Declaraciones de edil antofagastina desató oleada de repudio en la región. Choquehuanca por su parte trajo consigo a una numerosa delegación de modo desafiante. El gobierno por su parte terminó con visas diplomáticas bilaterales. Esto solo ha servido para fomentar y profundizar una opinión xenofóbica.

Sebastián Castro Director Colegio de Periodistas Antofagasta
Miércoles 20 de julio de 2016
Con la llegada de la “delegación Choquehuanca” al norte de Chile, se abrió un nuevo momento: el momento del fuego cruzado en las relaciones chileno-bolivianas.
Y es que este no es más que un nuevo choque entre los Estados y sus intereses pro empresariales. Nada se habla de la situación de los trabajadores portuarios y ligados al trabajo del mar, menos de los trabajadores bolivianos.
Karen Rojo, actual alcaldesa de la comuna de Antofagasta llamo “a actuar bajo la misma hostilidad, tenemos que actuar de manera hostil. Soy la dueña de casa, el mar y el territorio es chileno y las cosas se hacen bajo nuestras reglas” generando una oleada de notas en medios web, declaraciones por Twitter y un repudio generalizado.
Sin entrar en los detalles menores –y en un de próximas elecciones en nuestro país- esto sirve como caldo de cultivo para posturas de férrea defensa nacionalista. Un verdadero señuelo para inducir un modo grogui a cualquier cuestionamiento a la política regional y nacional.
Esta tensa diplomacia solo expresa las millonarias ganancias que entrega un puerto como medio final en la cadena productiva de los países exportadores. La sed de acumulación, sumado a una verborrea racista, genera un desencuentro que pone no solamente a los gobierno de frente sino que pone –por daño colateral- al pueblo trabajador ante dos elecciones: o estar de lado del país vecino y su reclamo de “soberanía”, sin cuestionarse a quién beneficia este salida; o en la posición chilena de defensa del mar basado en un tratado firmado en 1904 durante la guerra del pacifico 1879.
¿Quién gana con esto? ¿(La disputa) Puede traer beneficios económicos, políticos o sociales para los países y sus trabajadores? ¿Qué significa la consigna de “mar para Bolivia? Estas cosas fundamentales ponen al centro la necesidad de una tercera opción, una salida desde y para los trabajadores ¿en qué consiste? En poner bajo funcionamiento de sus mismos trabajadores los puertos de Chile para que los trabajadores de Bolivia puedan dar paso libre al mar en materia social y productiva. Esta vía, que los grandes capitalistas hacen –y harán- oídos sordos puede ser una salida a los distintos problemas.
Si bien Bolivia exige soberanía sobre el mar, en materia económica, mantiene altas ganancias respecto a su exportación en puertos emplazados en Chile. Este espacio es una disputa para reprochar a chile la falta de un “trato correspondiente” a su producto exportado. Bajo este argumento Choquehuanca regresaría a Bolivia con un abanico de razones para profundizar el odio.
Y no es de extrañarse encontrar al ministro Muñoz como el principal impulsor del argumento de la “falta de respeto” boliviana. Ya Insulza, agente chileno en la demanda marítima boliviana, declaró que el viaje de la comitiva solo “envenenaría las relaciones”. Un momento de fuego cruzado, un momento de adormecedores.
Mientras se desarrolla este teleserie, donde el odio y la diplomacia barata son pan de cada día, los comentarios frente a la “victimización” boliviana y, por otro lado, la “dureza” chilena deja la puerta entreabierta para nuevas declaraciones de carácter xenofóbico, ligados estrictamente a la visión de los grandes empresarios y sus políticos que hacen festín llamando a la unidad nacional contra el país vecino y viceversa.
Sin embargo, cabe recalcar que es un momento abierto, aun no se cierra con beneficios políticos ni para Chile ni Bolivia, solo queda esperar a los próximos movimientos y ver con que sutil maniobra nos encontraremos los días venideros.

Sebastián Castro
Periodista Audiovisual