "equilibrio fiscal", y que continuará perjudicando a la salud pública. Pero ¿desde cuando el FMI perjudica la salud pública de nuestro país? ¿Cómo es el ajuste que está llevando a cabo el FdT en la salud?. Trataremos de responder estas preguntas y proponer una salida desde las y los trabajadores.

Jueves 14 de julio de 2022 11:03

El Fondo Monetario Internacional se instaló como el nuevo gendarme de la política económica Argentina. El Gobierno del Frente de Todos, junto a la oposición de Cambiemos han aprobado un acuerdo en el cual obligan al país a subyugar su destino a las decisiones de este organismo financiero. Se garantizará el pago de una deuda fraudulenta con mayor pobreza, desocupación y pauperización de las condiciones de vida de la población trabajadora. El FMI pide más ajuste fiscal y el gobierno ya anunció que lo complacerá con recortes a la salud, educación y al sistema previsional.

El FMI y un largo prontuario atacando a la salud en nuestro país

Carlos Merichal, académico de Harvard y del Colegio de México sostiene que ante las fiebres del colapso fiscal y financiero de las naciones, el FMI aplica la medicina más ruda y cruda: los ajustes. La historia indica que el FMI siempre estuvo detrás de los ajustes en la salud de nuestro país. Con el golpe de Estado, Aramburu se adhería al FMI en 1956, y tras el primer acuerdo firmado en la presidencia de Frondizi, la política gubernamental seguirá los lineamientos del Fondo Monetario de “Austeridad fiscal”. En la salud pública significó un ataque a la política de centralización sanitaria y el inicio de la desintegración de las clínicas y sanatorios de las obras sociales, conjuntamente con el aumento del desarrollo de la medicina privada beneficiando a la Confederación Médica que presionaba por el ejercicio comercial de la medicina.

Por pedido del FMI, el "equilibrio fiscal" se tradujo en el traspaso de la responsabilidad presupuestaria en salud a cada provincia iniciando la inequidad del acceso a la salud y la reducción del empleo en los hospitales públicos. Con los sucesivos gobiernos militares se fueron cerrando más acuerdos con el Fondo, aumentando la mercantilización de la salud a través de reformas que aumentaban la descentralización, favoreciendo los negocios entre la burocracia sindical y las clínicas privadas, y el gran auge del desarrollo de la medicina

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Los avances en la tecnología y el desarrollo del complejo médico industrial va a encontrar en la medicina privada y en las prepagas la forma de concretar la venta de servicios de salud como un campo rentable para el capital. El desfinanciamiento de los hospitales junto a una mayor mercantilización de la tecnología en salud y del acto médico, conducirá al desvío de fondos públicos, de las obras sociales y de los gastos de bolsillo de enfermos o sus familiares, directamente a las ganancias de los empresarios de la medicina privada. A esto se le suma el beneficio de los bajos salarios y la utilización de trabajadores de la salud monotributistas y tercerizados.

No se puede comprender la complejidad de la fragmentación y atomización del sistema de salud argentino si no se la relaciona con el ingreso del FMI al país, y que derivó en la descentralización, el desfinanciamiento del sector público y el gran crecimiento de la medicina de mercado, que durante la etapa más cruda de la pandemia esta condición continuó inalterable.

El Banco Mundial, la OMS y el FMI cómo Factor de riesgo Masivo

En los noventa, ya con la caída de la Unión Soviética, el Banco Mundial emite el documento "Invertir en Salud" dónde establece los principios rectores de la medicina de la oferta y la demanda para todos los países, aumentando la mercantilización de salud y a la cual todos los gobiernos adhirieron. Está avanzada mundial del capitalismo en salud terminará de esfumar la consigna de "Salud para todos en el 2000" de la OMS, que nunca cuestionó el negocio de la salud profundizados por las dictaduras militares, y que rápidamente tuvo que maniobrar para maquillar una nueva expectativa mundial con "Los objetivos del desarrollo del milenio" (ODM).

Como tampoco se cumplieron las metas trazadas en estos ODM, la OMS se aggiorna a unas nuevas metas definidas cómo "Objetivos del Desarrollo sustentable" (ODS) que son los parámetros con el que el Banco Mundial evalúa la calidad de vida y el desarrollo de los países. Desde su creación la OMS no puede dar respuestas concretas a los problemas sanitarios que derivan del sistema capitalista, de la medicina de mercado y de la industria farmacéutica que condicionan el acceso a los servicios de salud y vulneran permanentemente el derecho a la salud, tal como lo demostró el negocio de las patentes de los medicamentos y vacunas durante la pandemia del COVID.

Garantizando la poda presupuestaria en la salud e impulsando la mercantilización de la salud y la enfermedad, el FMI se configura cómo institución nefasta para la salud y la calidad de vida de la población. Ningún país que estuvo bajo las políticas económicas de búsqueda de equilibrio fiscal dictadas por está institución pudo desarrollar plenamente una política sanitaria integral y de atención primaria. Todo recorte presupuestario en salud está relacionado con la debilidad de las políticas de atención primaria y la degradación de las políticas en salud mental.

Para Rafael Bernal Castro, presidente de la Sociedad Iberoamericana de Información Científica, el FMI debe ser considerado como un Factor de Riesgo Masivo, es decir una condición (en este caso política) que aumenta las probabilidades de sufrir un daño o una lesión [1]. Actualmente no está reconocido como tal por la OMS, pero la condición de gestor de los ajustes estructurales en la salud determina una mayor probabilidad para enfermar o morir que tiene la población como consecuencia de esas políticas, cómo se registran las tasas de mortalidad infantil, perinatal y materna muy altas, a la salida de la dictadura militar y luego con el estallido social del 2001.

Quienes pierden y quienes ganan con las injerencias del FMI en la salud

La ministra de economía entrante, Silvina Batakis, en un claro mensaje al FMI dijo que "no vamos a gastar más de lo que tenemos", pero veamos a qué se refiere si trasladamos este mensaje a la salud. El presupuesto aprobado por decreto para el 2022 destina a salud 305.810 millones de pesos, que en comparación con lo ejecutado para salud el año pasado, que fue de 353.824 millones, se parte de una reducción presupuestaria a este año.

Luego de 6 meses, la partida para salud en el 2022 se actualizó a 347.210 millones de pesos, es decir que en valores nominales el presupuesto no aumentó y si analizamos que sólo en este semestre se ejecutó el 41.02% del presupuesto, junto con la perspectiva inflacionaria, estamos ante un ajuste concreto en la salud. Por lo visto, para Batakis, el gobierno no tiene para gastar más en la salud de la población, en un momento donde comienza un nuevo ascenso en los casos de COVID y la inflación se come los salarios del personal de la salud.

Por otro lado, veamos qué es lo que sucede con la industria farmacéutica, esa rama del mercado que siempre gana a pesar de las crisis económicas. Según el informe trimestral del INDEC [2], los principales laboratorios de esta industria facturaron en el año 2021 un total de 560.023 millones de pesos, casi el doble de lo presupuestado para salud en ese año. En el primer trimestre de este año, la industria farmacéutica registró un aumento del 48% de sus ganancias comparado con el primer trimestre del año pasado.

También, en lo que va del año, el gobierno autorizó el aumento del 43% a las cuotas de la medicina prepaga [3], a pedido de empresarios como Claudio Belocopitt quien defiende a capa y espada el lucro del negocio de la salud. Para el portal Merco Info [4] el grupo OSDE, el Hospital Italiano, Swiss Medical y el Hospital Austral son las empresas de salud más importantes del mercado. OSDE, para el año de la pandemia había facturado 198.056 millones de pesos, y Swiss Medical 118.913 millones de pesos, por lo que la revista Mercado las ubicó en los puestos 11 y 26 de las 50 empresas que más facturaron en la Argentina. Claramente las ganancias de las empresas de medicina privada podrían ganar, cada una, un presupuesto en salud pública, negocio redondo garantizado por el Estado.

En un informe del Ministerio de salud sobre el gasto de los hogares en salud [5] señala que del total del dinero que gastan las familias para cuidar su salud, el 38% corresponde a la compra de medicamentos, el 35% a las afiliaciones a prepagas y a obras sociales obligatorias y un 12,6% a consultas privadas. Este informe también revela que estos gastos son mayores en aquellos hogares donde existen personas mayores de 65 años y alguna persona con discapacidad. Por lo tanto existe un desembolso directo del bolsillo de las familias a la medicina privada y a la industria farmacéutica que representa el 85,6% de estos gastos.

En el contexto de ajuste fiscal es posible que aumenten las tendencias a la compra de servicios de salud en la medicina privada, ya sea por falta de recursos en el sector público que disminuye la capacidad de respuesta y por lo que las personas buscarán en la medicina privada una solución a sus problemas de salud; a lo que se le suma el aumento de los precios de los medicamentos y un mayor deterioro de las condiciones de vida.

Demostramos que los que pierden con el FMI son los trabajadores y la salud pública, y los que ganan siempre son los empresarios de la salud privada y de los laboratorios. Por eso es fundamental comenzar a organizarnos para que como clase no paguemos esta crisis.

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Por una salida socialista de la Clase trabajadora

El gobierno del Frente de Todos ya señaló quienes serán los beneficiarios en esta crisis. Porque no está dispuesto a avanzar sobre los privilegios de los que siempre lucran con la salud ni mucho menos enfrentar al FMI con el desconocimiento soberano de la deuda. Pero sí está dispuesto a atacar a la clase trabajadora y a los sectores populares. Se pusieron del campo de los especuladores financieros destinando un presupuesto 4 veces mayor a lo destinado para la salud para pagar la estafa contraída por el gobierno de Cambiemos y, como lo anunció Batakis, van a seguir los lineamientos del FMI continuando el ajuste.

Éric Toussaint [6] sostiene que cuando se reunió con el bloque kirchnerista para brindarles su argumento para no pagar la deuda ilegal que atenta a la soberanía del país, el gobierno eligió la vía de pagar, en palabras de él, “un acuerdo perverso”. Para los apologistas de Ramón Carrillo, como lo son el Kirchnerista Gollán diputado por la PBA y Kreplak ministro de salud provincial, su retórica romántica del sanitarismo resultó ser una farsa ante la sumisión de estos a los lineamientos imperialistas del FMI.

Al igual que la burocracia sindical que se encuentra enclaustrada en los sindicatos de la salud a lo largo y ancho del país, acompañan el ajuste al paralizar a los trabajadores y no convocar a asambleas que discutan democráticamente todos los problemas del sector, la política sanitaria y los problemas de los pacientes en una perspectiva de defender a la salud pública. Está más que claro que es inútil poner expectativas en un gobierno que demuestra gobernar para los poderosos y parásitos de siempre. Desde la organización y la lucha podemos recuperar los sindicatos de salud para que dejen de ser instituciones burocráticas afines a los políticos de las patronales y terminar con ese corporativismo mezquino que sólo habla de salarios y no de la defensa de la salud pública.