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Red Internacional
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Tribuna Abierta. La táctica de Tsipras en la cárcel de los pueblos

El objetivo de Alexis Tsipras no es otro que conseguir un acuerdo “aceptable” para permanecer en la Unión Europea y el euro.

Miércoles 1ro de julio de 2015

Fotografía:EFE-ALEXANDROS.jpg

Este acuerdo se basaría en que la troika (FMI, Comisión Europea y BCE) aceptase reducir el castigo que le está infringiendo al pueblo griego a través de la reducción de salarios directos (nómina), indirectos (sanidad y educación) y diferidos (pensiones). Para esto la troika tiene que permitir que el Estado recaude más y pague menos a los acreedores. Para que esto sea una estrategia de futuro no es posible pagar la totalidad de la deuda por lo que se requiere una quita.

Nada izquierdista y descabellado para los cánones capitalistas es el proceder de Tsipras. Tanto es así que el gran demócrata Obama está a favor de una quita de la deuda y eminentes economistas de la burguesía como Paul Krugman y Joseph Stiglitz votarían “no” en el referéndum del domingo si fuesen griegos. El quid de la cuestión para la troika no está en llegar a un acuerdo “aceptable” con el gobierno de Syriza porque esto no sería el fin del camino sino el principio de otro, que el ejemplo de Syriza se expanda y sea seguido por otros partidos del sur de Europa lo que posibilitaría que las cínicamente denominadas políticas de austeridad se dejasen de implementar en la Unión Europea lo que llevaría a un nivel de menor explotación de la clase trabajadora y a una bajada de valor de la deuda que la burguesía alemana tiene como acreedora, dos hechos que debilitarían a la burguesía alemana en su lucha con las otras grandes burguesías planetarias.

No se trata pues de que seamos austeros para no despilfarrar energía, materias primas y servicios. No, la mal llamada austeridad es simple y llanamente una forma de acrecentar la explotación de la clase trabajadora y de los sectores populares en un momento en que la tasa de beneficio de la gran burguesía europea está a la baja por la competencia de las otras grandes burguesías por la sencilla razón de que el mundo se le ha quedado pequeño a la burguesía ya que no hay más mercados que repartirse y las fuerzas productivas existentes son demasiadas. Como de momento una guerra abierta y directa entre las grandes burguesías del planeta para eliminar las empresas excedentes y repartirse los vencedores los nuevos mercados no se ve aún como posible porque varias de esas burguesías tienen un poder atómico que hace estremecer al contrario, entonces hay que aplicar en el propio espacio “nacional” las políticas de austeridad sobre la clase trabajadora y los sectores populares.

Llamarlas políticas de austeridad es uno de tantos ejercicios demagógicos de la burguesía porque la austeridad socialmente entendida sería que el conjunto de los habitantes de un país o zona determinada se apretasen el cinturón para no despilfarrar nada de la riqueza generada. Pero esto no es así de ninguna manera, como puede serlo si los integrantes de los consejos de administración de las grandes empresas ganan “legalmente” 300, 400 o 500 mil euros al mes mientras el salario mínimo interprofesional más alto, el de Luxemburgo es de 1.874€/mes.

Pero por si esta diferencia no fuera poca, el salario mínimo más bajo, el de Bulgaría, es 158€/mes, que no le da a un burgués ni para una sola comida en un restaurante de los que frecuentan. Por lo tanto, llamarle a la política de recortes de salarios, prestaciones y jubilaciones “política de austeridad” no es otra cosa que una muestra más del cinismo de la burguesía para enmascarar en las palabras la brutal explotación de sus “ciudadanos” que hace en los hechos.

El problema que tiene ahora la burguesía que gobierna la Unión Europea es que no estaba acostumbrada a negociar con gobiernos que le dijesen “no” a su brutal política económica. Esto les ha cogido de sorpresa, solo hay que ver lo desencajado que ha salido a la palestra pública el Jean-Claude Juncker a decir que se siente decepcionado personal y políticamente con Tsipras. La verdad, razón tiene. No pensaba, ni él y sus afines colegas, que el líder de Syriza lanzase un órdago, un envite, de este calibre: un referéndum. Con este movimiento Tsipras ha demostrado que realmente tiene estrategia, que arriesga su jefatura de gobierno a una jugada. No es otra cosa el referéndum, si el domingo gana el “no” Tsipras sale reforzado políticamente a todos los niveles, a los ojos del pueblo griego y ante la troika. Si se hubiese sometido a los dictados de la troika estaríamos hablando de un cadáver político, que se vería rápidamente contestado en su propio partido y deslegitimado ante sus votantes. Si saliese el “sí” Tsipras tendrá que abandonar la jefatura del gobierno, pero aun así sería una derrota parcial que podría rentabilizar en un futuro no muy lejano porque la realidad económica y social de Grecia con el hierro de la troika no tiene futuro.

Que Tsipras tenga que hacer un envite para fortalecerse en sus negociaciones con la troika ya nos informa del nivel democrático que tiene la Unión Europea. Su BCE no está para ayudar a los pueblos a rentabilizar adecuadamente la riqueza producida sino para esquilmarla en beneficio de una sola clase. Si la UE fuese algo parecido a una Europa de los Pueblos habría un salario mínimo digno en toda ella, unas prestaciones de sanidad, educación y vivienda que hiciesen digna la vida de la mayoría social. Nada de esto existe, al revés, las diferencias de salarios y prestaciones son brutales del centro a la periferia. No sólo eso, inclusive los socios ricos, los que mandan, controlan la circulación de trabajadores en función de sus necesidades cuando la circulación de capitales va a la velocidad del sonido.

Tsipras tiene la estrategia de permanecer en el euro forzando a la troika a negociar. No obstante, lo que se está demostrando de una manera brutal a los ojos de la “ciudadanía comunitaria” -¿alguien se traga ya esto?- es que la Unión Europea es una cárcel para los pueblos. La cuestión está en que hoy organizaciones reformistas como Syriza no tienen otra estrategia que permanecer en la UE como mal menor. Ese es el gran problema. Salirse del euro se puede hacer con un gobierno que nacionalice la banca, las empresas estratégicas y que impida por ley la venta de su patrimonio. Claro, si se queda sólo ahí, si lo que quiere es levantar un Estado apoyado en la burguesía nacional va a ser más de lo mismo, sufrimiento de la mayoría social para que se fortalezca la burguesía griega pudiendo competir con la europea gracias a una brutal perdida de la clase trabajadora vía devaluación de la moneda nacional.

Pero ese camino no es el que necesita el pueblo trabajador griego, lo que necesita es tomar el futuro en sus manos socializando la banca, las empresas estratégicas y el comercio exterior, lo que desencadenaría una nueva primavera de los pueblos ya que se dispararía el imaginario social de la clase trabajadora europea y se pondría en el horizonte los Estados Unidos Socialistas de Europa, la Europa de los Pueblos.