Este sábado 21 se cumplen dos años desde el asesinato del dirigente sindical Juan Pablo Jiménez, presidente del sindicato n°1 de la empresa contratista Azeta, lugar donde trabajó durante 10 años. Juan Pablo dedicó su vida a luchar contra la subcontratación y la precariedad laboral.
Viernes 20 de febrero de 2015
“No hemos tenido tiempo de sentirnos solos. Ahora somos una familia de millones. Cada vez que mi hijo de dos años ve un letrero en la calle pregunta por su papá, y nosotros esperamos tener la respuesta para decirle la verdad. ¡Verdad y justicia para Juan Pablo Jiménez!”, manifestaba la viuda a sólo 16 días de la muerte de Juan Pablo. Trabajador de la empresa Azeta la cual subcontrataba para la compañía CHILECTRA y que separada en más 7 ruts distintos precarizaba cotidianamente a los trabajadores. Luego de la muerte de Juan Pablo, Azeta quebró.
El dirigente antes de su muerte se encontraba organizando una ardua lucha contra las empresas mandantes (Chilectra, Enersis y Endesa), para cambiar el arnés de seguridad que usaban.
Tal y como lo consignan en otros reportajes sobre la vida y muerte de Jiménez, la precarización laboral de los contratistas eléctricos era y sigue siendo preocupante, y fue la gran lucha que levantó diariamente Jiménez. A Azeta, los "viejos" le apodaban Azota, y a la gerente de personal, la llamaban la jefa de "recursos inhumanos". Sueldos bajos, malas condiciones laborales, falta de implementos de seguridad y un expediente donde la empresa acumulaba ya casi 60 demandas laborales. Los trabajadores del rubro han denunciado que resulta común que fallezcan obreros por caídas, quemaduras o choques eléctricos. Un caso emblemático fue la del eléctrico Richard Trincado, quien se cayó de un poste después de haber trabajado en un turno de emergencia de 36 horas, entre viernes y sábado. A la semana falleció.
La hipótesis de la “bala loca” y la impunidad de su asesinato
El 23 de febrero del mismo año, aun cuando ni se realizaba el funeral, la Policía de Investigaciones (PDI) declaraba a nivel nacional la hipótesis de la "bala loca", supuestamente producto de un enfrentamiento en la población aledaña a Azeta, la Legua Emergencia. Luego de un mes, detenían en el Hospital Barros Luco a un joven de 16 años, quien había ingresado al centro hospitalario hacía unos días con 8 impactos de bala tras participar de un enfrentamiento entre bandas rivales de la población La Legua Emergencia, en la comuna de San Joaquín.
La Brigada de Homicidios de la PDI basó sus sospechas en el cruce de información de los enfrentamientos en que habría participado el joven, uno de ellos registrado en la población La Legua Emergencia el mismo día de la muerte del sindicalista. Con estos antecedentes realizaron un informe policial donde establecieron que la bala realizó un recorrido en forma de parábola, entrando por la zona frontal izquierda de la cabeza de Jiménez, atravesando su cráneo.
Frente a esta hipótesis, respaldada por los organismos de justicia y el propio Gobierno, la familia del sindicalista respondió con una investigación propia. Con mucho esfuerzo se logró contratar a peritos especializados, cuyos resultados contradicen las conclusiones de la investigación que lleva la fiscalía. Tal como declaró la abogada de la familia, Margarita Peña, "dadas las condiciones ambientales, la velocidad y el ángulo de entrada de la bala, los peritos particulares establecieron que la bala no podría haber viajado más de 719 metros. Quizás 863 máximo, manipulando las variables". Aludiendo a que el informe de la policía es deficiente y que no se le tomó el real peso a los antecedentes presentados.
“Desde el 21 de febrero pasado nos prometimos dos cuestiones básicas: Verdad y castigo. Y dijimos que no creemos en la justicia, porque lo único justo sería que Juan Pablo este con vida y eso es imposible. Sin embargo, hemos encontrado resistencia de parte del Ministerio Público a investigar una hipótesis distinta a la que ellos formularon al principio de la investigación”, señaló Peña a la Radio Universidad de Chile. “No existen las balas locas, existen las balas localizadas”, lanza Nancy Garrido, la madre del dirigente.
"¡Todos odiamos a la patronal de Azeta!"
Ante la muerte del dirigente fueron diversos sectores los que respondieron. Al día siguiente de su muerte, se realizó la primera reunión de lo que sería hasta hoy la Coordinadora Verdad y Castigo, donde la izquierda, con trabajadores, estudiantes y pobladores organizaron las acciones que hasta hoy perduran: movilizaciones, funas en tribunales, intervenciones en sindicatos, universidades y liceos.
Desde allí figuras públicas del sindicalismo hasta artistas de izquierda realizaron muestras de solidaridad, presentes en las movilizaciones y los actos públicos. "¡Todos odiamos a la patronal de Azeta!", tres raperos de la Brigada de Hip Hop Clasista cantaron cuando se cumplió el primer año a las afueras de la empresa junto a la familia. También artistas plásticos, dibujaron el rostro con el que recordarán a su padre los dos hijos que sostiene Ximena Acevedo, la viuda.
Hoy, a días de cumplirse el segundo año tras su muerte y de la impunidad, diversas ciudades a nivel país se movilizarán con marchas y concentraciones para exigir verdad y castigo, y tal y como luchó Jimenez, contra el subcontrato en el marco de un histórico debate sobre la reforma laboral.
Claudia Moreno
@abajoelcodigo