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Red Internacional
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CRISIS DE SALUD PÚBLICA. La salud no viaja en Subte: confirman varios casos de trabajadores con el cancerígeno asbesto

Seis están confirmados y casi se confirmaron cinco más. Tras un año negándolo, Metrovías reconoció que el personal está afectado por la presencia de ese material nocivo en los túneles del subterráneo de Buenos Aires.

Miércoles 21 de agosto de 2019 18:45

Hace un par de días los trabajadores confirmamos de la peor manera nuestras dudas en torno al asbesto y sus consecuencias sobre nuestra salud. La empresa Metrovías, que negó por más de un año la presencia de material cancerígeno en los túneles, emitió un comunicado confirmándolo (se puede leer completo al final de esta nota).

Metrovías dice que “en tres personas se encontraron hallazgos vinculados a la exposición al asbesto”, forma elegante de plantear que las denuncias de los trabajadores eran ciertas y que la manipulación sin las protecciones necesarias de este componente de los trenes enferma a los trabajadores y también a los usuarios. Y de una enfermedad que no tiene tratamiento.

La empresa y su contratante, Sbase, tienen una responsabilidad mayúscula. Desde que está prohibido el asbesto nunca hicieron una investigación de qué componentes de los subtes seguían conteniéndolo y de qué forma se los manipulaba.

Al surgir las denuncias en España sobre las muertes de trabajadores relacionadas con el asbesto, se limitaron a sacar de circulación trenes viejos (CAF 5000) sin prestar atención a las denuncias de los trabajadores sobre la existencia de este material en otras formaciones.

Demoraron, y siguen demorando, muchísimo tiempo en reconocer y establecer un plan de desabestización por un lado (procedimiento de retiro de las piezas con asbesto, que hacen empresas especializadas) y de estudios médicos inmediatos por el otro.

Arrastrada por la acción del sindicato, que obviamente cuenta con muchísimos menos medios materiales para hacerlo, se fueron haciendo los estudios de las partes de los trenes y los estudios médicos de los trabajadores, llegando hoy a la dramática conclusión de que, sobre una muestra de 80 trabajadores, once compañeros ya tienen afectados sus pulmones por el asbesto.

Todo esto habiendo realizado estudios médicos sólo en el taller Rancagua, donde la empresa intento encapsular el desastre sin avanzar aun en la investigación y resolución de este problema que afecta toda la red de subte.

Metrovías ni siquiera ha empezado a hacer los estudios médicos en el resto de los trabajadores de la Línea B. Mucho menos realizaron los estudios de los componentes de las formaciones con más antigüedad que hay en otras líneas (las formaciones de menor antigüedad no incorporan este material en su fabricación) y los estudios médicos de todos los trabajadores expuestos.

La forma en que la empresa juega con la vida de los trabajadores y usuarios vuelve a ser motivo de indignación.

Esta crisis de salud pública que afecta a miles de trabajadores y millones de usuarios del subte debe ser resuelta en forma integral, científica y urgente. Y si no es hoy un escándalo público (como lo es en Madrid) es por la complicidad del Estado, sus funcionarios y sus organismos de control que han sido cómplices de Metrovías, sosteniendo su política histórica de desidia asesina en función de garantizar sus siderales ganancias.

Exigimos un plan de estudios médicos inmediatos a todos los trabajadores. Un plan de desasbestización inmediato de todos los trenes y estructuras que puedan contener asbesto. Determinar las responsabilidades que tengan los funcionarios de Metrovías en la demora para resolver esta crisis de salud laboral.

El sindicato del subte, desde donde hicimos pública la denuncia, tiene que denunciar todas las dilaciones de la empresa, cuyas consecuencias pueden ser fatales. Hasta el momento la mayoría del Secretario Ejecutivo ha aceptado los largos plazos de la empresa. Eso no va más, que declaren una emergencia para la salud laboral de todos nosotros y que la respuesta sea inmediata.

La confirmación de casos de trabajadores enfermos agrava una situación de por sí gravísima y exige de parte de nuestra organización la profundización de las acciones tendientes a solucionarla.

El asbesto no se ve, no se huele y no se siente. El asbesto no distingue género ni edad, ni usuarios de trabajadores. El asbesto mata.

El comunicado de Metrovías