El 30 de marzo fue el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar, por lo que es importante reflexionar sobre la situación de precarización en la que se encuentran.
Lunes 1ro de abril
El 30 de marzo se conmemoró el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar, sector que pese a la variada normatividad que regula su situación, ésta ha sido insuficiente para garantizar plenos derechos, pues no cuentan con las prestaciones y derechos laborales que requieren.
Las personas trabajadoras del hogar realizan distintos tipos de actividades como de limpieza, cocina, cuidados, entre otros. No obstante, a pesar de su ardua labor, no les son garantizados derechos básicos como a la seguridad social, vacaciones, aguinaldo, estabilidad en el empleo, etcétera.
En cuanto a las cifras, del total de 2.5 millones, casi un 70% de personas trabajadoras del hogar no tiene derechos laborales, según el Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía). Por otra parte, la mayoría percibe un salario mínimo, es decir, 7,440 pesos al mes.
Durante el actual sexenio ha aumentado la normatividad en materia de derechos de las trabajadoras, entre la que se encuentra la sentencia del amparo directo 9/2018 de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que estableció que el régimen especial de afiliación voluntaria de la LSS era inconstitucional. Luego se estableció el programa piloto en el Instituto Mexicano del Seguro Social. En 2019 se reformó la Ley Federal del Trabajo y se ratificó el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre las trabajadoras del hogar.
Los derechos que hoy se conquistan y son retomados en las leyes son reflejo de una larga lucha de las trabajadoras del hogar, además de que visibilizan lo que gran parte de las mujeres vivimos bajo este sistema: la opresión y la explotación. No obstante siguen siendo insuficientes, pues hasta la fecha solo el 2% de trabajador@s cuenta con seguridad social.
Con este panorama, no puede dejarse de lado que, a la negativa de derechos laborales que padecen las trabajadoras del hogar, se suman distintos tipos de violencia, pues en sus centros de trabajo pasan por maltrato, discriminación y acoso.
La precarización laboral constituye en sí misma un tipo de violencia económica contra las trabajadoras, puesto que estructuralmente se nos niega una serie de derechos para acceder a una vida y tratos dignos, como es el caso de atención médica y hospitalaria, descanso, recreación, estabilidad en el empleo, licencias de maternidad, entre otros.
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¿Qué podemos hacer?
A pesar de que en la Ley Federal del Trabajo se establecen claramente los derechos de las trabajadoras del hogar, la realidad es que no aplican. Incluso se ratificó el convenio 189 de la OIT, pero sin tener acceso a esos derechos, lo que da cuenta de que la normatividad no es más que papel mojado.
Ante esta situación, lo que queda es la organización de las trabajadoras del hogar y es necesario contar con un espacio para ello, de manera independiente del gobierno y partidos del régimen, en el que puedan discutir cuestiones como sus problemáticas cotidianas, laborales y sindicales –en el sentido de recuperar el sindicato y ponerlo al servicio de sus propias demandas-, así como políticas.
Desde la agrupación de mujeres y diversidad sexual Pan y Rosas hemos seguido de cerca sus problemáticas. Ante la necesidad de esta organización, las invitamos a luchar juntas por plenos derechos laborales y derechos como mujeres, que impliquen por ejemplo poder decidir sobre nuestros propios cuerpos.
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