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LITERATURA // RESEÑA. La tormenta perfecta, una mirada sobre Nocturno de Chile de Roberto Bolaño

Nocturno de Chile es una novela que invita a vivir en los álgidos procesos que transcurrieron en Chile durante el siglo XX, en las pesadillas de un cura aterrado por sus culpas y la tormenta que intentó arrasar un país.

Lunes 14 de septiembre de 2020 22:44

Roberto Bolaño, quien había ganado el Premio Herralde de Novela y el Premio Rómulo Gallegos, por “Los Detectives Salvajes”, publica “Nocturno de Chile” en el año 2000. El autor focaliza en la mirada de un cura, la representación de la Iglesia Católica y la literatura, aquella que prefería el horror de la dictadura militar chilena.

Chile y su tormenta
En las décadas de los ´50, ´60 y ’70, en el mundo se pudieron observar varios procesos revolucionarios. En Chile después de la Revolución Cubana, el imperialismo desarrolló toda su política, como en toda América Latina, con la llamada “Alianza para el progreso”, con la intención de que no ocurran levantamientos revolucionarios.

El gobierno de Frei bajo el Partido Demócratacristiano, con un programa capitalista, no logró más que asestar un gran golpe en la clase trabajadora y en los jóvenes estudiantes logrando acrecentar el progreso de la Unión Popular y su programa llamado “vía chilena al socialismo”. Así, Salvador Allende ganó las elecciones presidenciales de 1970 que originaron los mil días más decisivos de Chile, hasta el golpe militar del 11 de septiembre de 1973.

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La tormenta de Ibacache
La novela trata sobre la vida del cura Sebastián Urutia Lacroix, miembro del Opus Dei, la voz católica, según palabras del autor, que intenta escapar de sus culpas. La novela no posee capítulos ni puntos aparte, salvo uno para dar pie al párrafo final.

El relato comienza durante una tormenta, acompañado por un joven envejecido durante su relato, que lo ayuda a recordar la vida del personaje H. Ibacache, crítico literario y poeta, que escribe bajo ese seudónimo; mientras que la poesía la escribe bajo su verdadero nombre.

Al comienzo, percibimos el ambiente de Chile de los años ’50 donde viven los grandes dueños de la tierra y sus fundos, y los campesinos de duras manos por el trabajo. El cura, siente temor y asco por estos, prefiere no verlos, cada vez que se encuentra con ellos siente náuseas y está a un paso de desmayarse por lo que reflexiona:"Que Dios me perdone y los perdone. Almas perdidas en el desierto”.

Por el contrario, en compañía de los poetas y críticos de literatura se siente en pleno éxtasis y no puede sentir más que patria y lirismo, como aquel bautismo en el mundo de las letras.

Entre esos críticos se encuentra Farewell que sentencia en su frase el desprecio por los más pobres:“En este país de dueños de fundo, dijo, la literatura es una rareza y carece de mérito el saber leer”. Y esta frase vale por partida doble, en un sistema donde es más importante tener un fundo y poder económico que poseer varias lecturas de literatura carece de mérito, pero además quiénes son los que pueden leer en ese mismo sistema, porque aquel que critica el fundo y es crítico literario es el mismo Farewell, que vive en el fundo y se puede permitir tener una vida de lujos y es la clase a la que pertenece el crítico.

También conoce a Oido y a Odeim, dos empresarios, que si leemos sus nombres de atrás para adelante observamos las palabras “odio” y “miedo”, que lo envían a Europa para cotejar el sistema de conservación de iglesias y durante la dictadura militar le encargarán enseñarle marxismo al General Pinochet y a un grupo reducido de generales y represores de la Junta Militar, porque para la dictadura el marxismo era el enemigo de Chile y al cual había que derrotar.

Al poco tiempo Sebastián vuelve a Chile cuando gana Salvador Allende la presidencia, a lo que formula: “Aquello no había quien lo aguantara” y prefiere leer tragedias griegas, mientras narra de forma trágica toda la presidencia de Allende hasta el golpe de estado en el cual el cura siente paz.

La tormenta de mierda
Este es el título que deseó su autor para “Nocturno de Chile”, y que los editores prefirieron no publicar con esa declaración. Pero aquella tormenta nunca termina, aquellos recuerdos siempre vuelven a Sebastián, como dijo el autor se trata sobre las culpas del personaje, que lo atormentan cuando recuerda cada cara que conoció, cada cara que odió y amó, junto al joven envejecido, que quizás pueda ser el mismo, y todo vuelve a comenzar otra vez, sin punto aparte, en una sola línea hasta que se desata la tormenta de mierda.