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Red Internacional
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Represión. La tradición de “suicidar” a activistas y la urgencia de una investigación independiente en el caso de Ercilla ¡No confiamos en la justicia racista!

Madre e hija, luchadoras mapuche fueron encontradas ahorcadas en su hogar el pasado Viernes. El Sistema Médico Legal y el Fiscal descartan participación de terceros y aseguran que fue un suicidio. Sin embargo, sabemos que el "suicidar" a activistas ha sido una práctica recurrente para acallar sus voces. No hay ninguna confianza en la justicia chilena. ¡Exigimos una investigación independiente!

Jueves 13 de agosto de 2020

El pasado Viernes se encontró el cuerpo de dos comuneras y activistas mapuche, Iris Rosales y Rosa Quintana. Madre e hija fueron encontradas fallecidas, asfixiadas por ahorcamiento al interior de su hogar en Juan Pinoleo, Ercilla.

“La conclusión de las autopsias encomendadas al Servicio Médico Legal da cuenta que la causa de muerte de ambas mujeres es una asfixia por ahorcadura del tipo suicida” afirmó el pasado Sábado el Fiscal Enrique Vásquez, descartando en primera instancia la participación de terceros.

Sin embargo, el caso se enmarca en un contexto de brutal represión a comuneros mapuche, el fortalecimiento de la militarización en el Wallmapu, ataques racistas orquestados por latifundistas y sectores reaccionarios de ultraderecha como el que vimos la semana pasada en Victoria y Curacautín y las amenazas patronales, como es el caso de los camioneros.

Además, sabemos que durante varios años, los empresarios han tomado como tradición el “suicidar” a dirigentes sociales y medioambientales, lo que ha puesto en duda total las conclusiones del Servicio Médico Legal y Fiscalía. Porque además, las últimas semanas se ha puesto en cuestión el verdadero rol de la justicia chilena, una justicia que se caracteriza por ser clasista, racista y patriarcal. Una justicia que está al servicio de una minoría con el poder de todo: Los ricos.

Inmediatamente, las fallecidas madre e hija nos recordaron a casos similares muy recientes:

Hace casi cuatro años, un procedimiento similar se dio con el caso de “La Negra” Macarena Valdés, activista mapuche y medioambiental, quien dedicó su vida a luchar por la recuperación de las tierras ancestrales y contra las hidroeléctricas. El día previo de ser encontrada ahorcada en su hogar (22 de Agosto 2016), junto a su familia recibieron amenazas de parte de RP Global, una empresa a cargo de la hidroeléctrica que se intentaba instalar en el territorio. Recién en Enero del 2018 se dio a conocer que, efectivamente y como miles denunciamos, no fue suicidio, la asesinaron. “A la Negra la mataron”, una consigna que hasta hoy sigue vigente en busca de justicia.

También, un caso que remeció el país, “El Mecha” Alejandro Castro, dirigente del sindicato de pescadores S24 de Quintero y arduo luchador medioambiental. En reiteradas ocasiones recibió amenazas por teléfono y directamente de parte de Carabineros en una marcha asegurando que “lo tenían fichado”. Todo esto en medio de meses de intensas luchas en Quintero, Puchuncaví, Ventanas y comunas cercanas, denunciando la exposición de la salud de cientos de familias por la excesiva contaminación debido al las industrias que se encuentran en la zona. Fue así como, un 4 de Octubre de 2018, luego de una masiva movilización en la ciudad de Valparaíso, fue encontrado “El Mecha” fallecido, ahorcado a las afueras del metro de Valparaíso. Hasta hoy seguimos exigiendo verdad y justicia.

“La mimo” Daniela Carrasco, joven combativa y artista callejera, fue encontrada ahorcada en las cercanías de un parque de Pedro Aguirre Cerda, Santiago en plena rebelión popular el 20 de Octubre. Un caso que se convirtió en un símbolo contra la represión estatal durante la gran rebelión.

Y así, es como vemos que los “suicidios” de manifestantes y dirigentes sociales y sindicales, se han convertido en una tradición llevada a cabo por los empresarios en contextos de lucha contra la devastación capitalista, las cuales podrían afectar su bolsillo. Porque los empresarios y sus sicarios son totalmente capaces de asesinarnos para asegurar sus ganancias. Lo han demostrado en estos casos y a lo largo de la historia. Pero no solo son los empresarios, es toda una carga de responsabilidad del Estado, que le atribuye cada vez más facultades a los poderosos para hacer y deshacer como se les da la gana, fortaleciento también las instituciones represivas. Entonces, se pone en cuestión el rol que cumple el Estado Capitalista, una herramienta de opresión usada por quienes lo poseen todo para oprimir y acallar a la mayoría de la población.

No hay confianza alguna en la justicia chilena, que destaca por su carácter clasista, racista y patriarcal y velar por los intereses de los más ricos. Por eso es que se vuelve de suma urgencia levantar una investigación independiente a las instituciones estatales de las cuales ya conocemos su actuar. Para esclarecer el fallecimiento de las comuneras mapuche y que no quede en impunidad, como los casos que ya conocemos, ¡Investigación independiente ahora! y Paro Nacional en solidaridad con la lucha del Pueblo Mapuche, para enfrentar la represión y ataques racistas.

Son siglos de opresión hacia el pueblo Mapuche y pueblos originarios que tienen una raíz mucho más profunda: La responsabilidad del Estado Capitalista, y la necesidad de echarlo abajo. Por eso, es que también es urgente que los organismos ¡dejen su pasividad! es necesario un Paro Nacional en solidaridad con las demandas Mapuche, por la libertad de lxs presxs políticxs y en perspectiva de avanzar en la lucha de conquistar una Verdadera Asamblea Constituyente Libre y Soberana, donde ninguna institución esté por sobre esta y no haya veto que se imponga ante nuestras decisiones. ¡Para que podamos discutir de todo! Como la desmilitarización inmediata del Wallmapu y el derecho a la autodeterminación del Pueblo Nación Mapuche y todos los Pueblos originarios existentes en el territorio.